miércoles, 9 de septiembre de 2020

Síntomas psicológicos durante la cuarentena y pandemia

 

Desde que empezó la cuarentena las consultas externas en todos los centros de salud mental fueron canceladas. Las emergencias fueron restringidas por la falta de recursos y tanto la atención y tratamiento psicológico como psiquiátricos fueron obstaculizados por factores sociales como falta de movilidad, la inmovilización social, el temor al contagio, la pérdida del trabajo y los escases de dinero para comprar las recetas. No es difícil imaginar los contratiempos en síntomas y crisis que tuvieron los pacientes  agravando su situación psicológica.

En las entrevistas dentro del marco de las evaluaciones ocupacionales que he realizado hasta la fecha, los síntomas más comunes que tuvieron  durante la cuarentena y se mantienen en la pandemia son síntomas de ansiedad como:

Aumento del apetito: Manifiestan haber sentido inquietud por comer más allá de las tres comidas al día, incluso tarde por la noche, como consecuencias aumentaron de peso.

Insomnios: Presentaron demora en la adquisición y mantenimiento del sueño, acostándose tarde por la noche algunos manifiestan haberse acostado a las 3 o 4 de la madrugada, levantándose tarde debido a que la cuarentena altero su horario habitual de ir a trabajar. Incluso muchos se auto medicaron con pastillas para dormir y que no generaban dependencia..

Temor: Muchos experimentaron miedo a contagiarse del coronavirus, incluso sabiendo que  no podían salir, sin embargo se proyectaban contagiarse cuando empezaran a trabajar nuevamente, el miedo venia de la posibilidad de contagiar a sus demás familiares con factores de riesgo.

Incertidumbre: La sensación de inseguridad ante el futuro, la posibilidad de perder el empleo y con ello  el temor de perder seguridad económica es una de las sensaciones más desagradables manifestadas por los entrevistados, incluso más que los síntomas de aumento del apetito y del sueño.

Estos síntomas constituyen ansiedad que no es fácil enfrentar solo con ganas y motivación, puede volverse en serios problemas psicológicos como depresión o síntomas graves de estrés post traumático, que necesiten intervención psicológicas en la mayoría de ellos y medicación en ciertos casos.

En mayo pasado, el MINSA y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) realizaron un sondeo virtual y encontraron que siete de cada diez peruanos presentaron síntomas asociados a la ansiedad y a la depresión como dificultades para dormir, cansancio o ausencia de energía, problemas de apetito y falta de concentración. De las 58.116 personas que participaron del estudio, el 41% son casos nuevos de depresión y un 13% llegó a tener pensamientos suicidas.

El gobierno de turno debe implementar políticas serias para implementar la estabilidad laboral y la mejora económica de la población, esto ayudara a que los problemas psicológicos experimentados por pérdidas de empleo o estatus económicos básicos recuperen sus niveles anteriores a la cuarentena. El trabajo es una fuente de rehabilitación que ayudara a la recuperación del bienestar psicológico de la población. Si los padres están bien en cualquier área social-familiar, los hijos estarán igualmente bien, si los padres están con depresión o ansiedad los niños absorberán esos problemas de los padres y enfermaran igualmente. La recuperación social-laboral y economica de nuestro país debe ser prioridad.

martes, 8 de septiembre de 2020

La influencia de la personalidad materna sobre el estilo conductual infantil.


Las relaciones sociales del ser humano desde que nace son muy diversas tanto en duración y contexto, algunas de esas relaciones pueden dejar huellas o no, pero ninguna secuela se compara con la interacción familia y específicamente con los padres. Además de esto el estilo conductual del niño tiene mucho que ver en la forma en que reacciona a la interacción social con personas y objetos. ¿Qué se quiere decir con estilo conductual? muchos investigadores la han definido como diferencias individuales en las tendencias de conducta con base biológica de aparición tempranas y estables a lo largo de la vida. (Bates 1984).
Estas interacciones entre el estilo conductual del niño y las influencias sociales están determinadas por las etapas del crecimiento del niño, por ejemplo, a los 6 o 9 meses los niños tienen ciertas preferencias por personas o cosas, cierta forma de relacionarse con sus iguales o por el contrario pueden evitar relaciones, rechazar cosas y presentar conductas de precaución, miedo etc. que con el paso del tiempo pueden quedarse y configurar conductas consideradas de “temperamentos difíciles” estas conductas pueden ser predictores de otras posteriores ya en el aula con otros niños con conductas como retraimiento, reservados, temerosos y poco activos en oportunidades y evitativos de conductas novedosas. Estas conductas infantiles parecen que están influidas por los rasgos de personalidad de la madre, así, se han encontrado que de madres depresivas sus niños tienen dificultad en integrarse a actividades diarias de cuidado reaccionando inadecuadamente ante cosas, juguetes y personas extrañas, ya que sirve como modelo para que el bebe tenga conducta pasiva, temerosa o de rechazo hacia interacciones sociales nuevas, (Kochanska 1991) incluso investigadores  indican que el estilo conductual del bebe en su primer año. puede predecirse acertadamente solo con conocer los rasgos de personalidad de la madre.
Algunos hallazgos: Campbell (1979) madres de niños con temperamentos difíciles se auto valoraban como madres menos sensibles hacia la crianza de sus hijos. Elias (1982) Vaughn (1987) indicaron todavía que se puede predecir el temperamento fácil o difícil del niño incluso, evaluando el temperamento de la madre prenatalmente, siendo la ansiedad materna el rasgo principal relacionado con bebes temperamentales. Ángela Díaz y Julio Pèrez-Lòpez (2000) investigaron la relación entre la personalidad de la madre y las reacciones temperamentales de sus hijos, en ella encontraron que las madres con mayor disposición a las relaciones sociales y nuevas situaciones tienen bebes que muestran mayor nivel de actividad en presencia de estímulos físicos y sociales, como personas cosas juguetes y ruido, con mejor tono emocional menos irritables y de mejor humor. La extraversión de la madre como rasgo de personalidad- estudiada en la investigación – fue un buen predictor del estilo conductual del niño ante objetos, juguetes, personas y ruido a los nueve meses de edad.
Así un bebe con una predisposición biológica a la extroversión y reaccionar de manera positiva a la estimulación ambiental, si tiene una madre extrovertida e involucrada con su crianza, potenciará sus probabilidades de tener una emociona positiva y mantenga ese estilo conductual y reducirá las posibilidades de alteraciones en el desarrollo social, cognitivo motor y hasta lingüístico de aprendizaje.
Estos hallazgos plantean diseñar programas de intervención para padres tanto en la escuela como en el consultorio para orientarlos que sus rasgos de personalidad pueden influir de manera positiva o negativa en el temperamento y emocionalidad de sus hijos.

domingo, 6 de septiembre de 2020

La conciencia o autoconciencia discriminativa

 

  • La conciencia  ha sido y es un tema crucial para el estudio de la psicología  y para otras disciplinas  como la filosofía, la neurología y la neurociencias.  Ha sido analizada y  estudiada por muchos investigadores y teóricos, pero se han encontrado con una barrera insalvable hasta ahora, la materialización  u objetivizacion de la misma, la observación y la cuantificación de sus característica aun está en la dimensión subjetiva mental, pero la conciencia aun se sigue usando como concepto y aplicando incluso en programas y planes ya sea gubernamentales o privados sin siquiera tener en cuenta claramente su funcionamiento y sus características. Desde William James  la conciencia es una “experiencia mental subjetiva”  y no ha habido avances en esta materia, según un artículo actualmente en Internet  de Andrés Pérez- Acosta-(2002),  las neurociencias han propuesto  un concepto monista de la conciencia, como una automonitorización cerebral  y como una función del cerebro.

    Sin embargo para Benjumea y Pérez Acosta (2000) y el análisis funcional del comportamiento, la conciencia, entendida como  autoconciencia, como lo decia  Skinner es una función de la conducta, más que una función del cerebro, por tanto depende de la historia de la interacción de una persona con su ambiente.  Skinner  (1945) cuando habla de Conducta Verbal nos dice “Una persona podría identificar los eventos privados  que ocurren en su interior (pensamiento-conciencia), solo si otros le hubieran enseñado previamente  a realizar tales identificaciones, a través de un entrenamiento básicamente verbal” es decir, a discriminar internamente y verbalmente  aspecto del mismo individuo ya sea su conducta, su imagen física, sus proyectos, sus planes, sus acciones incluso sus pensamientos (eventos internos).

    El análisis del comportamiento  también plantea como parte de sus principios que la conciencia o autoconciencia viene o se forma básicamente desde el exterior, por lo tanto tiene un componente social, sociocultural, a través de su propia experiencia y no tiene preexistencia innata como lo dicen los mentalistas, y que es producto básicamente de su interacción con el ambiente.

    En estos momentos de pandemia que tanto criticamos que las personas no tienen conciencia  personal y menos social, debemos saber que no se trata de un asunto interno y si queremos que las personas, una comunidad o una sociedad desarrolle conciencia social debemos tener presente estos apuntes.


La sensibilidad al estrés en los niños con Trastorno Negativista Desafiante.

  La etiología del trastorno negativista desafiante, en adelante TND, son múltiples, por un lado, la herencia que según algunos estudios pod...