viernes, 20 de septiembre de 2019

Estudiante que se resiste a hacer actividades en clase



A veces el profesor se encuentra con niños que se ponen desafiantes, se resisten a cumplir las disposiciones del salón y retan al profesor a obligarles hacer tareas o actividades en clase. En este caso no es efectivo ni adecuado enfrentarlos ni caer en su provocación.

Lo que el profesor debe hacer es darle alternativas de solución al estudiante rebelde. Cuando se va a realizar la actividad en clase y el estudiante se resiste, decirle en forma clara lo que sucederá si se hace la actividad y que sucederá si no se realiza la actividad.
Hay que decirles de forma clara las consecuencias de la conducta de no hacer la actividad en clase.

Cuando hable de las consecuencias no hable de “castigo” haga referencia e indique que no se obtendrá recompensa o se cortara el acceso a ella o habrá ausencia de recompensa.

Si el estudiante hace la actividad en clase refuerce según sea el caso o deje seguir, si no lo hace no pelee con él, simplemente controle corte o anule el acceso a alguna recompensa.

martes, 10 de septiembre de 2019

El adolescente en la Edad Media y la Edad Moderna.


En las diferentes edades de la historia desde la edad antigua hasta la edad contemporánea, entre la primera comunión y el servicio militar para los chicos, y el matrimonio para las chicas, siempre se ha considerado a una etapa llamada “critica” la adolescencia. Buffon decía que la pubertad acompañaba a la adolescencia, Rousseau oculto a la adolescencia bajo la crisis de la pubertad y dedico todo el capítulo IV de su obra “Emilio” en ver la forma de calmarla y controlarla. El mismo Tolstoi en la literatura del siglo XIX en su obra “infancia y adolescencia” dice saber que en esa etapa del desarrollo el chico es más propenso a cometer crímenes e incendio y admite que el mismo ha tenido esas ideas sin culpa y ha tenido curiosidad solo por el hecho de hacerla.
Pero ya en la edad moderna el peligro de la adolescencia se circunscribe a dos puntos:  la rebeldía y a la práctica sexual. La sociedad se ve amenazada por la conducta sin control ni responsabilidad del adolescente, que ve por todos los medios poder controlar mediante el castigo el rechazo y la soledad, en el mejor de los casos con instituciones de internado, cortes de justicia especiales, colegios y programas de educación orientadas al control y sociabilización del adolescente, también a protegerlo de la consecuencia de la actividad sexual descontrolada que de paso a la masturbación y la reproducción no deseada, a la violación, incluso al sadismo con animales y con chicas indefensas.  Michael Foucault observa que los médicos –los observadores del cuerpo-  tienen algo de culpa en la obsesión que se desarrolló en esa época de cuidarlos del sexo y sus consecuencias, la homosexualidad latente, así como la masturbación eran culpa de los internados, la homosexualidad dejo de ser delito, pero se convirtió en una enfermedad mental como trastorno de la sexualidad.

La medicina hace tratados, manuales sobre cómo tratarlos, medicamentos y brebajes, la sociedad lo ve como amenaza es considerado un narcisista y vago nato, impulsivo comparado en ocasiones con la impulsividad de los epilépticos.

Intentos de trasladar la educación de la escuela a la casa bajo la atenta mirada del padre y la madre tuvieron adeptos principalmente en Inglaterra que bajo una institutriz se le daba los conocimientos que exigía la educación de clase media hacia arriba. De la claustraciòn domiciliaria para controlar al adolescente “en crisis” se pasó a los internados que no gozaban de buena reputación entre los estudiantes que lo sentían asfixiantes y aburridos, pero era  uno de los modos que se tenía en esa época para separar a los hijos de lo mundano y vulgar de la relación con los otros.

Se culpaba a los internados del inicio y desarrollo de la masturbación y de la homosexualidad activa y latente, el onanismo solitario era la regla, el placer mutuo la excepción. La clase media culpa a los internados de la disminución viril de la época, de la feminización de la juventud, de la cobardía ante la Revoluciona francesa y hasta de la despoblación de Francia.

El cariño que se prodigaba al niño se alejaba del adolescente siempre visto como un rebelde sin causa, si por acciones familiares el adolescente se componía se ponía a trabajar y aportaba dinero a la casa desde los 15 años, ya en sus 18 podía independizarse pagar pensión o aportar un porcentaje de sus ingresos a la casa. Desde una visión transversal el concepto del adolescente no ha variado mucho en nuestra época, si bien es cierto se hace esfuerzo por mejorar las condiciones educativas desde el Estado hasta la convivencia familiar con leyes que lo protegen, la adolescencia aun es vista como una etapa crítica de transición y que merece verse desde el punto de vista psicológico, comprenderla, conocerla y acompañarla en su crecimiento hacia la adultez.


lunes, 9 de septiembre de 2019

Juegos para mantener la disciplina


Siguiendo el tema del artículo anterior sabemos que ignorar la conducta problemática de un alumno no es algo que el profesor esté dispuesto muy a menudo a realizar, ya sea por actitud del propio profesor o por lo que es más a menudo, que los problemas de disciplina involucran no solo a un niño sino a varios cuando no a todo el alumnado o grupos.

Obviamente cuando es solo un alumno se hace más fácil aplicar la técnica de la  extinción, pero cuando son varios es aplicable otras técnicas de modificación de la conducta grupal, que en su esencia no es diferente a las técnicas que se aplican individualmente, sino que tienen más alcance y llegan a modificar conductas a mayor número de alumnos, es más, pueden ser aplicados paralelamente las técnicas de modificación de conducta en grupo e individualmente, por ejemplo aplicar una técnica de modificación de conducta en grupo mediante el juego, mientras se ignora la conducta problemática de un alumno y/o se refuerza la conducta deseada de otro.

Parafraseando la frase de Wallon “El juego es cosa seria” ya que sirve como aprendizaje y en ocasiones bien aplicada como modificación de conducta en grupos además en el juego en el salón de clase puede ser aplicado otras técnicas como el reforzamiento y la economía de fichas.

El juego de portarse bien es una técnica que consiste en separar en dos grupos a los alumnos y hacer competencia de que grupo cumple la conducta deseada o exigida por el profesor, desde conductas académicas hasta conducta de disciplina, especificar reglas, reforzamiento y castigo.

La sensibilidad al estrés en los niños con Trastorno Negativista Desafiante.

  La etiología del trastorno negativista desafiante, en adelante TND, son múltiples, por un lado, la herencia que según algunos estudios pod...