Cuando en la antigua Grecia, había
una reunión y en un momento dado había un lapso de silencio, alguien exclamaba
¡¡Ha entrado Hermes!!! Y es que ese dios representaba el secreto de lo oculto,
lo escondido, adorado por los grupos herméticos (de allí el nombre) que practicaban
y creían haber encontrado el secreto de la alquimia, la práctica de convertir
en oro los metales, grupos cerrados que no dejaban entrar ni compartían sus
secretos, cuando alguien quería conocer las actividades que practicaban guardan
un silencio absoluto, ya que el silencio es un vacio de existencia, siempre espera la
palabra que la llena. Nietzsche decía que el silencio y el traje negro hacia más
atractiva a la mujer, y Jesús lo uso, ante la pregunta de Pilatos ¿Qué es la verdad?.
El silencio es la ausencia de sonido,
por eso hay silencios que dan miedo, el de la noche oscura en un lugar
solitario, pero también hay silencios que dan seguridad, como de aquel que se
calla y se guarda cosas dentro para no herir al otro, o no herirse a él mismo. Hay silencios que sirven para conocerse, lo usan
los monjes tibetanos para sus reflexiones y su ascetismo, para su conexión con
lo espiritual, y es que dicen que el
silencio del alma eleva y te transporta a lugares desconocidos. Aunque hay
silencios del misántropo, aquel que no quiere conectarse con otro ser humano,
por miedo a la mentira o a la verdad.
El silencio psicoterapéutico sirve
para dar una pausa al paciente y rebobine sus recuerdos, sirve también como
respeto al no querer hablar, aunque con la mirada te lo diga todo, al menos,
temas para la interpretación. Hay oídos en el silencio aunque sean para
escuchar tu soledad. Hay silencios que matan el amor, como de aquel que dice “te
amo” y no recibe respuesta.
Hay silencios hamletianos, del
que duda que sabe y se salva del ridículo, y el silencio vallejano con mano en
el mentón, esperando que lo lean y lo entiendan o lo interpreten que es lo más difícil.
¿Y Arguedas, no hizo gritar el silencio reprimido del indio en sus novelas?.
Hay también el silencio ante la
muerte incontenible, silencio eterno que nos espera, y se nos ha llevado también
lo más querido, de que sirve gritar sino es solo para desfogar la impotencia, porque
al final no sabemos nada, solo está el silencio de la nada, esa nada
sartreriana que es complemento del Ser. ¿Pero se puede ser complemento teniendo
características nihilistas? de la nada sale el silencio, aunque el mismo
silencio es la nada presente. Hay silencios del mutismo, selectivo y global,
por accidente o enfermedad que no tiene que decir y no puede decir que tiene.
A mí, me gusta el silencio en
general, ese que me hace provocar escribir, pero no me gusta el silencio del
cobarde, del convenido, ni del cínico, tampoco el silencio de Dios ante tanta
atrocidad de su dizque creación.
Me encantó tu reflexión. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias Paula por tu encanto
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