Robert Fossier en su libro Gente
de la Edad Media, empieza haciendo una descripción física del hombre desnudo
que a continuación transcribo: “Dejemos, pues, de contemplarnos embelesados
desde hace milenios, y al sexo femenino incluso más que al otro, y digamos que el hombre es un ser feo y débil……..nuestros
pies y sus dedos inútiles, nuestras orejas encogidas e inmóviles, la cabeza pequeña
con relación a la proporción del cuerpo, bípedo y plantígrado, el hombre
camina, salta y correo mucho pero que los cuadrúpedos , sus miembros anteriores
están muy atrofiados y son tan débiles que harían reír a cualquier animal carnicero,
sus uñas no sirven para nada, y tampoco lo que queda de su dentadura,, su vellosidad
mediocre no le protege de ninguno de los
caprichos del cielo, la copulación lo obliga a adoptar posturas grotescas que
comparte, es verdad, con muchos otros mamíferos,
a medida que avanza su edad, sus carnes se vuelven flácidas, se encorva y sus órganos
le fallan, sus sentidos son muy débiles a comparación con otros animales, casi
no ve de noche, ni de lejos y no percibe muchos de los sonidos de la naturaleza………el
hombre es una criatura desfavorecida por la creación”
La descripción antropológica de
Fossier corresponde al hombre promedio de la edad media, en la actualidad, no
parece que estemos muy lejos de él, en otras palabras, no parece que hayamos
mejorado, ya que por la cantidad de personas que se someten a una operación de cirugía
plástica podemos concluir que hay millones de personas que no están físicamente
a gusto consigo misma.
Valgan verdades, la introducción de
Fossier no pasa de ser una descripción que hace para ubicar a hombre dentro del
contexto exacto de su tiempo y su ambiente.
Realmente ningún ser humano es
tan feo como él pretende, ni tan guapo que valga la pena envidiarlo. Todos
compartimos un tiempo en donde llegaremos inexorablemente al final.
La persona que se somete a una cirugía
para modificar alguna parte de su cuerpo evidencia un déficit de halago a su físico,
es decir, un déficit de reforzamiento positivo a las cualidades de su cuerpo, y
por el contrario tiene un exceso de críticas a sus deformaciones que han hecho
que tome decisiones para someterse a operaciones que le evitaran comentarios
desagradables, lo que puede tipificarse como reforzamiento negativo, en la vida
diaria esto se verificara, cuando la
persona siempre se someta a un arreglo para evitar la críticas hacia su físico.
Los halagos sociales en estos
casos son escasos. La persona tendera a
evitar sentirse mal aumentando las conductas que lo ayuden a mejorar su
aspecto. Cuando alguien quiere realizar una cirugía estética debe pasar por un
examen psicológico, por que el asunto muchas veces va más allá del aspecto estético.
Por ejemplo hay mujeres muy bellas, que aun así, se someten a cirugías para
<enderezar” su nariz o bajarse tal o cual protuberancia que a decir verdad
ni se nota. ¿Si se es bella, para que operarse? ¿Para mejorar? ¿Complacer? ¿A quién?
Los doctores en este caso recomiendan no hacerse la operación, porque
evidentemente no lo necesitan.
Estas personas necesitan ser
halagadas, esto les lleva a buscar el perfeccionismo físico, en compensación de
algún déficit intelectual o emocional, pueden presentar muchos casos un déficit
en habilidades sociales, que le permitan a la persona defender y expresarse de
manera adecuada.
Si conoce a una persona que se “sienta
fea” haláguela por sus otras cualidades, físicas o de otra índole, todos
tenemos alguna cualidad por la cual podamos ser reconocidos, reforzando su
autoimagen la persona se sentirá más a gusta consigo misma.
Cuestiónese sus propios
pensamientos con relación a la belleza que tiene o está perdiendo. ¿Es real su
fealdad o está exagerando?, ¿Se quiere complacer a sí misma o a otra persona? Nadie es en realidad feos, solo estamos un poco
descuidados.