viernes, 9 de septiembre de 2011

EL TIEMPO VALE MAS QUE EL DINERO

He tomado este eslogan de un comercial, del cual se puede hacer todo un tratado de filosofía sobre el valor del tiempo y el valor del dinero, pero como no soy filósofo, quiero relacionar esta frase a las relaciones familiares que existe en la actualidad.

Creo que actualmente la familia tal y como nos la enseñaron  que es o debería ser, ya no existe, un gran porcentaje de ella están desorganizadas, padres que trabajan casi todo el día, hijos que van al colegio y cuando vuelven a casa, o están al cuidado de alguna empleada  o de algún familiar que por lo general no lo orientan bien, dejándolos mucho tiempo frente a la televisión o lo dejan salir con sus amiguitos. Los almuerzos familiares de antaño  donde los padres nos hablaban, aconsejaban y nos preguntaban como estábamos en el colegio ya no se dan. Sin llegar a la huachafería de decir que todo tiempo pasado es mejor – por que no es así -  mi intención es darle el valor por las consecuencias que esto trae, hijos  que están  la mayor parte del día sin la figura de sus padres, o en el mejor de los casos, solo con la figura materna, por que el padre llega tarde.

Hay una frase que escucho muy a menudo y es que “hay que darle calidad y no cantidad de tiempo a nuestros hijos” ¿Qué significa esto? En la práctica es un intento por  aprovechar el poco tiempo que tienen los padres para estar con sus hijos, y hablarles de las cosas que les interesa. Por ejemplo al momento de llevarlo a la escuela, el cenar juntos - si llegas a tiempo – y en la sobremesa conversar; pero el problema es que este concepto, dicho sea de paso, muy usado por los psicólogos en los programas de radio o televisión, no está probado que sea efectivo, es un intento más bien por bajar un poco la culpabilidad de los padres que no dedican mucho tiempo para estar con sus hijos. Los psicólogos tenemos mucha culpa en eso, para ponernos a tono con los nuevos tiempos de consumismo, inventamos frases como esta, sin estar seguro de su efectividad. Nos dejamos llevar por los canones sociales y queremos adecuar las relaciones familiares a estos tiempos en donde lo económico y   el estatus social se imponen a las relaciones familiares.

Ahora bien, el tiempo que los padres dejan  de estar con sus hijos es porque están invirtiéndolo en el trabajo que provee del dinero para pagar la alimentación básica sí, pero también para pagar pensiones  de colegios caros, departamentos que le den un buen estatus social, para pagar el auto que dicen que en estos tiempos “es una necesidad ya no un lujo”, para asegurar las salidas  y compras de fin de semana, ¡en fin!  Para mantener un estatus de vida que se cree bueno y que le asegurara un buen futuro a sus hijos. Pero en realidad están descuidando el tiempo y la calidad de las relaciones familiares, los hijos necesitan también cantidad de tiempo, momentos de juego no en el club exclusivo, sino en el parque  con una pelota, los hijos no necesitan autos, necesitan tiempo con sus padres, no necesitan ir de compras los fines de semana a las grandes tiendas por departamentos, necesitan  el cuento narrado antes de dormir, el saber que cuando están durmiendo los padres están en casa, desarrollando una estabilidad emocional y recuerdos que serán las huellas en su memoria que construirá con el transcurso del tiempo,  sus estilos de relaciones interpersonales y de autoestima que le den  a Si mismo una satisfacción y el carácter para afrontar los problemas subsiguientes.

En las escuelas hay mucho problema de desmotivación, los directores me transmiten que el problema fundamental que ellos detectan es una dejadez de los alumnos por la importancia de aprender, por hacer sus tareas y de estudiar. En buena cuenta existe una falta de motivación en la escuela que se extiende a grandes grupos de niños que en su mayoría no tienen a las figuras de modelo en casa. Son niños desmotivados y  aburridos. Entonces los padres son llamados y orientados a llevar a sus hijos a un psicopedagogo para que lo ayude a estudiar o al  psicólogo para que le eleve la autoestima, problemas que por lo general no existirían si pasaran más tiempo con ellos. Se verán forzados a hacer un gasto mas y  tal vez a trabajar más para compensar los problemas que podría verse evitado, un circulo vicioso que tendrá como correlato adolescentes mas desmotivados aun, porque siempre he pensado que más efectiva que una buena intervención psicológica,  es la calidad y el tiempo que los padres le otorgan a sus hijos y el ambiente agradable en el hogar.

En ese sentido el tiempo vale más que el dinero.

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