viernes, 25 de marzo de 2016

SIEMPRE MOTIVAR, NUNCA CRITICAR

Educar y formar a un niño o a una persona en general es un proceso muy complicado, entran muchas variables empezando por nosotros mismos, cuestiones emocionales, creencias etc, y no siempre se puede hacer los conceptos que dan titulo a este artículo. Pero no se sienta mal, es así y así será la  mayoría de las veces. Lo importante es centrarnos en la conducta que queremos que  se repita, caso contrario seriamos controladores de todas las conductas y eso no puede ser ni por un problema práctico ni por un asunto ético ni moral.

¿Qué quiero decir con  siempre motivar?  La motivación entendida desde un punto de vista de impulso desde dentro de la persona,  no nos sirve en un primer momento, incluso, ese supuesto impulso iniciador es provocado desde fuera con un estimulo.

¿Qué es un estimulo? Es todo, las palabras, el ejemplo, los gestos, el estimulo, la forma de hablar, la forma de comunicarse, es todo, incluyendo por supuesto las cosas que pueden ser aversivas para la persona.
¿Qué quiero decir con nunca criticar? Para el caso especifico de iniciar conductas es no castigarla, la crítica en este sentido puede ser todo estimulo que haga que la conducta no  vuelva aparecer.

En el análisis funcional de la conducta se va mas allá de las definiciones tradicionales., así, una crítica puede a veces motivar y otras desmotivar. Cuando motiva pasa a ser un reforzamiento, cuando desmotiva pasa a ser un castigo, y también lo que creemos pueda ser una motivación, dependiendo de la forma que la presentemos, puede convertirse en un castigo o efectivamente una motivación, no es difícil de entender, un ejemplo nos aclarara las cosas.: “Si Juan va a una piscina y no está seguro de tirarse desde el trampolín, las burlas de sus amigos pueden ayudarlo a decidir tirarse para evitar la crítica, en este caso la crítica se volvió un reforzador.  Ahora bien si queremos que Juan inicie la conducta de leer y le damos golosinas, puede ser que inicie la lectura, pero de tanta  golosina sin un programa de reforzamiento previo, puede ser que la golosinas lo sacien y entonces se convertirá en un estimulo aversivo o al menos perderá su poder reforzante.

¿Qué hacer? Motive y refuerce, dele ejemplo hágalo Ud. y vea si su niño lo repite, si lo hace premie con una sonrisa, abrazos,  algo tangible, hágalo sentir bien cuando lo haga, es más probable que lo vuelva hacer, Ud no sabrá si le “gusta” a su hijo hasta que lo vuelva hacer, es en esa oportunidad en donde debe seguir reforzando cuando la conducta aparece, después espaciar el reforzamiento a cierta cantidad de conductas y después reforzar de forma aleatoria cuando aparezca la conducta. Si lo hace mal, o no lo hace, no critique, no juzgue, no le diga nada aversivo, presente de nuevo la conducta con el ejemplo y refuerce si aparece.

Los padres hacemos esto sin un programa, de forma aleatorio o cuando estamos de buen ánimo, por eso es difícil establecer y mantener conductas adecuadas en nuestros niños, por el contrario sin quererlo y sin saberlo reforzamos de la misma manera conductas inadecuadas.




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