La edad en las diferentes especies
que pueblan este planeta es una forma de saber a qué grado de desarrollo
corporal ha llegado tal o cual organismo, más que nada, es un indicador de
desarrollo físico, de cambios corporales, cambios también en las funciones de
ciertos órganos, como el sexual en el adolescente, el crecimiento de los
pectorales y la gravedad de la voz. La madurez desde su acepción física, acompaña
también los cambios producto de la alcanzar cierta edad cronológica. Sin
embargo, la acepción de madurez en el sentido de ser una forma de pensar,
sentir y actuar, va por camino separado de la “madurez cronológica”.
Este significado de madurez
implica cierta forma de enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana, esta
forma de enfrentamiento conlleva como se dijo cierta forma de pensar, sentir y
actuar frente a los problema orientados a su solución, a hacer uso de derechos
y deberes así como asumir las responsabilidades
que esto lleva, sin pretexto ante el error, sin miedo, ni evasión ante las
responsabilidad, aceptando errores y rectificando los mismos para el
aprendizaje. Para que se dé esta acepción, el miedo, la ansiedad u otro
problema o síntoma psicológico, no debe ser por padecer algún trastorno psicológico.
La madurez en este sentido no
siempre se ve en gente madura cronológicamente, vemos a diario adolescentes que
presentan conducta inmadura y muchos de ellos conducta madura, como aquel que
soporta la presión de grupo, y dice no
ante invitaciones que pueden perjudicarlo como aceptar drogas o licor. No en
todos los adultos se ve tampoco conducta madura, y si elevamos la valla social
para medir esta madurez, los adultos nos veremos peor que los adolescentes.. Un
requisito social para decir que una persona es madura, puede ser el respeto a
las normas sociales, de transito y de convivencia, aspectos que muchos de
nosotros no alcanzaremos probablemente de manera aceptable. La emoción, su intensidad,
estabilidad y expresión sirve muchas veces para catalogar a una persona de madura
e inmadura dependiendo de las circunstancias.
En las sociedades tribales la
madurez llegaba cuando el joven era capaz de hacer ya la labor adulta, según Eliade,
el joven pasaba los rituales de iniciación al tomar parte por primera vez en
los sacrificios humanos y en la caza de cabeza, asi como poseía ciertos
atributos materiales como herencia de familia. Esta transición en la madurez eran
fases de la vida sagrada. En el Imperio de los Incas no existía un cómputo del
tiempo para las edades. Según Marie Rostworowski, al investigar los censos
incaicos, Rowne (1958:503 y 519) se percato que los Incas no contaban las
edades por años y que las personas se clasificaban no por su edad cronológica,
sino por sus condiciones físicas y su capacidad para el trabajo.
Los tiempos modernos son de protección
al niño y adolescente, la madurez e inmadurez en este sentido se deslizan cerca
a una línea muy delgada, aunque todo se encierre en la historia de aprendizaje,
que lo ayude a enfrentarse a los problemas futuros con responsabilidad.