¿Qué porcentaje le da Ud. y su
pareja al sexo en su relación? Si los dos coinciden en el porcentaje entonces están
bien, si no han coincidido talvez haya un problema que resolver. Hay un hecho
que he comprobado en la práctica clínica, que muchas mujeres casadas y con
hijos no han conocido un orgasmo. Si tuviera que poner un porcentaje diría que
el 70% de mujeres que han ido a consulta por problema de pareja no han conocido
un orgasmo. Simplemente no saben que es, esto es increíble, ya que estamos
hablando de parejas con diez, cinco, siete años de casado y con hijos, encima
de esto no ven posibilidades de resolver ese problema al corto plazo, las
razones son varias, algunas que descubrí en las entrevistas que realice, las
presento sin orden de importancia.
- Mi esposo
esta siempre cansado.
- No me
llama la atención.
- Lo hace
siempre apurado y no llevo el ritmo.
- De un
tiempo a esta parte me da asco el sexo
- No lo sé
hacer bien según mi marido
- No me
interesa.
- Desde
pequeña no me ha gustado
- No lo se
- El sexo
no es importante.
Esto no sería problema si estas parejas no llegaran a consulta
por problemas matrimoniales, que dicho sea de paso les parece muy normal.
No digo que el sexo o la falta de sexo sea la razón principal -aunque podría serlo- pero muchas
diferencias se acentúan y comienzan cuando la pareja no se comprenden
sexualmente, no se aceptan en este sentido, y uno no se preocupa si la otra está
viviendo una sexualidad plena.
Para muchos hombres es difícil aceptar que su mujer ha
aprendido con la practica una vida sexual plena, de inmediato le vienen los celos “quien le habrá enseñado”. Socialmente
las mujeres siempre ha tenido el estigma de ser menos sexuales y más
racionales. Desde que el estudio Kinsey, hizo su investigación sobre sexualidad
en mujeres norteamericana de los años 50, el mito de que las mujeres no viven
su sexualidad plena, se ha derrumbado poco a poco. El informe Kinsey sobre el
comportamiento sexual de la mujer revelo que la mayoría de ellos, mostraban una
intimidad sexual considerada incluso inmorales para la época, como masturbación
y fantasías sexuales, que escondían del conocimiento de sus esposos.
Cuando veíamos las series norteamericanas de los años 50 y 60,
mostraban una mujer norteamericana recatada, falda larga más abajo de las
rodillas. Fieles amantes de sus esposos, dedicadas a las labores domesticas y
al cuidado de los hijos, cuando el marido salía a trabajar la realidad era
otra, esas mujeres vivían su sexualidad en la clandestinidad, porque no estaba
permitido expresiones sexuales libres a
la mujer. Simón de Beauvoir decía al respecto “lo trágico no es que los hombres
estén con el argumento de que son superiores a la mujeres, lo trágico es que
las mujeres se lo han creido”
Socialmente las mujeres hasta la primera mitad del siglo XX,
han sido criadas para ser esposa y madre, nada más. Reprimidas desde la niñez
para hablar de sexo y sus órganos reproductores, le han obligado mediante la educación
– y en esto cito a Sartre cuando dice que cualquier forma de educación, desde
la dictadura, hasta la flexible sirve para someter a las personas –a creerse
ellas mismas que la sexualidad es cosa de hombres y que la “mujer no estila ser
tan sexual como el hombre”, tanto le han repetido eso a las niñas que lamentablemente
se las creyeron, ocasionando una animadversión al sexo, con el peligro de
desarrollar problemas con su pareja cuando ya están adultos. Otra nefasta
consecuencia de esto es confundir amor
con sexualidad, y las mujeres lo confunden muy a menudo, diría que están educadas
para confundirlo, “La belleza que atrae rara vez es la belleza que enamora” decía
Ortega y Gasset.
Los hombres tenemos
gran parte de culpa en la represión sexual de las mujeres, decirle a una
mujer en el momento que se muestra como amante “de donde aprendiste esto” es
como un balde de agua fría que hiela la espontaneidad femenina. Y es que siendo
como somos los hombres un órgano sexual, las mujeres son en su esencia, todo un
organismo, en esto nos llevan ventaja ¡ y qué ventaja ¡ . Ya sabemos que a las
mujeres de la Edad Media se le obligaba
a usar el pelo amarrado o corto para no mostrarse sexuales y deseadas, y
cualquier demostración de sexualidad desenfrenada era catalogada como poseída por
el demonio.
El sexo de la pareja debe ser permitido por ambas libremente,
en este sentido-si es libremente-todo está permitido mas allá de la moral
social e individual, la intimidad de la pareja debe ser compartida y aceptada
por las dos partes, sin obligaciones, incluso lo que puede verse desde la lejanía
individual como inmoral y pervertido, si es compartido y aceptado por ambos,
queda en plano de la pareja, de su atracción y sus ganas de satisfacerse.
Los hombres debemos dejar de lado, el miedo que da una mujer que
toma la iniciativa sexual y hacer esfuerzos por estar a su altura, o de algo
tememos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
haz tu comentario aqui