Voy a empezar una serie de artículos en donde escribiré
los casos atendidos en los diferentes centros psicopedagógico en donde me toco
laborar, por obvias razones cambiare el nombre de las niños atendidas y de sus
padres, estos artículos los alternare con otros de diferentes temas, pero seguiré
los casos que podrán ser identificados con los números arábigos. Indicare aspectos
generales y el tratamiento aplicado, tanto de los casos que llamare exitosos, y
también, cómo no, los no muy exitosos.
Johnny era un pre
púber de 12 años tiene hiperactividad y déficit de atención, de padre peruano y
madre francesa. Cuando llego a consulta estaba terminando el
tratamiento neurológico, sus padres habían consultado a la neuróloga el tiempo
de medicación, debido a que Johnny de haber pasado de ser el primero de su
clase en primaria, a estar entre los últimos de su clase actual. La medicación neurológica
controlaba su hiperactividad pero le afectaba su rendimiento escolar.
Johnny era un chico muy despierto e
inteligente, conversaba y razonaba aceptablemente, y estaba muy dispuesto a seguir el tratamiento
ya que quería retomar nuevamente los primeros puestos de su clase, era muy querido
por sus padres, profesores y compañeros de clase que sabían de su conducta y estaban dispuestos a ayudarlo ya que no
eran el típico chico hiperactivo peleador o conflictivo, la neuróloga decidió terminar
la medicación para que siga el tratamiento psicológico.
Las conductas a mejorar eran: estar
sentado en clase atendiendo y haciendo tareas, y aumentar
su autocontrol en el aula, ya que no era un problema sus relaciones interpersonales,
era respetuoso con sus profesoras y sus compañeros, no se intervino en ellas.
Para el salón de clase se coordino
con sus profesoras una cita para indicarles algunas recomendaciones, para
reforzar continuamente a Johnny, en la primera semana cada cinco minutos su
permanencia sentado en la carpeta atendiendo o escribiendo, hasta llegar al
tiempo límite de cada clase, permitiéndole cada 15 minutos levantarse a borrar
la pizarra o caminar cinco minutos como
forma de actividad relajante, ante lo cual Johnny respondía con entusiasmo. Se estableció un sistema de recompensa en casa
por cada día en que se escribía en la
agenda su atención y cumplimiento de
tarea en clase.
En el consultorio trabajamos autoinstrucciones
y ejercicios de inhibición muscular para el control de la conducta y sesiones
de relajación con música que debía realizar
también en casa, en esto tengo que recalcar que con la ayuda primordial de la
madre que era la que siempre estaba en casa se pudo establecer una rutina de relajación
musical antes de dormir que no existía antes, y con mucho éxito, tanto que
Johnny pedía su tiempo previo al sueño y amanecía más descansado. La intervención
se dio iniciando Julio, Johnny termino el segundo de secundaria en el tercer
puesto en el promedio de su clase, no necesito medicación, se controlaba mucho
mejor y permanecía sentado en clase con las break de quince minutos.