No soy un lector asiduo de novelas, no me gustan realmente, prefiero los ensayos, narraciones y demás variantes literarias. Cesar Vallejo no es muy reconocido por su narrativa, se le admira más por su poesía, pero el bardo escribió algunos cuentos hermosos como el que lleva el título de este articulo. Leí este cuento cuando tenía 13 años como tarea del profesor de literatura, era un libro pequeño que contenía además de Fabla Salvaje, la novela El Tungsteno. Esta ultima trata de una empresa minera “Mining Society”, de las relaciones de su personal y la extracción del mineral en nuestra sierra; en 1978 había en nuestro país un gobierno militar dizque “revolucionario” donde los “imperialistas yanquis” no eran bien visto, creo que tal vez por eso, el profesor me lo recomendó como tarea. ¡En fin! la que realmente me gusto fue Fabla Salvaje, cuento andino, como muchos de la obra vallejiana, en el describe a una pareja de esposos Balta y Adelaida viviendo en un paraje de la sierra peruana, la descripción de los elementos del ambiente, situaciones y característica de los personajes son en la medida poéticos. Esta pareja vive feliz, alejada del pueblo, no tienen hijo, pero viven con un hermano de ella de ocho años de edad. Su vida transcurre normalmente en sus quehaceres cotidianos, ella manteniendo la casa limpia, cocinando y también -como no – haciendo labores de la chacra “ mucho antes de que Balta despierte” según narra el poeta; él realizando su labor de campesino. Vallejo describe algunas características de ambos. A Balta lo describe enamorado de su mujer, campesino alegre de buen ánimo, sano de cuerpo y espíritu, a ella como una mujer entregada a su marido, alegre pero a la vez llorona de puro sentimentalismo, empeñada en cumplir con su rol de esposa. El escritor le da a Balta un añadido, es “más de la mitad, oscuro aldeano de las campiñas”. En la obra, Balta poco a poco sufre un cambio de pensamiento que desencadenara en deformaciones cognitivas, alucinaciones, creencias sin fundamentos, que a su vez lo llevara a experimentar sensaciones desagradables para con su mujer y su vida diaria, finalmente Balta, terminará como una silueta que cae al vacío desde un peñasco.
La gente de nuestro Ande es en su mayoría creyente de lo mágico- religioso. El pago a la tierra, las fiestas y costumbres paganas como el baile y el festejo junto a la virgen religiosa, es una demostración de fe en lo religioso y en lo mágico. El asunto radica cuan creyente se puede ser, a tal punto que esas fuerzas mágicas pueden tomar control de los pensamientos, organizándolos, provocando alucinaciones y sensaciones, convirtiendo elementos de la naturaleza en evidencias palpables y visiones que guían el delirio.
Eso es lo que le paso a nuestro personaje, comienza su declive cognitivo y emocional cuando al levantarse una mañana rompe el espejo, canta la gallina y rebuzna el caballo, signos que para Balta y Adelaida son predestinaciones de algún mal.
Las creencias religiosas y su influencia en el destino del hombre no está considerado un problema psicopatológico, pero cuando estas, toman forma material en la explicación causa - efecto y llevan a cierto comportamiento, relaciones y degeneración hay que tener cuidado. Ya en un artículo anterior en este mismo blog “Realidad, verdad y existencia” describí que para una persona la experiencia de verdad y realidad puede existir aunque no sea físico, en ese sentido la creencia mágica religiosa desde un punto de vista fisicalista- son falsas- pero desde el punto de vista psicológico es real y es verdad porque es un hecho que se lleva a cabo en esa propiedad de la materia que es la mente y su funcionamiento puede ser medida y comprobada físicamente. Y ese es el asunto con Balta, la relación entre manifestaciones mágicas como la rotura del espejo y su percepciones alucinatorias son estrechas, él cree que toman fuerza material e influyen en el amor de Adelaida; hasta le da poder físico cuando al borde del peñasco “Algo le roza y lo hace caer al abismo”. El cuento vallejiano me hace acordar a una de las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer “El rayo de Luna” en donde el héroe romántico Manrique confunde un rayo de luna entre la maleza del bosque con el vestido de una mujer, y la busca día y noche para que al final se dé cuenta de que solo era una ilusión vana, y decepcionado reniega del amor. La diferencia entre los dos cuentos es que esta es romántica-idealista y la de Vallejo es mágico religiosa. Sin embargo las dos formas de creencias pueden deformar la realidad, pueden darle a esta, una fuerza que materializan las abstracciones y las hacen conectarse con la naturaleza otorgándole características de maldad e influencia en el destino. Esa soledad del Ande que refleja lo que Vallejo escribe de Balta “más de la mitad, oscuro aldeano de las campiñas” es signo del solipsismo de su personalidad, cuando se niega mudarse al pueblo a vivir ante la petición de Adelaida, demuestra el poco interés en los contactos sociales, eso influye mucho en la conexión pensamiento supersticioso y realidad. Finamente para darle la coincidencia de lo que Spencer llamaba el sino del destino, cuando Balta cae al abismo, esa misma mañana nace su hijo,” quien da sobresaltos sin motivo mirando largamente a la puerta “¿conexión entre el espíritu de Balta y el recién nacido? La trasmutación platónica es tacita al final del cuento. Para terminar, solo podre decir que las narraciones del poeta deben ser reconocidas igual que su poesía, permitanme la humilde opinión de un lego en la materia.