Empecemos con una pregunta ¿Como comienza la violencia domestica cotidiana? sabemos que las parejas no se atraen en un primer momento con los golpes, es decir, el hombre no enamora a la mujer que recién conoce, prometiéndole un golpe el día de mañana, siempre se muestra más cordial de lo que realmente es, claro, es así, debido a que también creció con los esquemas cognitivos de mentira y de una apariencia social que aprendió de sus padres, en la mujer se da un fenómeno igual, que se nota cuando reacciona de manera pasiva ante los arrebatos de malhumor del novio, disculpándolo muchas veces. En las terapias es muy común escuchar a las mujeres decir “pensé que cambiaria con el matrimonio”. A decir verdad nunca les creo, eso de que “cambiara cuando nos casemos” es una forma disimulada de disculpa propia ante su inacción, Sartre le llamaba a eso “mala fe”. Enmascarar una verdad desagradable y engañarse ellas mismas sabiendo que existe la posibilidad – y lo saben por experiencia apriori –de que eso no ocurrirá, es muy común en la mujer enamorada que ha presenciado violencia desde edades tempranas. Después de que esta disculpa se mantiene en la relación de pareja, la aparición de la violencia es cosa de tiempo, mayormente se presenta de forma insidiosa y solapada “como quien no quiere la cosa “comienza con malos humores que van de menos a más, como expresión de exigencias, el esposo le dice a la esposa: ¿Por qué llegas tarde? ¿Dónde has estado?, el asunto aquí es que esto no aparece como expresión de celos - que por lo demás ya sería un problema grave de coacción de libertad, de confianza y de seguridad - sino como imposición de una masculinidad que tiene miedo de perder. También hay formas que implican lo sexual o en referencia al aspecto físico “Estas gorda” “comes mucho” “pareces una bruja”, esto en lo que respecta al marido. Las mujeres tienen una clase de insulto ofensivo de tipo sexual como “ya no funcionas” o el dicho popular “el hombre hasta que puede, la mujer hasta que quiere” pero las dos clases de insultos abren el camino para que ambos conyugues midan el nivel de reacción de la pareja. De esta forma se reconoce el terreno hasta dónde se puede dar. Luego cuando los insultos ya allanaron el camino difícil, y demostraron que el otro no responde como debería, vienen los tocamientos violentos como empujones y cachetadas. Este es un nivel a donde la mujer no debe llegar, pero que si llega, ahí debe quedar. Después de esto es muy difícil que el maltratador de marcha atrás, y también es muy difícil para el agresor volver a comunicarse de manera adecuada. La mujer que acepta una cachetada y disculpa el hecho, con excusas clásicas como: “estaba borracho, pero sano no es así” es una firme candidata a convertirse en una estadística más de la violencia domestica. Para el maltratador promedio llegar a este segundo nivel es un tren de donde no se va querer bajar, o no se va poder bajar sin ayuda. La violencia familiar tiene causas que van más allá del estado de embriagues, del nivel educativo, incluso del nivel económico.
No existe una causa única y directa que origine la existencia de la violencia familiar, Corsi (1992) citado por Gonzales (1998) hace un estudio de las causas de la violencia y propone un sistema integrativo con determinación reciproca entre los factores del macrosistema referente a los conceptos de violencia que se maneja en una cultura, el exosistema referido al rol de las instituciones culturales como escuela e institutos públicos, así como la situación económica de la sociedad, el empleo y desempleo y los conceptos de permisibilidad de la violencia, el microsistema referidos a la relación dinámica de la familia como núcleo básico de la sociedad, y por último el nivel individual en donde propone cuatro áreas personales, como el cognitivo, el conductual, el psicodinamico y el interaccional, concluyendo que estos últimos interactúan de forma reciproca con los anteriores niveles, y su relaciòn es causal ni directa, sino reciproca.
Es aceptada la idea de que la violencia domestica existe mayormente en las familias pobres y de escasos recursos. El factor económico puede ser una de las causas y podría ubicarse entre el exosistema y el individual del enfoque de Corsi, es de nuestra opinión que se ubicaría en el área cognitiva, recibiendo frecuentemente influencias negativas de los demás sistemas como el macro y microsistema, referido a una especie de “dejar pasar, dejar hacer” analicemos esto con más calma. En sociedades mayoritariamente machistas como la peruana, el rol de dador de bienes ha sido otorgado al varón, y el rol de la mujer se ha circunscrito al de ama de casa, de administradora de los ingresos y bienes que le provee el varón. Así la pobreza continuada podría desencadenar distorsiones cognitivas en el varón con respecto a la capacidad de proveer el alimento y las comodidades domesticas, esto dará inicio a pensamientos negativos de frustración y fracaso “No podre conseguir el dinero” “no consigo el estatus social que mi familia merece” esta clase de pensamiento continuo hace efecto negativo sobre los miembros de la familia y mas sobre el tradicional proveedor de bienes familiares, el padre. Aparecerán autoincriminaciones de incapacidad y culpa por la situación económica precaria, alimentando una violencia intraindividual, que no soportara mucho tiempo y saldrá hacia los miembros más débiles de la familia. El macro y exosistema ayudara en la formación negativa de estos pensamientos, debido al consumismo, al estatus social, al reconocimiento social y económico, además con aceptación y permisibilidad en que los problemas se solucionan mejor y más rápido con la violencia que con otros medios, agravando más el problema de la familia pobre. En este sentido la pobreza el desempleo y la escases es un predictor de la violencia pero no el único. Este hecho no demuestra que solo en los pobres existe la violencia familiar, solo explica una parte de ello, debido a que las clases más pudientes tienen mecanismos de privacidad que impiden un reconocimiento mas real de la existencia de la violencia en sus familiar, como la vergüenza en el estatus social en que se mueven, y las apariencias que hay que guardar.
La violencia como expresión humana ha sido estudiada desde varios enfoques, desde la evolución y la sobrevivencia, hasta las de aprendizaje, en este contexto y dentro de lo sistémico, podríamos enmarcar la violencia como un aprendizaje que se da en los sistemas macro y microsistemicos, orientados a permitir la idea de que las soluciones pasan por el empleo de la violencia, esta al no ser reprendida, sino que hasta es admirada y celebrada como actitud del más fuerte será la imitación de modelos social que Bandura (1986) enfatiza como aprendizaje por observación e imitación de modelos y permite entender la agresión. Siendo Bandura (1977) un psicólogo conocido por que su teoría tiene mucho de cognitivo nos da un explicación por medio de pasos que seguiría este modelo social del aprendizaje, el primero es que seguimos una conducta por que nos llama la atención y aquí el proceso de atención y concentración juega un papel importante, luego le sigue el almacenamiento de esta acción en nuestra memoria, lo que la psicología cognitiva llamaría memoria operativa, esa que guarda diariamente los recuerdos y los saca luego para que nos sirva en el quehacer diario, luego que recuperamos esta imagen de violencia en cualquier situación y la convertimos en conducta, que vendría a ser el tercer paso, llega el reforzamiento o la permisibilidad, requisitos imprescindibles para que el circulo de aprendizaje este cerrado. Si a esto le sumamos el sentimiento de frustración, la combinación se hace explosiva. Así, los modelos pueden variar, pero las experiencias tempranas en relación con los padres siguen siendo los más poderosos, esto nos lleva a la conclusión de que el problema de la violencia familiar tiene causas múltiples que se influyen de forma reciproca, teniendo en el componente individual cognitivo, conductual y afectivo, factores importantes para su estudio y posible solución.