jueves, 4 de octubre de 2012

Los misterios de la "motivación"


Juancito de siete años no quiere ir al colegio, A Raulito de ocho no le  gusta leer. Sin embargo a Raulito si le gusta jugar con sus amigos en el parque, y a Juancito le gusta ir al cine con su familia.

Podemos decir que Juancito no está “motivado” para ir al colegio, y Raúl no lo está para leer. Pero ¿Qué es estar motivado? Si vemos las diversas teorías clásicas o tradicionales sobre la motivación podemos leer “que es un impulso interno que empuja a la persona a realizar tal o cual objetivo” esta definición no nos ayuda mucho a comprenderla, porque nos llevaría a varias preguntas claves. Algunas de ellas serian ¿Si es interno dependerá de cuestiones hereditarias? ¿Genéticas? ¿Fisiológicas? ¿Y si es así, porque mi hijo no muestra motivación? ¿Habrá algo que no está del todo bien dentro de èl? Las respuestas a estas preguntas, no son del todo claras ni tampoco nos lleva a solución alguna, si llevan a una preocupación en los padres, agravando la situación del niño.

Sabemos que las condiciones escolares no son del todo motivantes que digamos, es algo que es común a casi todas las culturas, la escuela, por las mismas formas de  enseñanza, espacios, horarios y metodología no son espacios que “motiven” a los alumnos, - no es culpa de los profesores - no es de extrañar entonces que los asistentes a ella no muestren interés cuando acuden a espacios donde además, confluyen todo tipo de alumnos con diversidad y diferencias de costumbres. Si le sumamos a ello, la presión por aprender que reciben de sus profesores y padres para sacar una nota  o “portarse bien”, la situación para el alumno promedio se hace difícil.

Tampoco podemos esperar que los chicos entiendan que tienen que hacer tal o cual cosa porque “deben hacerlo” o decirles por que “debe ser así”,  es muy difícil explicar cuestiones morales, éticas y obligaciones sociales a niños menores que aun no desarrollan pensamiento abstracto, es muy difícil que entiendan solo con palabras. Lo que da resultados en estas cuestiones es el reforzarlos en cada conducta que queremos que hagan. Si vamos a utilizar el concepto de “motivación”, definamos entonces la motivación como una historia de reforzamiento a esa conducta que se ve que el niño hace constantemente- sea esta, conducta positiva o negativa no importa- diríamos entonces para utilizar esta palabra de “motivación”, que existe una “motivación” extrínseca y otra intrínseca, es decir un refuerzo que viene del ambiente y otra que se siente o percibe desde dentro, no vamos aquí a negar eventos internos como pensamientos o creencias, lo que si vamos a decir que incluso estos eventos internos o “motivación intrínseca” son dados desde fuera del organismo.

Cuando vemos que un chico actúa “motivado” y aparentemente no recibe reforzamiento del ambiente, es porque ya ha pasado por una historia de reforzamiento continuo  e intermitente, entonces, los reforzamientos del ambiente se han convertido en satisfacción interna. No todos los niños llegan a este estado, tampoco debería ser el objetivo final de ningún tratamiento conductual que los refuerzos externos se conviertan en internos, y esto porque la conducta por principio es cambiante de acuerdo al ambiente, y como el tratamiento conductual es ideográfico, es individual de acuerdo al contexto de cada persona, teniendo en cuenta estas consideraciones lo que importa en el estudio de la conducta es,  que fuerza o “motiva” la conducta deseada.

Cuando los padres de Raulito querían que le guste la lectura por que “así debe ser” le leían cuentos, pero lo criticaban por no prestar atención, el ambiente no era el adecuado, lo hacían rápido sin interés ni “vivir” el cuento, el resultado es que Raulito le tomo fastidio a la situación, en el colegio fue igual, mientras el profesor da clases de lectura, èl se sintió fastidiado. No es que Raulito nació con un desinterés en la lectura. Sin embargo, en el parque con sus amiguitos si era divertido y esto se debe al contexto gratificante en que se desarrolla el juego.

A Juancito le agrada ir al cine, tal vez no tanto por la película, es más seguro que vaya a ver cualquier película para niños, lo fascinante del cine- si le gusta a Juancito,  es que es en pantalla grande, está acompañado de Pop Corp y gaseosa. No es que Juancito haya nacido con interés en películas. Sin embargo en el colegio no encuentra esta “motivación”. Lo interesante del análisis conductual es que nos permite analizar las condiciones en donde se desarrolla la conducta, sea esta en donde sea, incluso en el colegio, es cuestión de situaciones o contextos, más que de herencia o fisiología.


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