miércoles, 15 de enero de 2014

¿Enseñar o suprimir conductas?


Por principio, lo que busca un tratamiento conductual es ser constructivo y no supresor de conductas, esto quiere decir que el conductismo no pretende suprimir conductas ya aprendidas en la persona, no pretende restar ni disminuir el repertorio de aprendizaje de ninguna persona, lo que pretende todo tratamiento conductual es enseñar conductas nuevas y positivas a la persona que lo necesite, iniciarlo y establecer dentro de su repertorio conductual, conductas que logren una adaptación positiva a su ambiente, de este modo cuando los padres piden sugerencias sobre el tratamiento siempre opto por el uso de técnicas positivas.  El uso de técnicas negativas, como el tiempo fuera o el castigo se usa única y exclusivamente cuando otras técnicas más recomendables para enseñar conductas demoran en dar resultados o este aprendizaje está siendo interrumpido por conductas tan desadaptativas que impide que el niño o el adulto aprendan nuevas conductas.

Cuando se habla de enseñar conductas hablamos de método constructivo, nos estamos refiriendo a aquellos planes que buscan iniciar, establecer y mantener una conducta –generalmente positiva y adaptativa – usando diferentes técnicas como reforzamiento positivo, reforzamiento de otras conductas incompatible con la conducta problema, reforzamiento de tasas bajas de respuestas etc.  Se utiliza aquí también las diferentes técnicas de mantenimiento de la conducta nueva emitida, como son los programas de reforzamiento continuo, intermitente, de  intervalo fijo o variables y los programas de razón. Esto, dentro de un programa conductual orientado a metas y objetivos sigue un proceso  con lapsos que varían de organismo a organismo o de sujeto a sujeto, su fin es enseñar conductas nuevas.

Cuando queremos suprimir conductas o eliminarlas, el método supresor, como su nombre lo indica, disminuye o elimina conductas, también usan tiempos  de aplicación y están sujetos a programas conductuales, en ella se utiliza técnicas como el castigo, tiempo fuera, economía de fichas etc., en el mejor de los casos, estas técnicas deben ser aplicadas seguidas de alguna técnica positiva para lograr mejores resultados.

Cuando el profesor se queja que Juan, bosteza mucho y no presta atención a la clase, tratar de disminuir o eliminar los bostezos y dirigir la mirada al profesor, pueda que no ayude a mejorar el rendimiento de Juan, solo hará de él, un niño que no bosteza pero seguirá inatento, pero sí en cambio, reforzamos las intervenciones orales en clase, Juan aprovechara y se nutrirá del intercambio de opinión con el profesor haciendo más probable que su rendimiento mejore. De esta manera, lo constructivo del conductismo se cumple debido a que establecerá y mantendrá la conducta de intervención de Juan mediante las técnicas de reforzamiento y no solo disminuirá sus bostezos, ya que la intervención reforzada en clase ocupara el tiempo y la atención de Juan, más que si tratáramos de criticarlo y disminuir su conducta mediante castigo. Es común pensar que haciendo que los niños o jóvenes dejaran de comportarse mal, esto redundaría en su aprovechamiento escolar, pero esto no es tan cierto, Ferritor y col (1972) lograron reducir mediante un programa, la conducta desorganizada de un grupo de jóvenes de 12 años, pero el aprovechamiento escolar no mejoro, Sulzer y Azaroff (1975). Pero estos últimos, coincidieron que un buen aprovechamiento escolar está acompañado de la reducción de conductas desadaptativas.  Aquí la combinación de técnicas supresivas y las de reforzamiento dan los resultados esperados.

Enseñar conductas mediante el reforzamiento positivo es el objetivo base –o debería serlo – de todo programa conductual.

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