SICARIOS
JUVENILES
Hemos visto en los últimos días como un
juvenil delincuente y asesino apodado “gringasho” a llenado las primeras planas
de los diarios y los titulares de los noticieros, y lo que asombra a los
desinformados es la juventud de este sicario que- con 17 años –según la policía- ya cuenta en su haber criminal con no menos de
seis asesinatos. Para la Ley este sicario juvenil aun es menor de edad, es por
eso que cuando sale en televisión se le
tapa la cara, puesto que según la Ley “hay que salvaguardar su integridad moral
para su reinsercion a la sociedad”. Así que ni Ud., estimado
lector, ni yo, conocemos al tal “gringasho” – y lo llamo por su apodo porque la
Ley tampoco permite que se conozca su nombre – así que si se vuelve a
escapar de la correccional, puede estar sentado junto a Ud. en cualquier medio
de transporte y no se dará cuenta. Además, de prisión efectiva solo le queda
como un año, para que vuelva a salir libre, siempre según la Ley.
Es necesario que se revise la Ley y cambiar
eso de que el menor de 18 años es inimputable y el delito que realice es solo
una infracción a la Ley. Alegan que el adolescente menor de 18 años es irresponsable
de lo que hace y no tiene medida cuenta o conciencia de la magnitud de sus
actos delictivos. ¿Cree Ud., que el apodado “gringasho” no tuvo medida cuenta de
sus robos y asesinatos y que no tuvo conciencia cuando mato a una persona, que
mato a un ser humano?.
Lo que quiero decir es que cognitivamente, los psicólogos
evolucionistas consideran que el ser
humano es capaz de desarrollar el pensamiento abstracto
funcional desde la adolescencia temprana, es decir, desde los 13 o 14 años. El joven a esta edad puede ya usar la razón,
no solo a la manera conductual, es decir, mediante la acción, sino, manejando símbolos aislados o en grupos
de proposiciones relacionadas entre sí, el pensamiento lógico se desarrolla
creando hipótesis y comprobándolas, comparando esos resultados con sus
proposiciones, en verdad, no hay diferencia o cambio cualitativo en el
pensamiento del adolescente y del adulto,
ambos han alcanzado el nivel superior de pensamiento. Claro que en el adulto,
ese nivel se afianza aun mas con nuevos conocimientos, estudios y experiencias
desarrollando el nivel, sin embargo ya no hay mas estadios o fases al cual
se tenga que llegar.
No se trata de que si la persona que comete
un delito es adolescente o adulta, los dos están en capacidad de reconocer sus
actos, porque lo que se trata es del acto en sí, de la conducta delictiva, su
gravedad y sus consecuencias, también se trata de saber que si el que comete la
conducta delictiva está en contacto con la realidad y tiene conocimiento de lo
que hace o es un enajenado o enfermo mental que por su misma condición esquizofrénica
o trastorno neuro-biológico está en la imposibilidad de contener sus impulsos.
Ninguno de estos casos es del llamado “Gringasho” y de la gran cantidad - que
va en aumento - de adolescentes que cometen crímenes y asesinatos a sabiendas
que la sociedad occidental, fiel a su estilo protector, minimizara sus actos y
su capacidad de saber si lo que está haciendo está bien o mal, poniéndole al
nivel de un niño de cinco años. Esto le refuerza el modelo que imitan y por el
cual aprenden.
Si la cuestión pasa por lo moral, generalmente
el delincuente juvenil percibe las
reglas como flexibles, lo que le refuerza el hecho de que la sociedad piense
que aun no se da cuenta de lo que hace, el delincuente juvenil también cree
tener la razón al pensar que es una víctima de la sociedad por sus carencias
materiales, lo que le valdrá para “vengarse” de ella.
Es hora de que el Estado aplique políticas contra
la delincuencia juvenil atacando las causas y las circunstancias que mantienen
y refuerzan la conducta delictiva, hay que implementar intervenciones psicológicas
o reeducativas para reinsertarlos a la sociedad, a la par que dar sanciones
ejemplares según el delito.