La mente encierra una
fascinación en todo aquel que quiera
pensarla. El poder de la mente, las
conexiones neuronales, la maquinaria pensadora e imaginativa que es, la
maravilla de los sueños, sabemos mucho o nada de ella. No tiene principios ni
leyes científicas que la gobiernen o la guie, se desenvuelve bajo sus propios límites
que en su mayoría nos son desconocidas, no conoce ni de tiempo ni espacio, ni
de moral ni decencia, sin embargo toda esa fascinación se pierde cuando se
habla de trastorno mental, es ahí cuando las personas escapan de la consulta psiquiátrica
o psicológica y huyen del estigma de estar sufriendo un trastorno mental ya sea este genético o producto de factores
psicosociales, no importa, es menos estigmatizante -aunque más peligroso - padecer de un mal renal, que un mal de la
cabeza. Y ese desprecio de la sociedad por las personas que sufren de
trastornos mentales, las desplaza hacia el personal encargado de su cuidado y rehabilitación,
léase técnicos, enfermeras, médicos psiquiatras
y psicólogos.
Las diferentes áreas del arte se
han encargado en parte de alimentar estas ideas, no son pocas las películas de
Hollywood en donde el psicoterapeuta – loqueros le dicen - ya sea este psicólogo
o psiquiatra es más psicópata y peligroso que su mismo paciente, y esto no es
exclusivo de nuestra sociedad, tanto en occidente y oriente la estigmatización
del enfermo mental y de quienes los atienden es un tema cotidiano.
Algunas razones
Desde los mecanismos del poder –según
la visión vigilante de Foucault la psiquiatría ha sido utilizada por los
gobiernos de turno como poder controlador, conservador y rígido en los límites del comportamiento social,
esto también ha contribuido que todo lo mental o psicológico sea visto como
acosador de emociones expresivas, de rígido guardián de las normas que
encaminan lo desviado, dictaminador de sentencia
social de lo que es bueno o malo, normal o anormal, confinando a los rebeldes
sociales a internamientos en hospicios
mentales.
Sin embargo el concepto de salud
mental unido a internamiento u hospitalización medica ha cambiado mucho desde
el siglo XVIII, ahora el Estado apuesta por una atención en salud mental más
comunitaria que solipsista, más integral que autosuficiente, y es debido a las
gestiones de algunas instituciones que se han preocupado por el problema de la
salud mental. Pero este cambio aún está
floreciendo desde el Estado, mas no así en la gente común en donde aún es mal
visto ir a consulta psicológica y ni que
hablar de ir a consulta psiquiátrica.
Pero aún hay más, estamos
hablando de profesionales en donde se cuentan también –como no- personal médico
que desdeñan la especialización psiquiátrica y psicológica, talvez porque lo psicológico no se basa comúnmente
en indicadores sólidos y objetivos, y en comparación con los trastornos orgánicos,
lo psicológico no es tangible como un corazón un hígado o un riñón.
Otra de las razones que han
contribuido al estigma de los trastornos mentales es creencia que los pacientes
con problemas mentales son violentos hasta llegar al asesinato, esta
estigmatización y estereotipo del trastorno mental no ayuda en nada a la labor
estatal de hacer la atención en salud
mental más armoniosa y constructiva socialmente
que facilite la atención y la ayuda pertinente.
El miedo y el desconocimiento de
la población en general sobre los trastornos mentales han contribuido a la estigmatización
de la enfermedad mental y problemas
psicosociales, poca gente conoce que es una depresión, que es una fobia o que
es la esquizofrenia.
La etiología es otra de las
causas que contribuyen a la estigmatización de los problemas mentales. Se suele
creer que los trastornos mentales por factores hereditarios u orgánicos, es
decir con explicación biomédica son más comprensibles y tratables con medicamentos,
aumentan la aceptación de las personas y reducen la culpa de quienes las
padecen. (Larkings y Brown 2017). Sin
embargo otras investigaciones han revelado que la explicación y aceptación biomédica
de la enfermedad mental han aumentado el pesimismo en la recuperación de los
trastorno mentales ( Kemp, Lickel y Deacon 2014)
Lo cambios sociales toman tiempo,
y como algunos estereotipos como el machismo, los prejuicios sobre los
trastornos mentales disminuirán los
complejos, los estigmas y los miedos, contribuyendo a eso el conocimiento, la
aceptación y la sensibilidad social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
haz tu comentario aqui