lunes, 12 de marzo de 2012

¿TENGO QUE TENER ÉXITO APROBACION Y BIENESTAR?


Una de las formas de caer en el estrés se debe a la escases de estrategias de afrontamiento ante los problemas y los estímulos que tenemos cada día en nuestro peregrinar por esta vida que se nos ha dado sin ni siquiera nosotros pedirla. ¿Alguien me podrá decir que pidió venir a este mundo? Pero como ya estamos acá, tenemos que vivirla lo mejor que podamos, pero ese “vivir lo mejor” no implica necesariamente una buena vida llena de lujos y comodidades, sáquese eso de la cabeza, una buena vida material no le asegura el éxito, la tranquilidad tan necesaria para dormir bien, ni la felicidad tan subjetiva en su definición.
Como casi el 90% por ciento de la conducta humana es aprendida, incluyendo lo acertado y erróneo de nuestra forma de pensar y sentir, es necesario que desaprendamos lo negativo que nos hace sufrir y aprendamos lo positivo que nos permite llevar una vida con tranquilidad. Que necesitamos tolerancia, es cierto, que necesitamos la capacidad de comprender y aceptar al prójimo de sus errores, más cierto aun, que necesitamos cambiar de alguna manera la forma que hemos aprendido a pensar y ver lo que es el éxito, las relaciones sociales y nuestro enfoque sobre el bienestar aun mas cierto que lo anterior.
Nuestra forma de percibir la importancia del éxito en nuestra vida está un poco distorsionada, la mayoría  piensa que el éxito es tener bienestar material, dinero y muchos placeres, tal vez estas cosas nos den a la vez mas cosas, y las personas que ya tienen eso siempre quieren mas, es como un circulo vicioso que nunca acaba,  pero el éxito no solo se puede medir en cosas materiales o dinero. Una persona puede tener muchos aspectos de la vida en donde si haya conseguido sus objetivos – eso ya es un éxito – por ejemplo haber conseguido un título universitario o técnico,  haber mantenido una familia unida, lograr que sus hijos logren sus objetivos, tener una casa, un auto, saber que tiene el amor de su pareja, abrir un pequeño negocio –incluido cerrarlo –, tener amigos, pocos, pero tenerlos. Todo esto puede llamarse también éxito, porque una acepción de esta palabra es obtener sus metas. Así que no existe el éxito en general ni se puede lograr todo en la vida. Conozco gente de dinero que han fracasado en su vida intima y hasta han perdido a su familia. ¿Se puede decir que estas personas han tenido éxito, a secas?, creo que no. Sin embargo el pequeño comerciante que tiene su tienda, o el técnico que logra que sus hijos estudien y logren sus metas como estudiar y ser una buena persona, si creo que también han tenido éxito en eso, no tendrán dinero ni comodidades pero han tenido éxito en otro aspecto de la vida.
Algo tan irracional como la idea de tener éxito en todo, es el de querer tener la aprobación y afecto de todos. Aunque vivamos en sociedad - esa sociedad que Ortega y Gasset llamaba indefinida e impersonal, porque está formada por todos y por ninguno a la vez porque nadie se hace responsable de sus usos y costumbres – somos uno, un uno individual sin comparación con otro, aunque el otro sea humano, es un humano que solo él siente lo que siente, y por mi propia condición de uno individual, me veo en la incapacidad se compartir realmente su sentir, incluyendo sus alegrías, sus penas, sus logros y sus fracasos. Lo que podemos hacer – si lo ejercitamos – es lo que se llama empatía, es decir tratar, intentar, practicar, de ponernos en el zapato del otro, que por lo general no pasa de ser un respeto al sentimiento del otro, porque realmente nadie puede sentir lo que el otro siente. Si lo comprendemos así, que tanto problemas nos hacemos en querer ser como el otro, como el prójimo que ríe o llora, que tiene “éxito” o  no lo tiene. ¿Por qué querer tener la aprobación del otro?, si el otro como ser individual único, también me percibe lejano y tiene la imposibilidad – la misma que tengo yo de hacerlo con él – de sentirme. Los usos y costumbres de la sociedad son como dijimos, impersonales. ¿Quién rige que el otro me deba aprobar? ¿Quién será el otro que me aprueba? ¿Otro ser único imperfecto como yo? Los humanos nos relacionamos mal por los usos y costumbres de esa sociedad que desde nuestra primera infancia nos enseña a criticar y observarlo al otro como sociedad, pero no como ser único e individual.
Realmente al prójimo no le importa – por que tiene la imposibilidad de sentir lo que sientes –  tus éxitos o tus fracasos, tus errores o aciertos, los miles de millones de seres humanos en el planeta solo viven su vida, no pueden hacer otra cosa, vive la tuya sin importarte caerle bien al otro, de buscar su aprobación. Busca tu propia aprobación cambia tus ideas de estas, si son duras, vuélvelas más humanas, se tolerante contigo mismo y con los demás, no te olvides que no son como tú, son únicos e individuales, respétalos tal como son.
El sentimiento que tenemos de los problemas cotidianos de que son intolerables, tremendos e irremediables también es una forma de caer en el estrés y la depresión, se debe a un aprendizaje, modelos que vimos y aprendimos sin estrategias de solución que podemos volver a aprender de manera correcta, todo en la vida tiene solución, a veces la solución no nos gusta, pero es su solución, y debemos aceptarlos y tolerarlos, problemas que creemos gravísimos y nos sentimos incapaces de tolerarlos realmente no lo son tanto, y esa creencia de que no pueden con ese problema les lleva a muchos a acabar con su vida. Nuestra relación errónea e irracional con los otros – esos otros de lo que hablamos – lleva a algunos a sentir que el mundo se les viene encima. Realmente lo único importante es nuestro bienestar psíquico en tranquilidad y libertad, lo demás deben caer en la escala de la nada de nuestro sistema de valores.



FABLA SALVAJE

  Y para cerrar esta serie de artículos que trató de síndromes psicológicos étnicos o, si se quiere llamar, de psicología comunitaria, lo ...