sábado, 19 de octubre de 2013

Diagnóstico diferencial


El diagnóstico diferencial es utilizado para diferenciar un trastorno de otro, los mismos que comparten signos y síntomas y puede llevar a confusión al profesional que hace la evaluación y el análisis de los resultados. Es muy utilizado en clínica por personal de la salud, ya sea estos médicos o psiquiatras  que piden al psicólogo en interconsulta, descartar si se trata de un trastorno psicológico o psiquiátrico, o si los síntomas pertenecen a un trastorno de personalidad o a una crisis, para poder tomar una decisión sobre la entidad psicológica que se presenta y si es necesario el internamiento o recomendar tal o cual tratamiento o intervención, también puede ser usado por peritos en cuestiones judiciales para aclarar al juez sobre el trastorno y la inimputabilidad del acusado.

Para hacer un diagnostico diferencial se necesita que el profesional tenga experiencia y mucho conocimiento sobre las entidades psicológicas, sus síntomas y signos, la forma de aparición, frecuencia, intensidad y duración, así como la edad y circunstancia de su aparición, también como esos síntomas y signos se expresan en conducta, emoción o procesos cognitivos.

Muchos síntomas en psicología clínica no son patognomónicos; es decir, no pertenecen a un solo trastorno, por el contrario, hay muchos trastornos que comparten la forma de aparición, frecuencia e intensidad de los síntomas, que hace necesario que se haga uso de este instrumento para poder tomar la decisión correcta. Por ejemplo las personalidad Obsesiva Compulsiva comparte con la personalidad Dependiente en que ambas tienen mucha preocupación por cumplir las expectativas de otros, la diferencia radica en que mientras la  inseguridad  y la falta de habilidades sociales caracterizan al dependiente, estos síntomas no los tienen los obsesivos compulsivos.

Una de las personalidades más complicadas y que muy seguido es necesario hacer un diagnostico diferencial es el Limite o Bordelinde, ya que algunos síntomas, como los psicóticos, también pueden presentarse en las personas con trastornos del estado de ánimo, pero, mientras que en los segundos la aparición del síntoma psicótico es rápido, en el  límite es insidioso, para esto hay que conocer la historia del desarrollo del trastorno. Las emociones por ejemplo, algo muy intenso en los bordelines, son sentidas como egosintonicos, muy propias y parte de su personalidad, en otros trastornos los problemas emocionales son sentidas como egodistonicas, que quiere decir que se sienten como extrañas y sin sentido. La labilidad emocional, los cambios de humor también son compartidos entre la personalidad limite y el histriónico, pero mientras el primero puede tener demostrar mucha cólera o ira en sus relaciones interpersonales, los histriónicos no lo presentan en plena crisis. Para concluir con la vasta gama de síntomas parecidos entre el límite y otro trastorno diré que, la manipulación de personas se presenta tanto en el antisocial y el límite, pero mientras que el antisocial hace uso y provecho de esas manipulaciones, el limite lo hace para llamar la atención y expresar –descargar estaría mejor escrito – las emociones.

sábado, 12 de octubre de 2013

El escudo de Aquiles



 Medio día en la ciudad de Lima, en la parte lateral de la Plaza de Armas, hago un trámite en el local de la Municipalidad, mientras espero en el segundo piso, me asomo al balcón del frontis y observo el Palacio de Gobierno, están haciendo el cambio de guardia, hay regular cantidad de gente pero desde mi posición se logra ver por encima de las cabezas de esa gente que de pie, junto a la reja del Palacio, observa como los soldados vestidos de rojo y botas, a paso de tortuga, en fila india y muy marciales, se relevan de sus obligaciones hasta más tarde, la gente que observa, en su mayoría de condición pobre, aplaude y se cuida la cartera, pues saben que una “mano amiga” le llevara su dinero, si lo tuviera, para cuidárselo mejor que el mismo. Pasa detrás de ellos, una vendedora ambulante algo regordeta y seguida de dos niños de unos cuatro y cinco años, ofrece en una pequeña caja de cartón, chicles, galletas y demás golosinas, los niños que la siguen, llaman la atención de otro infante bien vestido que aparenta la misma edad, hijo de uno de los observadores del cambio de guardia,  se les queda viendo asustado y siguiéndolos con la mirada, más allá, casi al lado extremo, una pareja joven de enamorados parece importarle poco el paso de los militares y se besan casi a escondidas, el amor y la guerra, en un pequeño espacio de terreno.

Policías con casco y escudos caminan al borde de la acera parecen cercar a los mirones del Palacio, están esperando que acabe el cambio para desalojarlos, pues hay una marcha de trabajadores exigiendo sus derechos sin cumplir sus obligaciones. En la pista, por culpa del semáforo en rojo, lento y cargoso, una fila de autos esperan pasarlo, un tico, un Volkswagen escarabajo de esos que ya no se ven está detrás, detrás de él una camioneta 4 x 4 grafica que el avance económico no le toca a todos, tampoco a la vendedora de golosinas, que por segunda vez jalonea a uno de sus hijos porque no avanza rápido, tal vez tenga la errada idea de que la distancia de los pasos del niño deben medir iguales a la suya. Mermeleros a sueldo, vagos, desocupados, ladrones de poca monta, alguno que otro con corbata, mujeres de edad avanzada y jóvenes promesas de los estudios universitarios completan el total de la gente que mira.

Sale el presidente de la República por el balcón, está acompañado del presidente del Congreso y del Poder Judicial, tengo conocimiento que tenían una reunión de coordinación, saludan al fondo de la multitud, sabiendo tal vez, que si saludan a la gente, no recibirán respuestas. Detrás de ellos algunos congresistas y jueces completan la fauna. La bandera peruana, sin lavar, flamea en el mástil de Palacio. El jefe del batallón busca en el balcón a su jefe supremo y le avisa el término del cambio de guardia, asienta este con la cabeza sin una sonrisa, un militar nunca debe reírse en público, no es marcial decía mi padre, tampoco en privado decía mi madre antes de una carcajada, un caballo jaspeado y con plumas en la cabeza lleva al insonriente-perdonen el barbarismo- hacia la puerta lateral en donde dormirá la siesta. Un grupo niños de colegio que no pasan de los ocho años, están dentro del palacio junto al túnel por donde paso el caballo, junto con sus maestras ha asistido a visitar el Palacio, como parte del curso, asombrados ante la marcha y el caballo, flamean pequeñas banderitas roja y blanca; se les acaba la hora de visita, volverán a la rutina del aula, la gente mirona seguirá circulando, el ladrón robando, el de corbata y el de sin ella, los que están dentro y los que están fuera, la pareja seguirá besándose en una banca de la plaza, los vagos buscaran mirar a otra parte, la vendedora de golosina a seguido su camino, el tico y la camioneta 4 x 4 ya han pasado, los policías terminan de desalojar de esa pequeña cuadra a todos los que estaban,  y toman sus posiciones, pues la marcha de los trabajadores se acerca y hay que impedirlo, yo me meto al municipio y pienso que mejor regreso otro día, las bombas lacrimógenas irritan demasiado, bajo y me retiro de la plaza, no sin antes pensar que si Hefestos hubiera hecho el escudo en el Perú , hubiera tenido más trabajo.

jueves, 10 de octubre de 2013

El humanismo del conductismo


Mucho se le ha criticado al conductismo el hecho de que en su explicación de las causas del comportamiento, dé más importancia a la influencia del ambiente  que a eventos internos como la actitudes, creencias, sentimientos, voluntad, aspectos genéticos o hereditarios; la mayoría de estas críticas, no tienen fundamento  y  parece que no supieran de lo que se trata, algunas de las criticas, entre otras, son: que no toma en cuenta los sentimientos de las personas, que en sus inicios las investigaciones se hicieron con animales, que no es humanista, que niega la mente y las emociones, que es muy técnica, que no es profunda ni penetra en la intimidad de la mente  y muchas más. Muchos ignoran también- y es una ironía - que a Frederick B. Skinner, el psicólogo conductista más importante de la segunda mitad del siglo veinte, representante del conductismo radical y del condicionamiento operante, disciplinas consideradas anti humanistas, se le haya concedido el premio “Humanista del año” de la American Humanist Association en 1972.

 

El término humanismo desde su origen griego, viene de “humanitas” que se refiere a la humanidad. Su significado común y corriente es eso, pero con  Cicerón el término tiene también otra connotación en donde enmarca perfecto el conductismo, y se refiere a la educación del hombre de acuerdo a su verdadera forma humana, de acuerdo a su ser.

 

¿Y qué es el ser? ¿De que esta hecho? Cuál es la verdadera relación del organismo humano dentro del ambiente que lo rodea y lo influye? Si creemos que conocemos la forma verdadera del ser, hablando de un alma o espíritu conforme lo propuesto por Descartes, estaremos andando de tumbo en tumbo sin llegar muy lejos. ¿Acaso el ser, es un organismo en medio del ambiente? ¿Acaso pertenecemos a un sistema natural, sujeto a leyes naturales, a la par de la manzana de Newton que cae al suelo por la Ley de la gravedad? Parece que esa respuesta es más fiable y objetiva, al menos es un punto de vista lógico y comprobable, ahora bien, esta respuesta si es afirmativa, me obliga hacer otra pregunta: ¿Y cómo este organismo forma relación con estímulos externos? ¿En qué medida esa relación influye o modifica el comportamiento humano, sus causas y consecuencias? ¿A qué leyes naturales se somete esa manipulación y esa influencia? Si supiéramos la cuarta parte de las respuestas  de estas preguntas, habremos avanzado algo. Afortunadamente el conductismo propone en su análisis, no evitar ni esconder las emociones y creencias, sino evitar darles fuerza de causa del comportamiento, en cambio propone verlas como consecuencias de eventos que ocurren en el ambiente en estrecha relación con el organismo. Esta forma de verlas, no les quita su carácter humano, no evita tenerlas en cuenta, ni disminuye su valor terapéutico.

 

Uno de los nefastos efectos de considerar como causa del comportamiento, eventos que se desarrollan dentro de las personas, es que puede llegar a hacer una diferenciación importante entre ellas, por ejemplo, si hablamos de la inteligencia, diferenciaremos entonces entre personas inteligentes y no inteligentes, y hasta pudiéramos darle el valor necesario según la inteligencia de cada uno. La cosa se agrava si decimos que ciertas capacidades humanas se deben a cuestiones biológicas o hereditarias, bajo este enfoque debemos suponer que un alumno, hijo de un matemático, debe ser muy bueno en matemáticas, el hijo de un deportista, bueno en deporte y así por el estilo. Otro ejemplo seria de aquel alumno que no rinde en sus estudios y tiene un bajo rendimiento académico durante largo tiempo, inmediatamente podemos pensar que “hay algo que no anda bien en él”, en vez de analizar la historia de aprendizaje de este alumno, y la del hijo del matemático, esta historia incluye sus hábitos de estudios y como ha sido estimulado. Yo pregunto si esta forma de analizar o ver el problema de las causas del comportamiento, nos pueda llevar al peligro de discriminar a las personas, tanto por su raza, herencia, aptitudes y capacidades, al más puro estilo platónico cuando ideo su utópica administración política del Estado. ¿Es esto humanismo?

 

A muchas personas no les gusta que incluyan al ser humano entre la especie animal, ¿Pero donde si no, ubicaremos a nuestro organismo dentro del sistema natural del mundo? Claro que no somos igual a los demás animales, somos una especie de animal superior, que compartimos con los demás seres ciertas características naturales de responder a estímulos. ¿Acaso esto no es una forma de diferenciarnos de ellos? Las capacidades humanas no son eventos que se excluyen de cualquier investigación, pueden ser sujetas también a control sin perder su superioridad y singularidad ante las demás especies.  En la diferencia con las demás especies la que nos da nuestra singularidad en el mundo, la diferencia más allá de igualdades nos hace realmente humanos, no basta con teorías, deben ser comprobadas, ¿O acaso es más importante creer que la  moral es inherente a nuestra especie y no querer aceptar que hay seres humanos que no tienen moral? ¿O acaso seria más importante, como propone el conductismo, saber cuál es la mejor forma de establecer parámetros y ambientes en donde los seres humanos aprendan la construcción social de lo que llamamos  moral?

 

¿Acaso no es humanismo decir que las sociedades ejercen un control inadecuado sobre los seres humanos que lo lleva a comportarse “bien” solo por miedo y evitar el  castigo, y no por libertad ni decisión propia? La libertad para el conductismo realmente no existe, solo existe ambientes naturales, que si ejercen mecanismos coercitivos lo menos posible, y aumenta los estímulos adecuados a las conductas adecuadas, provocaran que las personas tengan la probabilidad más elevada de comportarse de manera adecuada., ya sin miedo al castigo. Lo que socialmente se llama actuar por “voluntad”.

 

¿Acaso no es humanismo, decir en la terapia que el castigo no es recomendable aplicarlo, porque enseña también a castigar, provoca ira y resentimiento, además de baja autoestima y que más bien se establezcan las condiciones necesarias, para dar la mayor atención posible a las conductas adecuadas,  llamadas por algunos, voluntarias, que en realidad es una historia de aprendizaje y condicionamiento?

 

Humanismo es conocer al ser humano, si utilizamos conceptos como trascendencia, alma, espíritu no sabremos a que referirnos, en todo caso, no nos servirá de mucho para cambiar el comportamiento, la abstracción se pierde en la discusión. Cuando más rápidamente conozcamos, comprendamos y aceptemos la verdadera forma humana y la esencia de su ser y su lugar en el enorme anclaje de la naturaleza y ambiente natural, seremos más humanistas pisando tierra y no volando en la abstracción del espíritu y de la mente, de la que realmente sabemos muy poco.

FABLA SALVAJE

  Y para cerrar esta serie de artículos que trató de síndromes psicológicos étnicos o, si se quiere llamar, de psicología comunitaria, lo ...