La sexualidad de los niños fue analizada por Freud a principios del siglo pasado, en “Tres ensayo para una teoría sexual” el buen Freud propuso que los niños tienen un desarrollo sexual y sentido del placer, hecho que es aceptado por la totalidad de la comunidad científica, fue un gran análisis del desarrollo de la sexualidad del niño sin duda, sin embargo baso casi toda su teoría en el aspecto sexual y los llamados traumas sexuales en la génesis de la neurosis –llamados en la actualidad Trastornos del Humor- ocasionando mucho debate para la época, puesto que en la sociedad en que vivía era muy conservadores y el sexo era aun un tabú. En cierta medida aun lo es, por eso cuando los padres sorprenden a los niños tocándose los genitales deben tener una actitud responsable al respecto evitando castigar al niño por eso. Las ideas que los padres tengan de la masturbación está influenciada por mitos no basados en comprobación como que afecta la salud, la inteligencia, los órganos genitales; cuando no están, impregnado de cuestiones religiosas en donde la masturbación está reñida con las ideas de dios y el pecado de la autoestimulacion. Técnicamente es eso precisamente, una autoestimulacion que el niño hace. Ahora bien el descubrimiento del niño del placer sexual al tocarse los genitales puede deberse a varios factores como la televisión, el grupo de amigos, la escuela, la dinámica familiar, o de forma accidental, cuando no, de forma natural debido a cambios de su cuerpo a la llegada de la adolescencia.
Los padres deben de actuar de manera que no le causen problemas al niño con la idea del sexo y no lo llenen de culpa y vergüenza. Llamarle la atención de manera brusca puede llevar al niño a sentimiento de vergüenza y culpa que puede ocasionarle problemas posteriores en sus relaciones sociales, y lo que es peor aún, mantener la conducta de tocarse por llamar la atención de los padres, manteniendo así la conducta que se quiere desaparecer. Lo primero que debe fijarse los padres es detectar cual de los factores es el que provoco la conducta de masturbarse y controlar el ambiente en que se mueve el niño. Por ejemplo controlar los programas y el horario de ver televisión. Otra forma es averiguar las edades de sus compañeros de grupo. Es preferible que los niños jueguen con niños de su misma edad o máximo mayores un año si no hay supervisión, dos años de edad es mucha diferencia entre niños desde el punto de vista cognitivo. El Dr. Jorge Aguilar de la Asociación Oaxaqueña de Psicología de México recomienda que de manera discreta los padres deban averiguar cuál es la dinámica de su hijo en la escuela con sus compañeros y profesores, porque alguno puede estar orientándolo a esas conductas. Hay que descartar alguna infección o molestia física que puede estar haciendo que el niño se tome sus genitales, como alguna infección vaginal en el caso de las niñas y en los niños en el pene, debido a que por descuido pueden haberse tocado en algún momento con las manos sucias.
Los niños responden bien al control del ambiente, esto es, a los estímulos reforzadores y a los que le son adversos. Por ejemplo si el niño descubre que tocándose los genitales llama la atención de los padres es más probable que lo vuelva hacer, por eso aconsejo que debe ignorar la conducta problema, no gritarle ni menos pegarle. Los padres deben hacer que el niño este ocupado ayudando en la casa, procurando que este solo el menor tiempo posible o haciendo algún ejercicio y premiarlo por ello, los estímulos gratificantes que refuerzan las actividades incompatibles con el de tocarse los genitales, dan resultado muy a menudo. En otras palabras, debemos de gratificarlo de manera tal que esa gratificación sea superior a la que encuentra en tocarse sus genitales. Siempre hay formas mentalmente más saludables para orientar a los niños en su desarrollo sexual y genital.