Es un trastorno
de la alimentación que consiste en la ingesta de sustancia no nutritiva, exceptuando
el sistema social en donde está el niño, la ingesta debe ir observada con lo
inapropiado de la edad del niño para esa conducta, que generalmente varía desde
el primer año de vida hasta los diez. No es lo mismo que un niño de la selva
coma gusanos, que un niño de la ciudad los
coma, también sería extraño que un niño de nueve o diez años coma tierra. Bajo
estas condiciones pasaremos a explicar algunas particularidades de este
trastorno.
La
pica es más frecuente en niños que en adultos, algunas mujeres embarazadas
manifiestan haber sentido ganas de comer tierra o algunas otras cosas como
tizas y raspadas de madera, no diferencia género, puede presentarse tanto en
niñas como en niños y puede desencadenar en el peligro de la ingesta de sustancia
dañina, que pueden provocar la muerte si consume sustancias venenosas.
Se
presenta más frecuentemente en el retardo mental, en estos casos puede durar
aun cuando llega a la edad adulta. Para llegar a este diagnostico la persona
que practica la pica, debe estar exceptuada de costumbres culturales,
influencias de rituales que pueden ser apremiantes y formar parte de la
conducta habitual, es decir, que la pica llegue a tener alguna función que
llene requisitos culturales, si no existen estas influencias, puede ser diagnosticado
con este trastorno.
Las
costumbres sociales pueden ser la causa principal para la aparición de la
conducta, más que los diferentes enfoques psicoanalíticos que lo relacionan con
la necesidad de satisfacción oral, los enfoques nutricionistas que lo
relacionan con deficiencias de tal o cual metal – hierro y zinc por ejemplo – o
la falta de atención y cuidado de los padres, además de la pobreza. Todos estos
enfoques no son concluyentes para explicar esta conducta.
La
ingesta frecuente de sustancias no nutritivas, se debería desde el punto de
vista conductual, a un reforzamiento social que contribuye mediante el ritual o
la presión, o un modelo a seguir, estableciéndose
como conducta operante ante consecuencias positivas como la terminación de los
rituales con la consiguiente satisfacción de hacerlo y la sensación de pertenencia
a un grupo o comunidad. Puede darse también como parte de los signos de otras
clases de trastorno como esquizofrenia, trastorno emocional o conductual así
como la presencia de bulimia, pero
siempre teniendo su percutor social en el reforzamiento.
El
tratamiento consiste en reducir dicha
conducta mediante reforzamiento negativo, es decir presentarle un estimulo
adversivo para que el niño deje de comer y reforzando la conducta de ingesta de
alimentos adecuados.
La corrección
es otra forma de disminuir estas conductas, además del modela miento habitual
de otras personas identificables por el niño como modelos a seguir.
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