Las funciones ejecutivas son
habilidades de tipo cognoscitivo que implican un control y autoregulación de la
conducta, permiten también hacer planes, metas y objetivos y anticiparse a ellos, detectar errores y enmendarlos. La
base neurológica está en la corteza pre frontal y sus ramificaciones talamicas.
Sin embargo este sistema de la corteza pre frontal tarda en madurar, en
realidad es la última que llega a un plano de desarrollo pleno recién alrededor
de los 16 años a veces a más edad. Sin
embargo es a la edad de seis a ocho años el niño puede estar adquiriendo la
habilidad de auto regular su conducta incluso sin supervisión y si está
acompañado de la función reguladora del lenguaje interior sería mucho mejor
(algunos lo llamaran consciencia).
Pero aun así, el niño aun puede
mostrarse inquieto, juguetón y muy movido, ya que la maduración que tiene que
llegar mediante la mielinizacion (sustancia –mielina, que recorre el sistema
nervioso y que lleva información, estímulos e impulsos a los axones neuronales).
Es interesante saber que los
niños pequeños, digamos de 4 años, pueden dirigir algunas conductas mediante la
autoregulacion verbal de “hacer algo”, pero, y esto es muy importante, no
responden a la autoregulacion negativa, ósea, “no hagas esto”. Quizás por esta razón
los niños pequeños no dejan de hacer cosas que se le dicen que no haga.
La organización de las funciones cognoscitivas va de menos a mal,
va lento y progresivamente desde operaciones concretas hasta conceptuales que
contengan el valor tiempo, este último valor, el tiempo, por lo general no es
comprendido en niños menores de ocho años, salvo que se le de instrucciones
muy, muy simples. La atención sostenida por ejemplo, se desarrolla aun entre
los siete y diez años. Siendo tan complejo el diagnostico frente a un niño con problemas
de atención, debemos tener interés si este problema se debe a un desarrollo
normal o una deficiencia de las funciones de la atención y concentración.
Para esto podemos valernos del
desarrollo de las funciones ejecutivas del niño, por ejemplo la fluidez verbal,
que evidencia un plan, orden u organización para narrar una historia, veremos
entonces el contenido y el curso lógico de la narración. Un niño con déficit en
las funciones ejecutivas narrara de manera desorganizada un cuento o alguna
experiencia pasada, ya que el lenguaje en la narración requiere meta cognición
y cierto control ejecutivo. Aparte de la atención debemos de fijarnos en la
actividad motriz del niño, una hiperactividad se produce por
una deficiencia en la inhibición de conducta y del control de impulsos.
En las pruebas de inteligencia
como el WISC R existen índices de funciones ejecutivas y funciones verbales,
que nos pueden ayudar de acuerdo a la edad del niño, si existen problemas de maduración
o funcionalidad de las funciones ejecutivas, sin embargo es la observación clínica
y la experiencia lo relevante para determinar si un puntaje bajo requiere un diagnostico
que incluya evaluación neuropsicología.