La lectura no es algo natural que
viene con el ser humano, no es igual al lenguaje que si se da mediante un
proceso natural de la evolución, el leer es un proceso más complicado, desde la
descodificación de los símbolos gráficos a la velocidad correcta – ni muy lento
ni muy rápido- hasta el fin último del
proceso lector que es la comprensión de lo que se lee.
Es importante que al niño de 3 a
6 años se le acerque como jugando a los
libros, se le puede proporcionar libros de tapa dura con figuras vistosas y coloridas entre sus juguetes, incluso el
niño puede romperlo, déjelo, será parte de su acercamiento. A esta edad los adultos debe guiar este
proceso, contándoles cuentos antes de dormir, o en una hora del día que
puedan hacerlo sin apuro. La lectura que se lea, debe ser contada con
mucha diversión y emoción para que el niño tome interés.
Hacia los 5 años el niño puede
leer cuentos cortos aunque debe seguir las figuras dentro del libro, y guiado y
corregido de forma muy sutil por el adulto, porque si no puede dejarlo y no
querer leer mas. Cualquier crítica de forma brusca puede ser sentida como
castigo que lo haga huir del momento de la lectura. Si por el contrario el niño es reforzado por
cada lectura con algo que le agrada se dará entonces la relación funcional
entre lectura y premio. El adulto debe preguntarle que entendió de la lectura y
sobre los personajes.
A más edad, desde los 7 a 10 años,
el adulto puede guiar menos aunque no signifique que se desentienda de lo que
el niño lee, los libros deben contener un poco menos de figuras y más letras.
Los libros de misterio y de personajes de niños son preferidos para incluso,
formar valores como el respeto, la honradez y la cooperación. Los cuentos clásicos son buenos a
esta edad, los cuentos de Hans Christian Andersen, y algunos cuentos de Oscar Wilde
sirven para relacionar sus propias con los personas del relato, así se
identifica con el personaje que si llega a ser representativo para el niño,
puede servirle como ejemplo de conducta. El Príncipe Feliz de Wilde por ejemplo
puede enseñarle al niño la conducta empática de la solidaridad y la compasión.
A partir de los 10 años, la
lectura debe ser un poco más elaborada con temas en donde los personajes sean
varios y la trama sea compleja. Siempre preguntando la propia interpretación
del niño. No olvide que nadie enseña a interpretar, ya que esta es una visión personal
del lector y se da conforme a la vivencia cotidiana. El lector joven aplica
esta estrategia desde su punto de vista, clase social o modelos parentales, sin
embargo conforme el niño lee y amplia su visión de la realidad, la interpretación
y comprensión pasara a un plano más elaborado de comparación entre realidades y
componentes de esa realidad. No se quedara en la visión autista de la interpretación,
sino que interpretara desde diferentes visiones, conforme su nivel de conflicto
se lo permita.
Si Ud. no sabe que darle a leer a
su hijo, un buen comienzo es preguntarle que le gusta. Sin embargo hay un
modelo imprescindible que el niño debe ver, y ese modelo es Ud. Si el niño ve a
sus padres leer, el lo imitara de manera automática, será el momento justo para
adentrarlo al proceso.
Cuando el niño lea refuércelo, no
lo castigue por hacerlo. Los padres sin darnos cuenta hacemos de la lectura y
el estudio un frágelo para el niño. Cuando digo que no lo castigue, me refiero
a que el castigo es todo estimulo que se le da al niño y que es sentido o
percibido por él como desagradable, en este sentido una mirada, un grito y una crítica
mal hecha puede ser un castigo que hará que le tome animadversión a la lectura.
Tome aire, respire profundo y ayude a sentir a su hijo el placer de la lectura.
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