miércoles, 25 de julio de 2012

¿El valor de la verdad ?





Le pregunto entonces Pilatos: ¡Así que tu eres rey?

Jesús le contesto: Tú lo has dicho, soy rey. Yo nací y vine al mundo para decir lo que es la verdad.

Pilatos le dijo: ¿Y qué es la verdad? (San Juan 18-37)


Jesús no contesto a la pregunta de Pilatos, al menos la biblia no lo anota como dato relevante, sea como fuere, el concepto de la verdad es otro de los grandes misterio que nos dejo Jesús, aparte de lo cierto o no de su resurrección. Religiosidad aparte, y siendo más mundanos, diremos que no existe ningún órgano ni lóbulo cerebral que se active o emita ondas electromagnéticas cuando una persona dice la verdad o mejor dicho una verdad o una mentira, si así fuera, la vida en este mundo sería más llevadera. Pero de arranque le diré a aquellos que se den la molestia de leer este articulo que no, no hay órgano que se active. Ese aparato que está conectado a nuestro brazo o cabeza con conexiones que nos asemejan a un ciborg universal, y al que llaman el polígrafo o el detector de mentiras, es eso, solo una mentira. Aunque parezca que está respaldado por estudios o investigaciones cuasi científicas, los resultados del polígrafo no pasan de ser meras interpretaciones de lo que“posiblemente esté ocurriendo con la emoción y la respiración del candidato cuando responde a ciertos tipos de preguntas “Lo que no está nada claro, es cómo podemos relacionar respiración, sudoración y galvanizaciones de la piel –que es lo que mide el polígrafo - con un concepto semántico, abstracto, pragmático, idealista y correspondiente, como puede ser la verdad o las distintas verdades que pueden coexistir.
El polígrafo es un instrumento que mide las respuestas fisiológicas derivadas de la relación entre pensamiento y emoción, es decir, la influencia del pensamiento sobre la emoción es directamente reflejada en sensaciones, esa evocación emotiva tiene entre una de sus características cambiar la homeostasis fisiológica que queda registrado en las variaciones que marca la maquina con una serie de gráficos puesta sobre un papel que nos indica que la persona que está conectada a la maquina, tiene una sensación que podría derivarse de una frase u oración que es o no verdad. Pero realmente esto es muy difícil de probar. Vayamos a dar un paseo por la senda de algunos enfoques de la verdad que existen en la era moderna para ver donde podemos encajar esta farsa.
La concepción clásica de la verdad aristotélica, escrita e impuesta en su “Metafísica” nos dice que: “Decir de lo que es, que no es, o de lo que no es que es, es falso. Decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es, es verdadero”, por eso me resulta extraño cuando oigo decir, “No soy nadie” esta frase de acuerdo a Aristóteles, resultaría falsa por que “si es alguien”, debido a que es la negación de lo que es.

Para la verdad pragmática el valor de una verdad, mejor dicho la verdad, es todo aquello que pueda ser probado, verificado y corroborado, lo que no se puede probar no sería verdad. Para William James la utilidad de la verdad es una característica intrínseca de esta, es decir, es útil porque es verdad y es verdad porque es útil. La utilidad para Shiller y Dewey esta bajo el concepto de ¿vale la pena o no vale la pena decir, actuar o saber la verdad? ¿Nos llevara a algo que nos alimente la experiencia? es de comprender que la verdad para el pragmatismo debe tener su adecuación a la realidad, es digamos, un materialismo práctico dirigido a fines últimos que son validos para la experiencia.

Para la teoría de la correspondencia, la verdad consiste en su adecuación, acuerdo o correspondencia a la realidad, es decir “si digo que me he bañado esta mañana” esta verdad debe estar correlacionada con la conducta de haber ido al baño, sacarse la ropa, abrir la ducha y mojarse. Vemos entonces que la verdad trasciende el tiempo y el espacio, pero aun así, tiene sus limitaciones topográficas en el presente que es donde mejor se mueve la verdad y donde se puede verificar. ¿Quién puede verificar esta correspondencia? Solo otro observador en el pasado traído al presente.
En la teoría semántica de la verdad Tarski propone el término de verdad semántica, a la concepción de la verdad que se acaba de exponer, es decir, la expresión del lenguaje y el estado de las cosas, un ejemplo acabara con la duda : “La bandera del Perú es blanco y rojo”. “El trafico esta lento” estas frases denotan seguridad, definen una realidad y una verdad lógica.

Ya que somos una especie que nos comunicamos con un lenguaje abstracto, pero a la vez definido, esta definición de las cosas, termina en parte, y solo en parte, con la vaguedad de la definición de la verdad en un lenguaje no estructurado, es decir con lenguajes abstractos, en donde la discusión de la verdad cae en el limbo de lo posible y la inducción, frases como “San Martin llego al puerto de Pisco” nos dan la seguridad de verdad mediante la evidencia extraída de la inducción basada en evidencias cualitativas que nos permiten, no asegurar en un ciento por ciento, sino decir que posiblemente sea verdad debido a varias inferencias como la cercanía de ese puerto a Lima, los ejércitos reunidos dentro de su jurisdicción o por el mito del sueño de las garzas roja y blanca. Esta verdad puede ser por inducción y por corresponde a los datos obtenidos hasta el momento, como el hecho de la existencia de la República de China, aunque yo nunca he estado en ese país y solo lo he visto en el mapa, no puedo dudar de su existencia.

Desde la fenomenología la verdad es una serie de creencias de lo que se cree que es, pero eso está demasiado lejos de decir que lo que se cree necesariamente debe ser verdad. Así la creencia y la verdad van de la mano, la primera pre opera sobre la segunda, hasta su comprobación. Heidegger siempre buscando la esencia de las cosas, nos propone una verdad adecuada al conocimiento y viceversa. “veritas est adaequatio et intellectus”.

El enfoque de la coherencia nos dice que la verdad es una propiedad que tienen los sistemas de enunciados como un todo, a diferencia de la teoría de la correspondencia que necesita que la verdad sea corroborada por la realidad, la verdad por coherencia solo necesita que los enunciados comunes de un sistemas tengan coherencia, en este rubro caería la teoría psicoanalista, ya que sus enunciados tiene coherencia interna, conforman un dogma que no pone en tela de juicio sus proposiciones, conformando un sistema de juicios que no necesitan comprobación en la realidad, ya que solo se verifica en la interpretación de esos enunciados basados en anotaciones o hipótesis anteriormente aceptados también, haciendo una verdad coherente aunque sin necesidad de comprobación correspondiente. Por ejemplo la frase “Mi mama es la gran mujer que siempre fue” recae este enunciado en experiencias previas de convivencia que nos asegura la grandeza de la mujer que nos crio, ayudando a la aceptación coherente de la frase.

Para el fisicalismo la verdad tiene que estar dentro de este mundo y tener la propiedad de la cosa material, para él, verdad y materia son la misma cosa, en concordancia, todo hecho es verdad, es decir, el fenómeno sobrepasa a la verdad, la cual le extrae a ese hecho la propiedad de la existencia, en un mundo físico el lenguaje solo sirve de enunciación de una propiedad siempre física.

Para el marxista la verdad vendría a ser un reflejo de la mente subjetiva de una realidad objetiva de la que es expresión final. Como escribí en un anterior articulo Bunge y Ardila (2002) consideran que la experiencia de verdad y realidad existe para una persona, aunque no sea físico, en ese sentido la existencia de Dios y las experiencias subjetivas – desde el punto de vista fisicalista- son falsas- por que no es biológica, se dirá que Dios no existe porque no es físico y no se puede tocar ni ver, pero desde el punto de vista psicológico es real y es verdad porque es un hecho que se lleva a cabo en esa propiedad superior de la materia – que si es biológica- que es la mente y su funcionamiento puede ser medida y comprobada físicamente, ojo que digo su funcionamiento, no como funciona. Como se puede concluir la verdad sobrepasa al polígrafo. No tengo nada más que decir

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