Las emociones son consecuencias
de ciertas situaciones de las cuales nuestra conducta ha formado parte de
ellas, aprendemos a “reprimirlas” en ciertas ocasiones, léase no expresarlas, o
en su defecto, a expresarlas en situaciones
en donde, si no hay reforzadores inmediatos, al menos no existen consecuencias adversas.
Las metáforas que se usan socialmente para explicar las conductas fuertes o su ausencia, como por ejemplo
“exploto de ira” o “se trago su rabia”
definen las situaciones en donde la persona ha aprendido que en ciertas
circunstancias adversas es mejor no hacerla para no salir lastimado. Es decir según
su historia personal, la persona sabrá que expresar de alguna manera sus
emociones es sujeto de castigo, por lo tanto, “lo pensara” antes de expresarla,
aunque más que una razón cognitiva para explicar esa represión, lo es la
cantidad de veces que esa persona ha sido castigada por expresar sus emociones.
Es un trabajo inútil del
especialista en el ámbito clínico enseñar a los niños técnicas para expresar
sus emociones, si las condiciones o contingencias ambientales en casa, escuela
o sociedad son adversivas, castigadoras, punitivas.
Fomentar las expresiones de
manera adecuada es mucho más que la enseñanza de técnicas para hacerla, es
abrir un campo en donde las expresiones así realizadas son bien recibidas,
aceptadas y respetadas. Fomentar en la familia la aceptación de que el niño también
puede expresar opiniones, enojos, y ver que esas situaciones contemplan el
respeto y la aceptación, y como no, la realización de las acciones con el fin
de que se cumplan esas expresiones emocionales. El niño también tiene derecho a
decir no, y ver que se respeta ese no, le reforzara para que más adelante
aumente la probabilidad de que siga expresando de esa manera.
En un ámbito social en donde la expresión
emocional se haga de manera inadecuada, “explotando de ira” y esta sea reforzada, la expresión adecuada de
emociones no tendrá mucho sentido para un niño, acabara por negar esas
expresiones emocionales por miedo al ridículo o situación adversa.
Si Ud desea que su niño exprese
sus emociones, opiniones o creencias, eso, no dependerá de que clase de emociones, opiniones o creencias, de su contenido
o de su significado, dependerá de la cantidad de castigo o premio que reciba
por hacerlo. Por lo mismo haga lo siguiente:
1. Fomente
el libre ejercicio del pensamiento y emociones sin castigarlas con críticas,
silencios o ausencias de atención.
2. Premie
cuando el niño se exprese de manera adecuada, si no lo hace corriga (ahí si
entra la técnica) y refuerce lo corregido.
3. Deje, en
lo posible –siempre es posible ir de menos a más con los niños -que el niño escoja
su ropa, colores, gustos etc. sin criticarlo ni direccionarlo.
4. Modele
las formas en que su hijo deba expresar las emociones, no pretenda que el niño
aprenda hacerlo bien, si sus padres “explotan de ira”.