lunes, 26 de diciembre de 2022

El nacimiento de Jesús y la navidad

 

A propósito de las fiestas navideñas quiero compartirle un pasaje literario relacionado a la fiesta cristiana, esta relacionado con el poema de Milton “El paraíso perdido” publicado en 1667 en él hay una parte del relato en el que Dios está reunido en el cielo con sus ángeles, arcángeles y querubines, y relata Milton “…. Inclino una mirada el omnipotente Padre para contemplar a la vez su obra y las obras de sus criaturas, a su lado derecho estaba su único hijo …” Milton relata bellamente ese instante en el que Dios contempla su obra, ve al mundo, a Adán y Eva, al paraíso, los mares y la tierra, pero también al maligno Lucifer que sobrevolando la tierra amenazando con el pecado su obra y Dios sabiendo lo que iba a ocurrir, sabiendo que caerían en el pecado no solo esos dos habitantes del paraíso sino toda su progenie, dirigió su vista a su hijo amado y le dijo : ¿A quién podrá culpar, a quien más que a sí mismo”, le di justicia, rectitud y la fortaleza para sostenerla, aunque con la libertad de caer, así como creé  las demás divinidades las que me son fieles y los que se me  rebelaron, sin esa libertad ¿Qué prueba verdadera de  obediencia hubiera tenido?  Ellos decidieron su rebelión no yo, yo la tenía prevista que es una cosa diferente pero que no es disculpa suya…”

Entonces hay una conversación entre Dios y Jesús en el que el sumo Padre dice que castigara a la raza humana con la desaparición, sin embargo, había escogido a algunos para salvarlos. Pero Jesús le dice “Oh padre mío, cuan misericordiosa es tu sentencia que has escogido a algunos para darles tu perdón, ¿Pero has decidido que la última de tus criaturas y la más amada perezca al fin en manos de nuestro adversario y destruir tú mismo tu creación?

Ante esto Dios le dice que les dará una oportunidad de salvación a quienes se arrepientan y acepten su obediencia, utilicen la conciencia, la guía y arbitro que él les entregara para que escuchen y alcancen la luz dela vida eterna, pero que el hombre ha quebrantado su fe y debe desaparecer a no ser que “En su lugar se ofrezca voluntariamente alguno capaz de dar completa satisfacción, es decir muerte por muerte, su vida. Ahora bien, decidme celestes potestades ¿Dónde hallar solemne abnegación? ¿Quién de ustedes para redimir la culpa del hombre se hará mortal? ¿Qué justo salvara al injusto? ¿Existe en el cielo tan sublime amor?”

Ante esa pregunta el cielo enmudeció, ángeles arcángeles y querubines en silencio, nadie quiso esa responsabilidad, nadie quiso dar su vida por el pecado del hombre que hubiera desaparecido de la faz de la tierra, si el hijo del Dios no hubiera dicho “Yo me ofrezco por él, yo ofrezco mi vida por la suya, caiga tu cólera sobre mí, mírame como un hombre. Me separare de ti y de esta gloria, y hecho carne por él moriré contento, reviviré victorioso después por tu gracia concedida viviré eternamente junto con su alma…….”

Este es el relato que da inicio a la navidad como la conocemos y aunque sea un poema, expresa bellamente el hecho divino y celestial previo al nacimiento de Jesús,  del porque y para que nació, los motivos por los que  vino a  morir por nuestros pecados, que dio su gloria eterna y omnipotente de un ser superior y divinidad como hijo de Dios y se hizo hombre y sufrió como nosotros solo para salvarnos por su amor infinito hacia la especie humana,  y eso es algo que no debemos olvidar.

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