O como me gusta decir, una
conducta por otra. Desde el punto de vista de la clínica, el síntoma es la expresión
de una enfermedad, ya sea esta física o psicológica, pero tiene siempre inmerso
el carácter interno del conflicto subyacente, dicen que combatiendo el síntoma,
no se combate el conflicto o la enfermedad, ya que esta puede desarrollar otros
síntomas, ahí es donde dicen se produce una sustitución de síntomas. Si le
damos a un paciente una aspirina o una pastilla para la gripe, esta hará
disminuir las molestias, pero no la gripe. El que quiere trasponer este modelo
medico al psicológico muy a menudo se equivoca.. Los síntomas en psicología no
se sustituyen como si fueran un grupo sistemático, en el peor de los casos
aparece otro síntoma de conducta producto de un inadecuado manejo conductual. Ya
que la conducta al ser un aprendizaje es normal que la persona al enfrentarse a
nuevas situaciones exista una adecuación a las mismas. Este síntoma que aparece
no es dependiente del “conflicto conductual”, si no de la contingencias o condiciones
que la mantienen.
Caso 1. Carla es una abogada
de 50 años en proceso de divorcio, este problema le provoca “ansiedad”
manifestada por aceleraciones cardíacas, ruborizaciones, y preocupación constante cada vez que habla con
su esposo. La terapia de conducta le ayudo mucho en disminuir esos “síntomas”
hasta desaparecer las aceleraciones cardíacas y ruborizaciones, sin embargo mostró posteriormente irritación con sus hijos ya mayores en situaciones que no
podía desarrollar una de sus pasatiempos favoritos, la pintura, no había materiales
y era una molestia el ir a comprar por que la tienda en donde vendían esos
materiales quedaba muy alejada de su casa. Estas irritaciones permanecieron
alrededor de dos semanas en donde discutía con sus familiares y daba a pie para
que se siga quejando de su divorcio y que no era querida ni comprendida. Carla
pensaba que esa emoción desagradable era producto de su “frustrado matrimonio”
y su soledad. Se le instruyo a sus hijos que ignoraran esas manifestaciones de la irritabilidad y
que le dieran la atención debida cuando si tenía sus materiales y pintara. En Resolución
de Problemas se le instruyo a Carla que comprara los materiales para largo
tiempo y que no tenga la necesidad de salir de casa sin motivo, las
irritaciones desaparecieron por completo para estas situaciones.
Caso 2 Jhonatan es un niño
de 9 años de padres separados, que traía anotaciones en su agenda del colegio de
dos a tres veces por semana porque no atendía las clases. Aunque tenía buenas
notas, se decidió aplicar un programa de economía de fichas y costo de
respuesta para disminuir esas anotaciones
y tenga más atención a las clases, reforzándolo con juegos en las computadoras
y horas adicionales de TV. Las anotaciones disminuyeron a cero en tres semanas,
sin embargo Jhonatan mostró verbalizaciones inadecuadas a su madre que nunca había
hecho “eres mala madre” “tengo derechos” “quiero irme con mi papa” cada vez que debía hacer la tarea en casa, la
madre contestaba explicándole los hechos y la obligación que tenia el en hacer
esas tareas. Se le instruyo a la madre que incluyera esas verbalizaciones en el
costo de respuesta cada vez que Jhonatan le diga esas palabras. Y le reforzara cuando
el exigiera de buenas maneras sus derechos. Esas verbalizaciones inadecuadas
desaparecieron de inmediato a la primera semana y hasta la fecha no ha vuelto a
presentarlas.
En ambos casos los síntomas que
aparecieron después o en el transcurso del tratamiento se debieron a una adecuación
y posterior reforzamiento de los familiares en el primer caso y el de la madre
en el segundo caso, pero de ninguna manera
a los problemas que se trataron. La prueba empírica de esto es que
manejando las circunstancias esos síntomas desaparecieron.