jueves, 1 de diciembre de 2011

LA CORRUPCION (SEGUNDA PARTE)

También se sabe que la corrupción no es un fenómeno solo de la clase pobre, aunque  las investigaciones demuestran que hay correlación entre pobreza y corrupción, esta correlación no es determinante ni única, hay muchos corruptos de cuello y corbata, gente de las llamadas clases altas que expondrían otros motivos para “explicar” su conducta corrupta, visto así el asunto, la pobreza no es explicación para tratar el problema de la corrupción. Si lo es, la gran cantidad de niños y jóvenes sin modelos adecuados para formar conductas que ayuden a formar representaciones proposicionales honestas, aunque la psicología cognitiva nos dice que los procesos mentales como el pensamiento y el lenguaje genera sus propios estímulos, estos estímulos en su mayoría vienen de fuera de la mente, es decir  de los padres, de la sociedad en todos sus componentes, los organismos del Estado,  y como estos conjugan en representar valores y como los refuerzan o los castigan. Los psicólogos sabemos que las condiciones sociales dentro de un programa de reforzamiento son fundamentales para que la persona pueda iniciar, mantener o extinguir cualquier conducta.

Por ejemplo, si una persona común y corriente no tiene recursos para llenar su canasta familiar, y se ha criado expuesto a reforzamiento de conductas inadecuadas como por ejemplo mentir, estafar, sacar provecho del prójimo y por ultimo robar, es más probable que esa persona se inicie en prácticas de corrupción, solo necesitara una oportunidad,  para que robe, coimee, chantajee y soborne. El reforzamiento se da en este caso en frases como “los niños y jóvenes solo cometen infracción al código penal” “Aun es adolescente y no sabe lo que hace o no son responsables de sus actos” ese reforzamiento verbal por parte de la sociedad  establecen esquemas de pensamientos de que sus conductas no tendrán consecuencias negativas, ni factuales ni morales. Una exageración de esto es decir “La sociedad es la culpable” esta frase es cierta solo, ante la inacción de la misma sociedad de no castigar al corrupto, y no favorecer al merito.

A veces escucho decir, “que si en esta vida decimos siempre la verdad no viviríamos mucho tiempo” esa es una explicación que los marcos relacionales nos da para teorizar sobre el porqué pensamos, aunque déjenme decirle que para eso existen las conductas asertivas, pero la corrupción tiene una connotación mucho más grave que la mentira, esta puede ser una conducta de inicio. Aunque la mentira en el niño aparece en edad muy temprana, si no lo paramos a tiempo, enseñándoles que cuando dicen la verdad - por mas “mala que esta sea” – no será al menos castigada desproporcionalmente, la mentira se convertirá en una forma de relacionarse, irá en aumento hasta encontrar formas más organizadas de salirse con la suya, y muchas más graves.

El psicoanalista Saúl Peña (2003) en su libro “Psicoanálisis de la Corrupción en el Perú” dice que: “La corrupción se inicia con la identificación en los niveles parentales, familiares, ambientales, sociales, políticos o culturales, que llevan al individuo a internalizar las representación de las imagos y su actitud afectiva y cognitiva”. Aunque la parte afectiva es importante en el niño para recuperar información icónica, la investigación hecha por (Kosslyn 1996), nos dice que la formación de las proposiciones tardías puede disminuir el efecto de las primigeniamente formadas; esto se puede entender en otras palabras, que  la formación de representaciones icónicas (imagen), que el niño pueda tener en sus primeros años de vida con respecto a la honestidad y decir la verdad, puede ser complementada, - entiéndanse conductualmente- reforzada o modificada por los sistemas simbólicos como el lenguaje y mediante modelos posteriores, y esto se da funcionalmente mediante las consecuencias que refuerzan  estos procesos.

Si unimos lo que Peña y Kosslyn nos dicen, podemos decir que el sistema de valores de un niño comienza cuando  esquematiza cognitivamente los valores de sus padres o cuidadores. ¿Cómo podemos traducir esto desde una explicación de la conducta manifiesta? que el niño imita la acción de la autoridad paterna, esta conducta formara relaciones en su memoria, incluso lo que el mismo niño ve con sus ojos, en un primer momento, éste los realizara aun sin cuestionarlas, incluso el lenguaje que aparecerá posteriormente, afianzara lo aprendido con la conducta dando una “explicación o interpretación” de la acción misma, y si esto se forma como regla de conducta, y encima es premiada de manera afectiva o tangible, se cumplirá de cierta manera un reforzamiento positivo.

La conducta manifiesta en el niño ayuda a formar representaciones cognitivas (pensamientos-creencias) por ejemplo, si a un niño de tres años se le refuerza con algún premio físico o social la conducta de  no  botar basura en la calle, el niño no lo botara, sin cuestionar la indicación, y si además de eso el niño observa  a  los padres que tampoco botan papeles en la calle, quedara establecido en su conducta privada - entiéndase pensamiento o creencias, que no se debe botar papeles en la calle, el no sabrá por qué, solo lo hará, cumpliéndose así un reforzamiento positivo que hará que sus representaciones primarias de la realidad sea análoga con la imagen-conducta. Más tarde, puede aprender en la escuela, que no se debe ensuciar la calle, que hay que cuidar el sistema ecológico, etc., esos conocimientos posteriores reforzara verbalmente la continuación de esa conducta.

Para ponerlo en otro contexto ¿Qué ocurriría si se le dice al niño que no mienta, y sin embargo ve, que el padre y la madre mienten muy seguido? Estará expuesto a una relación verbal de connotación dicotómica, una doble información que hará que el niño se confunda entre lo que recibe como mensaje  verbal y lo que tiene que hacer, optando por lo más fácil, que es huir de la confusión haciendo menos esfuerzo y haciendo lo que mejor le convenga a él según las consecuencias.

Imaginemos a un padre que está en la sala de su casa: Suena el teléfono, y el hijo contesta y dice: “Papa, es para ti”- Y el padre contesta: “Dile que no estoy”. Luego de un rato ante una mentira del niño, el padre le dice: “¡No me mientas¡¡”. Otro ejemplo sería el caso que el niño camina por el mercado con su mamá, y se encuentran con la vecina que  a la madre no le agrada, pero como no puede dejar de hablarle le comenta a su hijo: -¡Ahí viene esa bruja ¡ Pero cuando la tiene cara a cara la madre dirá con una amplia sonrisa: ¡Hola vecinita como esta, gusto en verla, hasta luego¡. La escena es típica de lo que ocurre diariamente. Es más probable que el niño aprenda a tener conductas según las circunstancias y conveniencias, porque sabrá que cuando pueda- y de hecho en una sociedad como la nuestra se puede- hará lo que  pueda, no lo que deba.



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