Las
ideas crianza y creencias referente al niño en el renacimiento aún estaba
marcada de tinte medieval, formaba parte de lo que Jacques Giles denomina
“tronco común familiar” es decir formaba parte del linaje de un apellido, como
miembro primero y como jefe de familia después. En su crianza estaba compartido
entre lo privado y lo público, en lo privado era un miembro más de la familia, en
lo público estaba destinado a ser formado desde muy joven a las labores que la
comunidad requería, dirigido y acompañando al padre en las labores del campo,
del ganado, o trabajos manuales, era presentado en sociedad desde muy joven
para contribuir a labores comunales. La idea del niño como persona era en
general de pertenencia a la familia, una propiedad común de sus padres “estaba
obligado a” por herencia, por costumbre social, por derecho.
Robert
Fossier ya ha contravenido la idea que teníamos del niño en la Edad Media de
que era un “adulto en pequeño”, no era así, estaba al cuidado de su madre o de
una sustituta que lo amamantaba hasta el destete cuando tenía veinte,
veinticuatro o treinta meses , recibía cuidado y amor, no era mal tratado como
creíamos, basados talvez en algunos relatos particulares y principalmente
apoyados en la idea - cierta después de todo - de que la época Medieval fue una
periodo oscuro, duro y de mucha
violencia social.
Después
del destete entraba a la educación pública y rompía así el límite de lo privado,
ahora ya compartía con lo público, la vivencia, los valores y modales de una
sociedad que supeditaba aun la enseñanza paterna, familiar de las tradiciones.
Era
bautizado con los ritos de la iglesia, ritos que también se creía ayudaban al
desarrollo del niño por ejemplo, la “rodadura” del niño en el altar al momento
del bautizo ayudaba a superar posibles limitaciones físicas y mentales como
dejar de ser “tartamudos” o “tonto”. En general el aprendizaje en la niñez y la
adolescencia debía ayudarle a fortalecer el cuerpo y sus sentidos para la
procreación principalmente, para su permanencia y conducción de la familia y
como producto de la sociedad.
A
finales del siglo XIV aparece en la clase alta más allá de los afectos una nueva relación con el niño, la de
preservar su vida, para que nos
entendamos mejor debo indicar que antes en la época romana y la transición a la
Edad Media, no es que no se preocupaban de la vida de los niños, pero si lo
perdían por una enfermedad - que abundaban por esos tiempos – o por algún hecho
violento, los padres engendraban otro y no se hacían mucho problema, asunto
resuelto, pero ya en el siglo XV y XVI la idea de preservar la salud y la vida
del niño frente a la enfermedad iba tomando forma y aseguraba un cuidado más
integral, era un indicio de avance cultural, disminuir el dolor, prodigar
cuidados médicos es a todas luces un cambio cultural favorable frente al
pasado, aun cuando la medicina no contaba con muchos avances ayudaba en lo
posible al cuidado del enfermo y a la prevención de enfermedades. En el siglo
XVII aun el cuerpo médico era incapaz de enfrentar a todas las enfermedades con
éxito, lo que algunos conocidos escritores como Moliere y John Locke publicaran
obras en el que se ponía énfasis en la prevención de la salud más que en la
cura de la enfermedad como su obra “La educación de los niños” publicada en
1693 un clásico de la pedagogía en Europa.
En el
Renacimiento las ideas, la filosofía, el arte, ayudaron mucho al desarrollo de
la comprensión e interpretación del mundo y de la vida, del papel del hombre en
la sociedad, en su propia existencia frente al destino, todo esto ayudaron al
desarrollo del humanismo, a una concentración y visión dirigida hacia el ser
humano, a su desarrollo, alejado en parte de la religión y de Dios, soltándose
y alejándose también de las cadenas que lo ligaban a las tradiciones y
costumbres, el hombre veía el espacio y el tiempo ya en relación a él, tenía un
tiempo definido y limitado, tenía intereses propio y el tiempo era corto para
compartirlo con los intereses de la familia o de la tradición, no fue fácil –suponemos-
para las familias, cambiar las ideas que se tenían del niño y su pertenencia a
la familia, el cambio que significaba no ser exclusivamente parte del entorno
familiar y desarrollar en él, la idea y sentido de la individualización, ahora
el niño si bien es cierto aun pertenecía a la estirpe familiar era visto como
persona individual, con sus propios
intereses que no eran necesariamente los de la familia o la sociedad, la
individualización del niño estaba en marcha y se modificaban los comportamiento
familiares, a veces de manera franca y evidente y en otras de manera sutil y
poco a poco, dependiendo de las sociedades era muy acelerado o muy lento, con
algunos “frenazos culturales” por parte de la iglesia y la vida campesina que
aun arrastraban parte de las tradiciones.
Los
cambios se ven en las críticas a algunas prácticas medievales por ejemplo
ponerlos en fajos de telas y envolverlos, algunos médicos como Simón de
Vallambert opinaban que era funesto para su desarrollo físico, la deformación
de cráneos por medio de gorros o capillos eran igualmente dejados de lado,
igualmente era criticado que el niño sea criado por una sustituta ajena a la
familia y sea amamantado por ella., se pensaba que podía ser infectado por
alguna enfermedad ajena a la familia, aunque esta criada sustituta no fue
eliminada de las prácticas sociales de la época, se extendió ya por el siglo
XIV por toda Europa sobre todo en las ciudades y era una forma de
acompañamiento que se le hacía a la madre en la crianza del niño.
Este
nuevo niño trae también consigo observaciones sobre su comportamiento, criadas
y ayudantes manifiestan observarlos “más sutiles que los niños de antes” la
indulgencia de algunos padres era criticada por Locke en 1693 que decía “Con
mucha sabiduría la naturaleza ha inspirado a los padres amor hacia sus hijos,
pero si la razón no modera este afecto natural, con una extrema circunspección,
degenera en indulgencia excesiva y llegan a estimar los defectos del niño”. Se
condena también que se le mime mucho porque es “causa” de ciertas debilidades,
se sospecha que la educación privada puede ser nefasta para el niño. El medico Jacques Duval escribe: “las madres
que recién dan a luz, tienen un amor de mono a sus hijos que no se guardan las
expresiones de cariño”. En el siglo XVII para contrarrestar semejantes
“excesos” se dictan reglas de conducta conforme al decoro, talvez por esto,
conjuntamente con la educación privada que da mucho énfasis a los sentimientos
y afectividad, hayan sido las razones del porque la Iglesia y el Estado se
hayan hecho cargo del sistema educativo para controlar el poder. Con esto queda
entendido que lo natural en el niño debe ser controlado por la educación
pública, que pasa, de ser una escuela colectiva, comunitaria destinada a
integrar al niño a la colectividad para que adopte los valores e intereses de
la estirpe familiar y de la comunicad como era antes, a una educación escolar
que forme el espíritu, la individualización y sus capacidades.
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