Mediante dispositivos de captación de imágenes cerebrales, tomografías, obtención de imágenes por resonancia magnética, neurocientificos han podido detectar la velocidad de las reacciones neuronales a milisegundos, así bien, la magneto encefalografía pueden localizar ondas débiles emitidas por el cerebro para detecta ataques o demencias y captar actividad cerebral durante la resolución de problemas.
El avance de la neurociencia es enorme, sin embargo falta mucho para que tenga la importancia que dicen tener, al menos para la psicología, tal vez con el paso de los años sea un instrumento valioso para el trabajo del psicólogo y pongo un ejemplo: la magneto encefalografía puede darnos muchos datos sobre la actividad cerebral sin embargo no nos enseña a resolver problemas.
Jansen (2000) nos dice que: “Cuando se lee, se activa la glucosa en los lóbulos temporales y parietales, con algo de actividad en la región occipital”; ahora bien, la psicología cognitiva nos dice que debido a que la lectura es una función mental superior que requiere de descodificar signos gráficos, recuperando signos compatibles de nuestro sistema de memoria a largo plazo, trayéndola a la memoria operativa. También sabemos que cuando trabaja la percepción visual, obviamente se activara la región occipital donde precisamente tiene su base neurológica. Los lóbulos temporales con glucosa no nos dicen cómo hacer para traer de la memoria los códigos gráficos y leer bien, así como la intensidad de los componentes que intervienen en la lectura, solo nos muestra la actividad neuroquímica de la lectura (la glucosa). Tampoco las neurociencias nos dan actualmente las respuestas de, por ejemplo, porqué fantaseamos, porque creemos en un Dios y no en otro, incluso puede decirnos en que momento y a que hora después que nos dormimos empezamos a soñar, pero no nos dice porque soñamos, ni porque el contenido del sueño. No nos dice porque imaginamos, ni las formas empáticas de relacionarnos.
Algunos científicos opinan que las neurociencias reemplazaran a la psicología, pero las neurociencias nos indican con mucha efectividad sobre la actividad cerebral, pero no sobre las relaciones funcionales superiores sistemática y su relación con la realidad, no nos explican como reforzar o extinguir conductas, como premiar o hacer que una conducta se mantenga. En otras palabras las neurociencias nos dirán cómo funciona el cerebro, pero la psicología nos dirá cómo detectar, analizar, diagnosticas y tratar los trastornos de conducta, de ahí la aparición de la neuropsicología, como disciplina que intenta relacionar el componente neurológico y los sistemas mentales superiores, incluyo entre los componentes al análisis conductual.
Imaginemos un diagnóstico de tipo neurocientifico como “Juan tiene fallas en la atención porque tiene un déficit de serotonina, dopamina “, las pastillas no solucionan el problema, en el mejor de los casos nos ayudan más que por un momento, sin embargo el análisis de la conducta y las técnicas usadas en el ámbito escolar tiene gran efectividad en este tipo de trastorno. Las aplicaciones efectivas de las investigaciones neurocientificas a la interacción social en todos los ámbitos del ser humano, corresponden a la psicología y no al neurólogo, ya que esas investigaciones que por otro no hay que negar que son muy importantes, no nos muestran una línea de acción, están dirigidas a las enfermedades o en su defecto, son casi imposibles su aplicación en la realidad-al menos por ahora sugieren caminos a seguir y necesitan de la acción multidisciplinaria.
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