viernes, 22 de marzo de 2013

Trastorno Personalidad compulsiva y síndrome de la infancia


En esta segunda entrega trataremos del llamado trastorno de personalidad compulsiva. Como ya dije en artículos anteriores, los trastornos de personalidad no son enfermedades ni mentales ni físicas. Esto es importante para darle la exacta dimensión al comportamiento de cada uno de ellos. Son comportamientos que están relacionados con la noción de realidad, no escapan de ella, por lo tanto son responsables de sus actos, aunque estos tengan como objetivos la ritualidad, el alejamiento o evitación de la ansiedad que es lo que le pasa a la personalidad  compulsiva. Hay que aclarar que en este pequeño universo de trastornos de personalidad, varios signos y síntomas se confunden en muchos de ellos, varios trastornos comparten el mismo signo o síntoma. En otras palabras en psicología clínica no existe el síntoma patognomónico, es decir, no existe un síntoma específicamente y exclusivamente de un trastorno y que no se vea en otro. Como ya dije, varios se confunden, haciendo más trabajoso llegar al diagnostico, al que siempre se llega mediante el análisis del diagnostico diferencial, historia clínica y observación.

Pues bien, la personalidad adulta compulsiva presenta excesivas conductas catalogadas de rectas o moralistas, deben cumplir las normas aunque estas sean insignificantes en su importancia. Pueden llegar a ser jefes verdaderamente tiranos con su personal, son respetuosos, disciplinados, son solemnes incluso en situaciones donde la informalidad sea un requisito. Siguen las normas de manera rígida, sin contemplaciones ni dejar pasar nada, normalmente, las personas comunes y corrientes no son muy pegadas a seguir las normas, puede decirse que a menudo las mayoría de las personas cumplen las normas según la situación donde estén y sin que nadie salga perjudicado, cumplen sí, pero sin la contemplación tirana del compulsivo, por ejemplo un jefe compulsivo puede negarle el permiso a un empleado que nunca ha pedido permiso, aun cuando esté enfermo y si lo hace, le pedirá hasta el último, algún documento que pruebe su enfermedad.

El compulsivo quiere llegar a la perfección, cognitivamente son muy “cerrados”  puede mostrarse sujeto a normas y disciplina, no dejan lugar a la creatividad y son muy pegados a la letra, cuando la situación en donde se mueven, dejan la cotidianidad se muestran ansiosos y preocupados. Hacen juicios muy críticos de las personas y situaciones, incluso de las normas, las que cumplen sin decir nada y con dureza. Pocas veces perdonan y olvidan,

Puede ser muy buenos organizadores por su tendencia al orden y a no dejar pasar nada. Pueden ser vistos como muy buenos jefes a nivel administrativo, pero en las interrelaciones personales con sus subordinados, son vistos como abusivos y muy “duros”. Su  emoción es muy rígida, pocas veces se le puede ver relajado, prefieren la seguridad de lo cotidiano, de lo siempre a la inseguridad de lo imprevisto ante lo cual, les cuesta mucho organizarse de nuevo.

Hay que tener en cuenta que este comportamiento les lleva a tener mucha dificultad con las demás personas que no son como él, a quienes puede mirar como indisciplinados y hasta inmorales.

Por supuesto, como en todas las otras personalidades con problemas, hay variantes, pero en este espacio no veremos estos, ya que no es el objetivo, si lo es en cambio, el de describir su sintomatología, y así será con el resto de personalidades que tratare.

Síndrome de la infancia

El control parental excesivo puede hacer que el niño presente algunos síntomas como la ansiedad generalizada, preocupación por buscar la aprobación social a su buen comportamiento, son niños rígidos y que muestran una maduración precoz para su edad, son niños que buscan no equivocarse, lo que se puede ver en  su poca capacidad de frustración. Quieren complacer a la exigencia de los padres, además manifiestan quejas físicas producto de la tensiona que están expuestos.

Los padres son muy exigentes, lo que pueden provocar que el niño sea poco espontaneo, de este modo los niños son vistos como muy educados y pegados a cumplir la norma, critican a los demás niños por incompetentes y malcriados.

Los niños que pueden llegar a desarrollar personalidades compulsivas, muestran ansiedad por no cumplir las normas de los padres y las normas sociales, no son recompensado ni reforzado positivamente por ser creativos ni espontáneos como los demás niños, al contrario son castigados y criticados por serlo. Son niños muy rígidos y tienen cuidado con su conducta por miedo a la crítica y al juicio social y parental, se verán en problemas cuando las reglas paternas ya no surjan efecto y entonces, desarrollaran ellos mismos patrones de comportamiento que lo mostraran ahora sí, con conductas obsesivas de orden y cumplimiento de las normas que serán recompensadas con reforzamiento positivo socialmente, estableciéndose reglas generales de comportamiento tanto en el ámbito social  laboral y familiar. 

En las  historias clínicas de estos adultos compulsivos se muestra padres y madres rígidos e híper controladores que lo castigan selectivamente según la contingencias, no son padres abusivos ni maltratadores, esos originan niños sádicos; estos padres si bien son castigadores cuando no cumplen las normas, refuerzan en cambio solo las conductas que si la cumplen.

Finalmente los niños pueden desarrollar un exceso de conductas ritualistas y cotidianas, como lavarse las manos varias veces al día, bañarse dos o tres veces el mismo día, volver a casa para confirmar si han hecho las cosas que le pidieron - las tareas por ejemplo - y si no pueden volver necesitan que sus padres lo calmen asegurándoles que lo han hecho.

No tengo nada más que decir.

FABLA SALVAJE

  Y para cerrar esta serie de artículos que trató de síndromes psicológicos étnicos o, si se quiere llamar, de psicología comunitaria, lo ...