miércoles, 24 de agosto de 2011

LA ANOREXIA

La anorexia esta considerado un trastorno de la conducta alimenticia grave si no se trata a tiempo, caracterizado por pérdida de peso hasta niveles que pueden poner en riesgo su vida, debido a que la persona no ingiere alimento, se niega a comer aun cuando tiene hambre por no querer engordar, su percepción esta distorsionada porque cuando se ve en el espejo percibe su imagen gorda. Muestra preocupación por las calorías de las comidas, niega el problema ignorando conversaciones al respecto y no acepta su baja de peso en riesgo con su vida. Existen dos tipos: la restrictiva, que es cuando el paciente se niega a comer, y el purgativo, que es cuando el paciente tiene episodios de comilona o  traga compulsivamente para después vomitarlo o hacer ejercicio hasta cansarse con la idea de quemar calorías.
Este problema se presenta más en mujeres que en hombres, y la edad de aparición puede ser  los 15  años incluso antes, y se puede extender hasta los 25 y en algunos casos se ha visto pacientes de 30 años con este problema.
Son personas que tienen pensamientos rígidos y severos con los demás y con ellas mismas, detallistas y tienen preocupaciones constantes de la belleza corporal, creen que la belleza está en la delgadez, con pensamiento polarizado de gorda-flaca sin intermedio, su pensamiento también es repetitivos y obsesivo, con negación y desconocimiento del problema. La percepción de su imagen corporal esta distorsionada, por que aunque estén perdiendo peso, se siguen viendo gordas. Emocionalmente presentan ansiedad y depresión, pudiendo también presentar conducta compulsiva, lo cual explica los atracones desmesurados y los vómitos posteriores, así como los robos que realiza de ropa y hasta de dulces que guardan por toda la casa, y comen cuando tienen hambre. Pueden presentar también molestias estomacales gástricas.
El diagnostico diferencial debe verse con suma importancia para descartar otra clase de problema físico o somático que explique la baja de peso. Con la depresión se diferencia en que, en este,  el apetito disminuye, mientras que en la anorexia no, el paciente no como para no engordar. El anoréxico vive preocupado por las calorías dietéticas de los alimentos, mientras que el depresivo no, aunque compartan algunos síntomas como las ideas de suicidio y los trastornos de sueño, la diferencia es clara. Con los esquizofrénicos también hay algunas diferencias por que estos pueden tener conductas alimenticias ridículas o extravagantes pero no dejan de comer, así como tampoco  tienen pensamientos repetitivos de obesidad. 
Una de las causas del problema según el modelo de  Calvo Sagardoy (1988), son las tendencias sociales de admiración y preferencias hacia las personas delgadas, que han  generado un aprendizaje social en el paciente, unido esto a las condiciones particulares de crianza en la niñez con creencias sobre la intolerancia a los errores, perfeccionismo y detallistas, frustración e incompetencia social, han expuesto a los pacientes anoréxicos a escaso reforzamiento positivo, y por el contrario se han condicionado al reforzamiento negativo (por la evitacion del peso) que mantiene su conducta sin apetito. Al llegar  al adolescencia la forma de afrontamiento a los problemas se manifiesta con autocontrol del peso y de la comida. Sus creencias han desarrollado una percepción distorsionada con pensamientos dicotómicos y polarizados entre gordo-flaco sin intermedios, sobregeneralización exagerando sobre su peso y el  hipercontrol cognitivo a su conducta de comer.
Hay pacientes que dejan el trastorno sin llegar al tratamiento. Cuando no es asi, el tratamiento pasa por restablecer el peso mínimo para no estar en riesgo su vida, si es necesario se le debe de hospitalizar para su tratamiento medico. Si no esta en riesgo su vida, los objetivos terapéuticos tiene que estar dirigidos a una  reestructuración cognitiva que debe estar orientado a generar creencias más realistas, la autoaceptacion de su imagen, desarrollo de habilidades sociales y sus relaciones interpersonales y disminuir el descontrol de los vómitos. Hay que hacer seguimiento por un posible cambio de síntoma hacia un trastorno obsesivo- compulsivo o depresivo. Siendo la familia el centro en donde se desarrolla este trastorno, la terapia familiar es necesaria para restablecer relaciones adecuadas y descartar comunicaciones interpretativas que mantengan el trastorno.

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