“El hogar no es el lugar más adecuado para educar a un niño” (Frazer dirigiéndose a un grupo de visitantes a Walden Dos)
Walden Dos es una obra que
Frederick Burris Skinner escribió en
1945, y describe la vida de una comunidad utópica que vive bajo los principios
de la ciencia de la conducta, ahí se aplican las diversas técnicas de control
conductual en el desarrollo de las actividades económicas, sociales y
culturales de la comunidad, con mucho éxito para sus habitantes, significándole
un costo beneficio superior a lo que hubieran conseguido viviendo fuera de la
comunidad. Cuando los visitantes se acercan a los colegios e institutos de educación
de Walden Dos, el guía les habla en estos términos “El cuidado comunitario es
mejor que el de los padres. En la vieja era pre científica, la primera educación
del niño podría dejarse a los padres, en ese tiempo, era lo mejor que podía hacerse.
Pero con la llegada de la ciencia de la conducta humana, todo ha cambiado. La
mala reputación que posee la educación científica del niño no es reflejo de los
conocimientos técnicos de lo que debería
hacerse. Las condiciones para un buen cuidado de niños están bien establecidas.
Pero donde se ha fracasado es en la introducción de la práctica científica en
los hogares. No se ha conseguido que los padres hayan aprendido los principios científicos
más sencillos en la crianza de los niños. El control de la conducta humana es una
ciencia compleja que no podría ser comprendida por la mayoría de las madres sin
una instrucción previa de varios años.. La realidad sin embargo es que la culpa
de la deficiente educación de muchos niños
no se debe a la entera falta de habilidad técnica. Incluso cuando la madre sabe
lo que tiene que hacer a menudo no lo puede hacer, y no lo hace debido a otras
muchas preocupaciones caseras, el hogar no es el lugar más adecuado para educar
niños”.
En Walden Dos la educación es
diferente a lo que normalmente se da, las escuelas son abiertas y en el campo
mismo del conocimiento, ya sea rural o aplicando esos conocimientos a la vida diaria
– matemática incluida – el afecto a los niños es racional – aunque parezca
contradictorio - es compartido con los demás miembros de la comunidad, en sí, son
hijos de la comunidad, de todos, que se hacen cargo de su cuidado y educación.
Cuando termine de leer el libro
hace muchos años ya, no pude menos que comparar la frase que encabeza este artículo
con la realidad que se vive día a día en los millones de hogares en el mundo. Desde una perspectiva lejana, a Frazer no le
falta razón cuando dijo eso al grupo de visitantes. La familia siempre ha sido
considerada factor principal de crianza y educación de los niños, así como también
de apoyo afectivo, amor maternal y paternal, cuidado y protección a los hijos.
Una familia bien constituida se dice, dará
buen ejemplo y educación a sus hijos, por el contrario, una familia
desintegrada y “disfuncional” será la
causante de los problemas de conducta que el niño presente en su desarrollo
social, escolar y personal.
La pregunta que hay que hacerse
es ¿Qué porcentajes de familias bien constituidas y disfuncionales existen en
estos años de crecimiento económico y de alto desarrollo de la tecnología? Con padres
y madres que trabajan y no están con sus hijos la mayor parte del día. Con
hijos que prácticamente se crían con
cuidadores que no le dan la debida atención
ni los forman para la aceptación de normas de conductas adecuadas.
¿Es la familia el núcleo adecuado
de educación de los hijos? La respuesta no es uniforme, cada familia tiene sus
problemas, en la medida que los integrantes de las familias, los padres y las
madres, estén preparadas para la educación de sus hijos, será el núcleo
adecuado. Mientras la disfuncionalidad sea la característica más común de la
familia actual que basa sus progresos en el ascenso económico y en el mercado
de consumo, que necesita del trabajo de diez a doce horas diarias para mantener
sus comodidades materiales descuidando así la el derecho y el deber de la
familia de ser modelos de sus hijos, la educación y el buen ejemplo de ellos no
serán los más adecuados. Hagamos que Walden Dos, esa pequeña comunidad perfecta
en la aplicación de los principios de la conducta se introduzca en nuestros
hogares. Decir “nadie pasa por una escuela de padres antes de tener hijos” no
es una opción. El conocimiento a priori también es una forma valida de acercarse
a la realidad, en la actualidad con la
inmensa literatura, investigaciones y demás aplicaciones de la educación y el
aprendizaje, es más fácil ser padres, solo hay que dejar de ser egoístas y
sacrificar sentirnos bien reforzando las conductas inadecuadas de
nuestros hijos, ser por el contrario ejemplos constantes de comportamiento y corrigiéndolos
– no castigándolos -cuando sea necesario con todo el respeto y amor que ellos
merecen.
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