La
terapia de activación conductual forma parte de un conjunto más amplio de
terapias conductuales denominadas de tercera generación, se basa principalmente
en el principio de que para combatir la depresión no se debe esperar cambiar
los pensamiento o emociones, sino que se debe reactivar al paciente fomentando
y programando actividades que tengan reforzamientos contingente naturales, las
emociones y pensamiento cambiaran conforme las actividades del paciente se
desarrollen.
Principios
de la terapia de activación conductual
Un principio
en que se basa la terapia de activación conductual es del reforzamiento
positivo, de hecho, una explicación conductual de la depresión es que esta se
mantiene por déficit de reforzamiento positivo, aumentando estas por las conductas
observables que el paciente haga la depresión desaparecerá.
Otro principio
es la ley de igualación de Hersntein que dice que la tasa de relativa alternativa
de respuesta es igual a la tasa de reforzamiento para esa alternativa, traduciendo
a un lenguaje más simples esto quiere decir que si los beneficios por presentar
depresión son mayores que las perdidas la depresión seguirá presente, en
consecuencias haciendo que los beneficios sean menores que las perdidas las posibilidades
que la depresión de revierta está presente.
En la
fase de evaluación como es habitual los auto registros sirven como línea base, además
esta los cuestionarios EROS que mide el reforzamiento ambiental, BADS que
identifica dimensiones como rumiaciòn, activación, evitación, trabajo, estudios
y en cuál de estas necesita más actividades.
Efectividad
La evidencia
empírica Hopko, Lejuez, LepPage (2003) nos dice que en unidades psiquiátricas
esta terapia es superior a la terapia psicológica de apoyo, y al tratamiento
hospitalario. Se evidencia mejora también con pacientes que tenían comorbilidad
con el Eje 1 del DSM-IV con trastorno de angustia y fobias, además con pacientes
por estrés post traumático.
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