jueves, 16 de agosto de 2012

Síndromes de la infancia


Los síndromes de la infancia están referidos al conjunto de signos y síntomas que presentan los niños en su comportamiento y emociones y que pueden llevarlos a desarrollar un trastorno de personalidad en la vida adulta. Ya dijimos en un artículo anterior que el concepto de trastorno ha variado en el tiempo, en la actualidad este término no tiene el componente mórbido de antaño.

Un trastorno en la actualidad se entiende como un patrón de comportamiento estable y conflictivo que se origina en las experiencias tempranas, con componentes cognitivos, emocionales y conductuales que hacen sufrir a la persona principalmente por que el conflicto se da en sus relaciones sociales, laborales y familiares. No es una enfermedad, sino un modelo de comportamiento que ha sido reforzado, lo que lleva a que siempre vuelta a repetirse.

Existen diferentes trastornos de personalidad y cada una de ellas tiene su síndrome de la infancia. Niños que mediante su comportamiento dejan ver la posibilidad de desarrollo posterior de un trastorno de personalidad en su vida adulta.

El reforzamiento tan importante en las experiencias tempranas de la infancia, marcan definitivamente un modelo de relación de acuerdo al reforzamiento que se haya dado.

El clínico puede detectar los trastornos de comportamiento y de las emociones en la infancia, estas dificultades que tiene el niño en sus relaciones deben ser evaluadas y tratadas antes de que se condicionen a presentarse invariablemente en la vida adulta.

Algunas consideraciones que se pueden observar en los síndromes de la infancia que  pueden desarrollar en un trastorno en la vida adulta, son la frecuencia y la intensidad de la conducta y de la emoción, así como también el contenido del pensamiento en base a creencias y estilos de crianza.

Como escribimos antes, los reforzamientos, los castigos, premios y demás relaciones que los niños tienen en el desarrollo y habitualidad dentro de la familia, los van a disponer a ciertos comportamientos habituales, que para los padres pueden pasar desapercibidos, sin embargo, lo que dentro de la familia puede tomarse como alguna rabieta o reacciones emocionales normales, en la escuela es donde se detectan en mayor números estos síndromes de la infancia, debido a que el niño, en su interacción social con adultos y otros niños, demuestran conductas y expresiones emocionales que le dificultan una agradable relación interpersonal, además de aprovechamiento en su aprendizaje.

Pongamos un ejemplo para que entendamos de que se trata, muchos adultos muestran su desagrado cuando ven niños llamados malcriados, expresivos  e informales, pero si nos vamos al otro extremo, es decir, cuando vemos a niños “formalitos” serios y dependientes de las normas y obedientes por que “así debe ser” puede que estén formándose con una personalidad compulsiva, el síndrome de la infancia del adulto compulsivo puede observarse en niños que muestran ansiedad no focalizada a algún objeto especifico, preocupación excesiva, hipermaduros, búsqueda de aprobación y pegados excesivamente a las normas y quejas somáticas. Estos síntomas y signos son producidos por padres exigentes, ya sean por coacción o persuasión da lo mismo, que refuerzan la estricta socialización y educación de sus hijos. Al final una vez acabada la exigencia paterna cuando son adultos, estos niños guían su comportamiento de acuerdo a las reglas aprendidas. Muchos oficios son ejercidos por estos adultos impulsivos y obsesivos, por ejemplo gerentes tiranos con sus empleados, jefes militares y policías, padres dictadores y abusivos, muy estrictos y en general cualquier oficio que requiera mucha disciplina y el ejercicio del poder serán bien vistos y ejercidos por estas personas.

A pesar de que los adultos ven con buenos ojos a estos niños muy disciplinados, el resultado no es muy halagador para ellos cuando son adultos.










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