miércoles, 28 de octubre de 2020

El estigma de la salud mental.

 

La mente encierra una fascinación  en todo aquel que quiera pensarla. El poder  de la mente, las conexiones neuronales, la maquinaria pensadora e imaginativa que es, la maravilla de los sueños, sabemos mucho o nada de ella. No tiene principios ni leyes científicas que la gobiernen o la guie, se desenvuelve bajo sus propios límites que en su mayoría nos son desconocidas, no conoce ni de tiempo ni espacio, ni de moral ni decencia, sin embargo toda esa fascinación se pierde cuando se habla de trastorno mental, es ahí cuando las personas escapan de la consulta psiquiátrica o psicológica y huyen del estigma de estar sufriendo un trastorno mental  ya sea este genético o producto de factores psicosociales, no importa, es menos estigmatizante -aunque más peligroso -  padecer de un mal renal, que un mal de la cabeza. Y ese desprecio de la sociedad por las personas que sufren de trastornos mentales, las desplaza hacia el personal encargado de su cuidado y rehabilitación, léase técnicos,  enfermeras, médicos psiquiatras y psicólogos.

Las diferentes áreas del arte se han encargado en parte de alimentar estas ideas, no son pocas las películas de Hollywood en donde el psicoterapeuta – loqueros le dicen - ya sea este psicólogo o psiquiatra es más psicópata y peligroso que su mismo paciente, y esto no es exclusivo de nuestra sociedad, tanto en occidente y oriente la estigmatización del enfermo mental y de quienes los atienden es un tema cotidiano.

Algunas razones

Desde los mecanismos del poder –según la visión vigilante de Foucault la psiquiatría ha sido utilizada por los gobiernos de turno como poder controlador, conservador y rígido  en los límites del comportamiento social, esto también ha contribuido que todo lo mental o psicológico sea visto como acosador de emociones expresivas, de rígido guardián de las normas que encaminan lo desviado, dictaminador  de sentencia social de lo que es bueno o malo, normal o anormal, confinando a los rebeldes sociales a  internamientos en hospicios mentales.

Sin embargo el concepto de salud mental unido a internamiento u hospitalización medica ha cambiado mucho desde el siglo XVIII, ahora el Estado apuesta por una atención en salud mental más comunitaria que solipsista, más integral que autosuficiente, y es debido a las gestiones de algunas instituciones que se han preocupado por el problema de la salud mental. Pero  este cambio aún está floreciendo desde el Estado, mas no así en la gente común en donde aún es mal visto  ir a consulta psicológica y ni que hablar de ir a consulta psiquiátrica.

Pero aún hay más, estamos hablando de profesionales en donde se cuentan también –como no- personal médico que desdeñan la especialización psiquiátrica y psicológica,  talvez porque lo psicológico no se basa comúnmente en indicadores sólidos y objetivos, y en comparación con los trastornos orgánicos, lo psicológico no es tangible como un corazón un hígado o un riñón.

Otra de las razones que han contribuido al estigma de los trastornos mentales es creencia que los pacientes con problemas mentales son violentos hasta llegar al asesinato, esta estigmatización y estereotipo del trastorno mental no ayuda en nada a la labor estatal de hacer la atención  en salud mental más armoniosa y constructiva socialmente  que facilite la atención y la ayuda pertinente.

El miedo y el desconocimiento de la población en general sobre los  trastornos mentales han contribuido a la estigmatización de  la enfermedad mental y problemas psicosociales, poca gente conoce que es una depresión, que es una fobia o que es la esquizofrenia.

La etiología es otra de las causas que contribuyen a la estigmatización de los problemas mentales. Se suele creer que  los trastornos mentales  por factores hereditarios u orgánicos, es decir con explicación biomédica son más comprensibles y tratables con medicamentos, aumentan la aceptación de las personas y reducen la culpa de quienes las padecen. (Larkings y Brown 2017).  Sin embargo otras investigaciones han revelado que la explicación y aceptación biomédica de la enfermedad mental han aumentado el pesimismo en la recuperación de los trastorno mentales ( Kemp, Lickel y Deacon 2014)

Lo cambios sociales toman tiempo, y como algunos estereotipos como el machismo, los prejuicios sobre los trastornos mentales  disminuirán los complejos, los estigmas y los miedos, contribuyendo a eso el conocimiento, la aceptación y la sensibilidad social.

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