El titulo implica dos conceptos
vistos desde dos enfoques diferentes.
La razón, como un concepto mas
general y superior, el más superior de la mente que contiene la verdad y la dirección
de la visión del mundo circundante, la guía a nuestras acciones desde dentro de
nosotros, la explicación inmediata de nuestra conducta, aunque como decía Skinner
“no parece que todo lo que sigue al comportamiento este en el orden correcto
para ser su causa”. Se ha llegado a creer y aceptar en algunos grupos sociales que
el ebrio agrede a su esposa porque esta mareado, se responde de forma explosiva porque se está
enojado o con ira, se está feliz o triste porque se ha adquirido algo, o por alguna perdida. Las razones pueden estar antes
o después de la conducta, o lo que es más difícil aun, dentro de nosotros.
Las consecuencias reforzantes son
algo que pasa después de nuestra conducta, y es condición para que la conducta aparezca
nuevamente, y a su vez, esa conducta hace o es condición para que aparezcan las
consecuencias reforzantes. Las consecuencias reforzantes pueden estar fuera de
nosotros o dentro de nosotros, la reiterada actividad sexual, de cualquier tipo
dependiendo quien lo haga, es una prueba de que lo reforzante está dentro de
nosotros.
Las razones dentro de nuestra
mente no se vuelven efectivas así como así, aunque se crea en esas razones,
aunque se ponga fe en ello, no hay una consecución natural en el futuro entre razón
y conducta. El idealismo piensa que si. Si así fuera, se solucionarían los
problemas del estudiante jalado, a quien le explicamos las razones del porque
debe estudiar, podremos decirle muchas razones, esperando que al día siguiente
se levante temprano, arregle su cuarto, y contento se vaya a estudiar obteniendo
buenas notas al final del semestre. Pero lamentablemente las razones solo son
un reflejo de lo que puede pasar y no pesa más que cualquier otra cosa que
tenga esas condiciones. El estudiante incluso puede creer en esas razones.,
pero eso no le hará estudiar al día siguiente.
Podríamos explicar al delincuente
las razones por las cuales no debe robar, al marido pegalon de las razones para
no golpear a su esposa, también podríamos dar razones del por qué el tipo que “explota” ha perdido amistades y no debería hacerlo,
pero sin que formen parte de esas razones en la realidad o el mundo físico,
poco habremos avanzado en el control positivo de la conducta.
Si por el contrario, mostramos al
estudiante las posibles consecuencias positivas
del estudiar, al marido pegalon, al ladrón y al explosivo las
consecuencias adversivas de sus actos, habremos establecido las variables que
en el futuro mantendrá la conducta de estudiar, las de ser cariñoso, honrado y
asertivo, ya sin apelar a las creencias
o razones de su mente, o verdades absolutas, o de su yo consciente, o su
voluntad.
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