viernes, 24 de mayo de 2013

¡¡¡¡SALSA¡¡¡¡¡


Como están acostumbrados mis poquísimos lectores, de vez en cuando pido licencia para escribir de otros temas que no son necesariamente psicológicos. Siempre quise escribir algo, lo que sea,  sobre una música que la escucho desde que tenía 12 años, un género musical en donde los instrumentos combinan como en una sinfónica, pero no es una sinfónica, los instrumentos parecen conversar, dialogar y hasta hacen monólogos, guapeo le dicen, una música que llega hasta los huesos a quienes le gusta, una música que de acuerdo a la voz  y a la letra que la acompaña, es una fiesta, un barrio, un velorio, una campiña, una ciudad y hasta una tristeza de amor. Un género musical en donde la voz es prescindible, porque solo los instrumentos conectan al alma.  Un género musical que es una fusión entre África y América, que tiene el sol del Caribe y el son del tambor africano, la cadencia del pie bailando, y que le da al cuerpo el parecido a un exorcismo musical, una posesión diabólica de buen gusto y nada infernal hasta que se arma el jolgorio. Un género musical que se baila sonriendo, cuando no riendo, que le da al rostro humano la felicidad del sol, la, sí, y en la que nunca llega la noche. Que si no tienes sangre caliente, seguro que no la bailas. Un género musical que pondría bailar al mismísimo Orfeo rodeado de sus musas.

Salsa la llaman, pero no la llaman, la bailan, aunque también se puede solo oír y sentir, o sentir y oír, o solo sentir, o solo oír, ¡En fin¡ no voy a narrar la historia de ella, a mí solo me importa escucharla y bailarla, no su historia, eso lo dejamos a sus historiadores y a la gente que sabe.

Cuando dije que los instrumentos parecen dialogar, no me equivoco, no es otra cosa la paridad del sonido del trombón con la cadencia de los timbales. Cuando un instrumento deja  paso al otro en el medio de la canción. ¿Y el monologo? No parece otra cosa el guapeo de la flauta de Johnny Pacheco, el trombón de Willie Colon,  El piano de Richie Ray y de Larry Harlow y el violín de Louis, el otro “judío maravilloso”. La conga de Ray Barreto. Uno de los más hermosos discos que he escuchado  en la salsa, es precisamente el titulado “salsa” que hizo Larry Harlow con la voz de Junior Gonzales, cada canción es una combinación de derroche musical, los cambios de ritmos y cadencia de salsa a guaguancó y son montuno son fenomenales. No he escuchado otro disco igual, salvo la obra musical al estilo de ópera salsera titulada “Hommy”, equivalente a la ópera rock “Tommy” de la que se hizo una película, interpretada por el cantante del grupo The Who Pete Townshend. En la obra salsera cantaban Cheo Feliciano, el salsero, no el bolerista invidente, Celia Cruz, Junior Gonzales, con la orquesta de Larry Harlow y otros más, esta fue una generación de músicos salseros que no se han vuelto a repetir. En “Hommy” se puede escuchar, salsa, bolero, merengue y son montuno, una verdadera joya musical. Esos músicos eran salidos de conservatorios de música, no eran improvisados, la orquesta de Richi Ray por ejemplo muy a menudo, y antes de convertirse al evangelio, introducía en su música extractos de Juan Sebastián Bach y hasta de , Beethoven.  Muchos eran de Puerto Rico, Panamá, y países del Caribe que emigraron a hacia Nueva York,  que pronto se convirtió en el centro salsero y producción de música impresionante, desde donde salían en sus giras la Fania All Star y sus componentes, cuando hacían de solistas. El más representativo de la salsa para muchos es Héctor Lavoe, sus canciones con la orquesta de Colon son memorables y algunas, verdaderos clásicos de la salsa. Se respeta los gustos, pero se me antoja que Lavoe es más sentimiento de barrio, más popular, el rey de la popularidad tuvo una vida trágica y un final muy doloroso que para muchos se ha vuelto un mito. Mis gustos más se inclinan por Rubén Blades cantante y compositor, un panameño que trabajo de mensajero en la disquera Fania, y desde ahí salto a cantar en algunas bandas como por ejemplo el de Ray Barreto, con Tito Gomez. Pero su espaldarazo vino con la orquesta de Willie Colón que estaba buscando cantante después de haberse alejado de Lavoe ya que este presento problemas con el alcohol y las drogas. La gente pensaba que después de Lavoe, Willie Colon no podría conseguir otro cantante igual,  se equivocaron de punta a punta, ya que con Rubén Blades, Willie Colon grabo el disco más vendido en la historia de la salsa, el disco “siembra” a finales de la década de los setenta. Es que cuando Blades cantaba es como si el barrio entero se ponía a cantar. Luego de cinco discos llamados antiguamente LP, se separaron, pero esa es otra historia.

Cuando Rubén Blades se separo de la orquesta de Willie Colon e inicio su carrera ya como solista, sus primeras canciones aun sonaban con trombones, lo que hacía parecer que aun pertenecía a la orquesta de Colón, cosa que le quitaba originalidad, pero como lo genial que es, sustituyo los instrumentos de viento por xilófonos y el órgano, cosa que ya había hecho años antes Cheo Feliciano de quien Baldes es admirador. Otra gran obra musical en  salsa fue Maestra Vida compuesta por Blades y la que denomino a su música como  “FOCILA”  Folclor de Ciudad Latina, una denominación que quiso diferenciar de la palabra salsa, ya que esta palabra conllevaba una mezcla, una ensalada de músicas y ritmos afro latino y caribeños.

Este pequeño  ciberespacio, quedaría más pequeño aun si pudiéramos hablar de la salsa y todos sus componentes, Ismael Rivera, Miranda, Cheo Feliciano con esas joyas musicales de Juan Albañil y Trizas, el Conjunto Clásico, Celia Cruz, Tito Puente, Adalberto Santiago. Por esta parte del continente Oscar de León, Fruko y sus tesos de Colombia,  lamentablemente más al sur no se escucho salsa, lo lamento por ellos, Argentina, Chile,  Paraguay y demás países sureños, no gozaron de la melodía salsera. Mala suerte vecinos.

FABLA SALVAJE

  Y para cerrar esta serie de artículos que trató de síndromes psicológicos étnicos o, si se quiere llamar, de psicología comunitaria, lo ...