martes, 18 de octubre de 2011

¿EXISTE EL LIBRE ALBEDRIO?

El libre albedrio podemos definirlo como la libertad de hacer algo a plena voluntad, sin causa o razón. Podemos conceptuar la libertad en física y moral, muy aparte de la libertad física que se entendería como el hecho de no tener impedimento físico, barrera u obstáculo para hacer algo, el presente artículo se basara principalmente en la libertad moral.

El tema del libre albedrio abrió una brecha en la responsabilidad celestial sobre la existencia de la maldad en este mundo, trasladando esa responsabilidad a la decisión del ser humano; pero desde que san Agustín dio inicio a esta doctrina, la envolvió en un oscuro sin sentido desde el inicio. Si el hombre es obra de Dios, y todo lo que se mueve en el mundo también es a voluntad de Dios ¿Cómo es posible que el hombre, ese ser pecador, débil y maligno, tome una decisión por encima del creador que lo ha puesto en este mundo? ¿Acaso Jesús en sus predicas tomo esa doctrina del libre albedrio como una opción del hombre para entrar al cielo? o solo es un doctrina pagana hecha para devolver la fe a los cristianos que la habían perdido en  la Iglesia Católica. Desde el inicio, envuelto en un manto nada claro y religioso, pareciera que tomo valor en su época hasta la llegada del racionalismo que la cuestiono. Pero como sabemos, Jesús no hablaba del libre albedrio, para  El, solo había un camino celestial, el hacer la voluntad de su padre, punto. Así, desde el punto de vista religioso  el libre albedrio no tiene ningún sentido, más bien iría en contra de la magnanimidad de Dios y las sagradas escrituras. Incluso Lutero dijo: Aquellos que sostienen el libre albedrio les advertiré que tal afirmación  implica al mismo tiempo negar la existencia de Cristo”. El padre de la Iglesia san Agustín nos dice en su libro “De libero arbitrio” “Dime ¿no es acaso Dios el autor del mal?..........y puesto que vemos a Dios como principio de  todos los seres, y no siendo el autor del pecado, nos cuesta comprender que las almas, al hacer el pecado, y habiendo sido las almas creadas por Dios, no se le atribuyan a Él, el principio de dichos pecados”. Lo que llevo a san Agustín a contradicciones religiosas sobre otorgarle el libre albedrio al hombre sin despojarlo del pecado original.

Schopenhauer en su Ensayo del libre albedrio  opina que la responsabilidad moral de la decisión del hombre es inadmisible sin recurrir al principio de la Aseidad, que vendría a ser el atributo de Dios que le permite al hombre existir por si mismo y ser su propia obra; así, con el libre albedrio se perdería el origen del mal, o en su defecto no estaría nada claro, si es creación divina o simple cualidad humana negativa, si es lo segundo, decidir hacer el mal nos libraría del infierno.

Ahora bien, desde un punto de vista más terrenal podemos preguntarnos ¿Somos libres de hacer lo que nos venga en gana? Podemos pensar que esa “gana” viene de  nuestra conciencia, pero también podemos pensar que  el hombre al ser un sujeto impregnado en el sistema natural de las relaciones de variables, la producción cognitiva de esa conciencia inclusive, tiene que estar de acuerdo a esas relaciones de variables, es decir a la causa primera de una decisión, osea, lo que yo decida, se debe a una causa anterior, porque ningún efecto tiene existencia sin la causa que la precede. Schopenhauer cita a Hobbes y su obra Questiones de libértate et Neccesitate donde dice “Ninguna cosa tiene origen en si mismo sino en la acción que sobre ella libra algún otro agente inmediato. De modo que cuando alguien se inclina hacia algo frente a lo cual no mostraba deseo ni voluntad, no debe buscarse ello en algún movimiento de su voluntad, sino en la acción de algún agente que ha obrado”. Spinoza concuerda con Hobbe, cuando en su obra Ethica nos dice “ La voluntad no puede ser llamada causa libre, sino causa necesaria………toda cosa existe necesariamente por una causa exterior, y obra conforme a una ley determinada.”  Voltaire con su característica ironía nos dice “Sea como fuere el libre albedrio,….. , está fuera de toda duda que las manifestaciones de ese poder, ósea las acciones humanas, se determina todas ellas del mismo modo que los otros fenómenos de las naturaleza, es decir por leyes naturales de orden general”. Sin ser un reduccionista naturalista, me parece ver una similitud muy cercana entre estos conceptos y la psicología conductista, incluso con la cognitiva. A cualquiera de las dos se le puede aplicar estos principios, en la conducta, estimulo – respuesta y en lo cognitivo  la causa de tal o cual pensamiento, se debería a un pensamiento que lo precede y ha sido reforzado.

Pregúntese si su decisión se debe a una cosa voluntaria, o está tomada bajo condiciones que someten esa decisión a cuestiones de consecuencias para usted o los suyos.

Podemos concluir que  el libre albedrio es un concepto por lo demás, confuso y casi invisible, nuestra voluntad aun sintiendo que la decidimos por nosotros mismos, está dirigida por alguna circunstancia o en su defecto, por cuestiones medibles, manipulable e  influenciables, nada nace de la nada, todo tiene un precedente,  hasta el libre albedrio

La sensibilidad al estrés en los niños con Trastorno Negativista Desafiante.

  La etiología del trastorno negativista desafiante, en adelante TND, son múltiples, por un lado, la herencia que según algunos estudios pod...