sábado, 25 de agosto de 2012

COMERSE LAS UÑAS


La onicofagia, nombre técnico para la conducta de morderse las uñas, es una conducta desagradable socialmente, se ve antiestético, perjudica las uñas de los dedos, puede ser que por la capacidad de mordedura y de tolerancia se coman hasta la piel de los dedos, además es antihigiénico ya que trae enfermedades, porque el niño o adulto, que se come las uñas, generalmente no se las lava antes. Aparte de lo antes mencionado, con lo cual se puede estar de acuerdo o no, la conducta de morderse las uñas, es una conducta que por lo general es aprendida, imitada de alguien que también presenta esa conducta y que el niño adquirió , aprendió y sintió como algo que produce sensaciones placenteras.

Incluso esta conducta puede ir más allá y convertirse en una operante para otras conductas como la atención de los padres por ejemplo. La frecuencia y la intensidad en que puede llegar el comerse las uñas, puede ser desagradable para las personas que rodean al niño, sin embargo socialmente, y mas allá de la estética corporal, y exceptuando lo dicho en el primer párrafo, no hay nada de positivo o negativo en comerse las uñas.

Sabemos que una conducta no es positiva ni negativa, buena o mala per-se, si no en la medida de sus consecuencias, en este sentido si el comerse las uñas trae consecuencias negativas como llamadas de atención del colegio, criticas de amistades o amigos y esto realmente es un problema, los padres pueden propiciar el cambio de la conducta en sus hijos. Si partimos del principio que la conducta de comerse las uñas es aprendida, podemos entonces orientar nuestros esfuerzos en tratar de que el niño desaprenda dicha conducta.

¿Cómo podemos hacer que el niño desaprenda la onicofagia, o en buen romance que deje de comerse las uñas?  Podemos empezar por realizar un cuadro que nos indique cuantas veces al día o por horas el niño se come las uñas, este cuadro nos servirá como una medición inicial objetiva de cuanto ha avanzado el niño en el tratamiento. Una vez que hemos iniciado la marcación del cuadro, debemos de analizar en qué momento se presenta la conducta y que sucede en el ambiente cuando el niño se come las uñas. También debemos tener en cuenta la intensidad de la  conducta de morderse y la duración.

Si el comerse las uñas, para el niño es gratificante o relajante en cierto sentido, debemos de enseñarle otras formas de gratificación  que sustituya el comerse las uñas, tenga en cuenta que se debe reforzar la nueva conducta enseñada e ignorar la presencia o aparición de la conducta de comerse las uñas, la cual queremos eliminarla. Para eso, es efectivo ignorar dicha conducta, pueda ser que el niño muerda sus uñas como una forma de llamar la atención, si es así,  retire su atención a esa conducta. Y vuelva su atención al niño cuando este deje de morderse. Esta vuelta de atención servirá de reforzamiento para la instauración  de la nueva conducta. Hay que tener en cuenta que los niños cuando le quitan la atención a una de sus conductas que precisamente sirve para llamar la atención, se enojan e insisten en hacer esa conducta muchísimas más veces, creyendo así que lograran de nuevo la atención de sus padres. Por eso los picos altos de conductas negativas cuando se aplica la técnica de la extinción. Sin embargo esos picos bajan a niveles importantes debido a que el niño sabe que no obtendrá  la atención de los padres comiéndose  las uñas.

Por eso es importante que los padres tengan la paciencia debida cuando apliquen la extinción. Decaer en ese intento desbarata el tratamiento en su conjunto y la conducta puede afianzarse más  aun en el aprendizaje del niño.

Si el morderse las uñas, para el niño es como un tranquilizante para su ansiedad, se procede igual, además de enseñarle otras formas de relajación  que lo ayude a calmar la ansiedad.

 

 

 

FABLA SALVAJE

  Y para cerrar esta serie de artículos que trató de síndromes psicológicos étnicos o, si se quiere llamar, de psicología comunitaria, lo ...