En un
artículo anterior explicamos algunas consideraciones que tenemos que tener en
cuenta para poder identificar una
conducta problema como fuerte candidata
a someterla a un programa conductual. Aparte de las ya consideradas
quiero referirme a observar la conducta problema desde una óptica más realista,
es muy fácil confundir una conducta problema a los ojos de quien los ve, el
padre con una disciplina tirana puede ver problemas de conducta donde no los
hay, una voz con tono alto puede ser considerada un problema, el profesor que
pone una valla muy alta a algunos de sus alumnos de quienes cree que puede dar
más, son formas de ver un problema conductual de manera sesgada y nada objetiva.
En la vida cotidiana de los
adultos, el no alcanzar un
conjunto de metas al final del año,
puede ser considerado un problema ahondando más su percepción de lo que es un
esfuerzo truncado y permanente. El joven
que postula por tercera vez a la universidad y no logra el puntaje puede
provocar en los padres la preocupación de que existe un problema, cuando en
realidad basta estudiar un poco más para alcanzar el objetivo o cambiar las
condiciones de estudio, talvez el programa a que se postula exige un puntaje
muy alto, la universidad o colegio es muy exigente etc.
Los
ojos de quien mira la posibilidad de un problema conductual en general, debe
ser contrastado por alguien o varias personas más, la observación directa única
no basta para definir la existencia de un problema si no está sometida a cierta
metodología científica. Las veces y las circunstancias en que aparece el
problema puede ser una forma de corrobar la existencia real del problema
conductual o en todo caso nos puede ayudar a definir de una forma más confiable
su existe en el niño un problema conductual. Sulzer-Azaroff-Mayer (1973)
proponen las que a continuación comento:
1.-
Varias peticiones de evaluación
Si el
profesor de Juanito observa que lo marginan del grupo, por que el niño se
relaciona con cierta agresividad, y el auxiliar también se acerca al psicólogo
para comentarle que ha visto conductas agresiva en el niño, y si sumamos a esto
la manifestación de los padres de que ya
no lo pueden controlar porque Juanito llora mucho y hace pataletas, además que
ha bajado sus notas., puede ser una forma realista y variada de identificar un
problema en el niño. Es decir, si hay varias
peticiones, solicitudes que observan una o varias conductas en un mismo
niño que necesita ayuda, es más probable que el problema de conducta exista.
2.- La
comparación del desarrollo del niño dentro del grupo
Aunque
no es un tema muy gratificante de conversar con los padres, comparar al niño
dentro de las competencias que corresponde a las del grupo de su edad, resulta
una manera adecuada de ver si existe un problema de conducta entendida como
rendimiento. Para esto es útil las pruebas estandarizadas como test y
cuestionarios, dentro de las peticiones de evaluación psicológica
completa, estos test nos arrojan
resultados de prueba que obtienen el niño y puede ser comparado dentro de su
grupo de desarrollo, si esta performance dentro del test por debajo del
rendimiento del grupo de edad, sería una buena idea comunicar a los padres que el niño necesita potenciar sus habilidades que por alguna
razón no esté desarrollando como debería hacerlo de acuerdo a su edad. Su Manuelito no puede leer una frase larga o
serie de frases de forma seguida con buena pronunciación, va arrojar por debajo
de la media en las pruebas de lectura, esto nos dará una idea de que existe una
deficiencia que debe ser resuelta. Ahora bien toda información que los
analistas reciban de las personas, que rodean al niño, ya sean estas, padres o
maestros, es aceptable y buena para el análisis, como clínicos –independientemente
de la orientación o escuela psicológica que se tome como enfoque – no debemos
minimizar cualquier información de cualquier fuente que ayude al análisis y al
diagnóstico.
3.- Si
María ha tenido una performance buena
desde el primer grado, ha sido responsable, preocupada en hacer sus
tareas y desde un tiempo a esta parte ha cambiado su “manera de ser” ya no hace
sus tareas, trae notas bajas, o evidencia conducta de rebeldía con los padres,
si esta conducta se mantiene, y es sorprendente para los padres y maestros y no
parece haber una explicación, parece ser una forma lógica y realista pensar que
podría existir un problema. Las
conductas no cambian sin razón, y esas razones por lo general están por fuera
de las personas, en el ambiente o su relación con ella, es trabajo del analista
de conducta identificar y hacer el programa conductual mas idóneo para resolver
el problema.