La comunicación humana tiene un
lenguaje que es, o puede llegar a ser abstracto, cuando me refiero a este término,
me oriento no a su acepción conceptual – sin la cual, la comunicación humana
seria más larga y dificultosa - si no a que puede llegar a ser lo opuesto a lo
concreto o intangible, y a que en la mayoría
de las veces, su aplicación práctica es imposible, nula o sometida a muchas interpretaciones. En psicología
ocurre algo parecido, los diferentes enfoques entrampan el entendimiento de
muchos colegas que usan términos que pueden ser interpretados por el sentido común,
y como ya se sabe – la inteligencia y la razón parece ser una de las riquezas
mayor distribuidas en el mundo porque todos creen tener lo suficiente – muchas personas,
incluyendo padres, maestros y psicólogos, le dan su propia interpretación y
creen tener la razón.
Consideremos algunos problemas
que se presentan en el tratamiento, Jorge es un “ludópata” y su esposa quiere
ayudarlo a dejar de serlo. María es obsesiva compulsiva, el señor de la tienda
es gruñón con los clientes, la señora que dice que su hijo de quince años es
flojo por qué no tiende su cama y no le ayuda en los quehaceres de la casa, la
maestra que quiere aumentar el potencial de sus alumnos y en especial el de José
por que le “ve” que puede “rendir mas” y necesita una educación especial,
Renato de diez años es hostil y así le hicieron ver en el colegio a los padres,
estos no están de acuerdo por que “él no es así”. El sentido común puede dejar
entender estos términos, pero tal vez habrá
dificultad en alguien que observe a estos personajes por ejemplo: Jorge dice
que solo va los fines de semana al casino y que lo hace porque se des estresa
de esa manera, tal vez el muchacho de
quince años es flojo pero le gusta jugar futbol y para eso si es bueno y muy interesado,
se levanta temprano, se baña se viste con sus implementos deportivos va a
comprar el desayuno porque su entrenador le dijo que debe alimentarse bien etc.
María dice que no es obsesiva ya que de verdad ocurren muchos accidentes según los
medios de comunicación. Renato dice que responde así solo a veces y cuando sus amigos le hacen
bromas pesadas. Y el que reparte pan
dice que el señor amargado de la tienda no lo hace con todos, solo se enoja
cuando le pagan con billete grande de a cien artículos que cuestan tres a cinco
soles.
Cuando se hace un tratamiento
conductual se reduce al mínimo los problemas planteados anteriormente, los
desacuerdos dan paso a términos y objetivos concretos y dirigidos a objetivos
observables. Términos como “ludópata” “obsesiva-compulsiva” “flojo” “gruñon” “hostil”
no nos permite establecer objetivos y mediciones confiables en el cambio de
conducta, ya que después del tratamiento el adolescente será ¿“menos flojo que
antes” “Jorge habrá disminuido su obsesión compulsiva” en qué consistirá la educación especial de
José cual es el objetivo “alcanzar una educación integral”? .
Como en un programa o tratamiento
conductual, se trata de alcanzar la conducta meta, esta, debe ser descrita en términos
objetivos. ¿Qué debe llegar hacer José para
saber que tiene potencial, hacer más tareas de lo habitual, hacer más
operaciones matemáticas, resolver más problemas? Al señor “ludópata” sería
bueno hacer un programa para que disminuya su asistencia los días sábados para
empezar o disminuir las horas de permanencia en el casino, esto es más medible
que decir que es “menos ludópata que antes”. Renato tendrá que disminuir a cero la emisión de
lisuras y aumentar las quejas asertivas a su maestra, en vez de decir que deje
de ser hostil. Al adolescente se le reforzara con mas horas de futbol si
arregla su cuarto cantes de irse a hacer deporte. Estas metas nos orientan y
ordenan términos y conceptos, evitan conceptualizar problemas como enfermedad o
etiquetarlos con términos que después pueden influir en su manera de pensar o
aceptarse, son términos propositivos por que en su mayoría buscan la aparición de
nuevas conductas.
Así que mi recomendación es que
cuando quieran etiquetar a sus hijos o familiares, mejor lo hagan nombrando la
conducta que quieren que cambie, disminuya o aparezca.