Hagamos un alto a las cosas psicológicas,
y usemos la facilidad que nos otorga los
blogs para escribir algunas cosas relajantes, no tan serias ni interesantes lo acepto, pero para muchos, la psicología tampoco
lo es, cosa que también puedo aceptar. En fin, a este alto los ejecutivos que
asisten a sus conferencias en donde las cosas de la empresa y los números flotan
en el ambiente lo llaman un “Break”, lapso que ocupan para hablar de cualquier cosa,
antes de retornar a la rutina conferencista. Y aunque volveremos a la rutina
pero no a la conferencia, aprovechare este tiempo para escribir cualquier tontería,
que también tengo derecho.
En un artículo anterior mencione una
de mis debilidades en este mundo –las tengo a montones - usualmente las
debilidades están íntimamente ligada a
los gustos. Y es que es un gusto retomar de tiempo en tiempo la lectura de la mitología
griega, Siempre me llamo la atención la relación comparativa entre las
cualidades inmortales de las deidades olímpicas y las humanas, ya que entre
ellos hay un origen compartido, ya que según Hesiodo “los Dioses y los mortales
tienen un mismo origen” puesto que ambos vienen de la tierra (Gea). Es casi
casi como si en el Olimpo habitaran humanos, ya que sin el poder del trinche
Neptuno no sería más que un viejo lujurioso tras las faldas de Anfitrite, Ceres,
Toosa y muchas más; que diferencia con el mito judeo – cristiano del Dios único,
santo y libre de pecado, a lo que Nietzsche sentencio “El bajo vientre es el
motivo de que al hombre no le resulte fácil tenerse por un dios.” Demás está
decir que para los griegos fue fácil.
Siempre me alucine a Prometeo
como el equivalente griego del dios de los cristianos, no olvidemos que era un Titán
y como tal representaba a la fuerza bruta en contra de Zeus y los demás dioses olímpicos
contra los cuales peleaban por apoderarse del cielo; pero Prometeo tenia al mismo nivel de su
brutalidad un amor a la raza humana, que no está claro si la creo para darle la
contra a Zeus o por un amor a esta, que
aun no logro entender. La historia
resumida es como sigue: “Prometeo fue hijo del titán Japeto y de Climene prometió
no meterse entre la lucha de los titanes y los dioses olímpicos, pero al ver
que los dioses ganaban, decidió apoyar a Zeus, participo en la asamblea y ágapes
de los olímpicos y fue enviado a la tierra a crear un ser diferente a los
animales, pero se le ocurrió crear a un
ser con rasgos iguales a los dioses para vengarse de ellos por haber ganado a
su estirpe de titanes, los formo del barro y les dio el soplo de la vida, además
del fuego que era signo de evolución y civilización. Zeus no vio con buenos
ojos la obra de Prometeo, pero lo dejo pasar, pero se enojo cuando Prometeo ofreció
una ofrenda a los dioses y a los hombres y le dio la carne a estos últimos y a
los dioses le dio huesos envueltos en grasas. Zeus entonces arrebato el fuego a
los hombres a lo que Prometeo robándolo de la fragua de Vulcano se lo devolvió.
Fue castigado por el Olimpo encadenándolo en el monte Cáucaso en donde un águila le comía
el hígado todas las mañanas, en la noche le volvía a crecer y al día siguiente
la misma águila se la volvía a comer, y así por la eternidad, hasta que Hércules
repuesto de su locura lo libera con la anuencia de Zeus”.
En la obra “Prometeo encadenado”
Esquilo nos da cuenta de un Prometeo firme y orgulloso aunque opacado por la resignación
griega ante su desgracia. Nada comparado con el “Prometeo encadenado” de Goethe
mas rebelde que el de Esquilo, basta con leer esta frase que el Prometeo de
Goethe exclama a Apolo cuando el Titán sigue encadenado “No conozco nada bajo
el sol que de más pena que ustedes dioses” la rebeldía activa del nuevo
Prometeo contrasta con la rebeldía vencida del griego, que solo pide cambiar su
suplicio por un vaticinio que Zeus no escucha.
El parecido con el mito judeo
cristiano está en la creación del hombre
desde el barro y el soplo de vida. La imagen y semejanza a Dios es parecida al
mito griego. Prometeo crea al hombre hedonista con la cualidad de la pedantería
olímpica creyéndose igual a los dioses en el dolor y el placer, la hedonè y
ponos (dolor) juntos a un ser que se equiparara a los
inmortales. El castigo de Zeus a Prometeo equivaldría al castigo edénico de Adán
por comer la manzana, el fuego como elemento de civilización sustenta el
sincretismo que Mircea Eliade en su “Historia de las Religiones y las Creencias
Religiosas” cree que hubo con las culturas primordiales que vieron en el
candente elemento un avance hacia la etapa de la evolución.
Sea como fuere, Prometeo es uno
de mis personajes mitológicos más queridos, si Hércules no lo hubiera liberado,
lo hubiera hecho yo.