Como decía
Skinner (1979) hay situaciones sociales y culturales en donde nos han castigado
en vez de reforzarnos, este aprendizaje punitivo lo que ha hecho es que nos ha
enseñado en lo posible a evitarlos, ya forman parte de nuestra dotación genética
el evitar ciertos castigos culturales como el hambre mediante la agricultura y la tecnología
para mejorarla, las enfermedades mediante la tecnología e investigación se
reduce la tasa de natalidad y aumenta el tiempo de vida en muchos países, incluso el trabajo excesivo mediante la creación
de herramienta y la industria que nos reduce el esfuerzo laboral.
Sin embargo,
tenemos otros castigos sociales como el asesinato, terrorismo, los impuestos,
gobiernos dictatoriales, que destruye la libertad, la vida, la agresión del
otro recibe a menudo reforzamiento social, hemos aprendido a trabajar no para
ganar dinero que eso sería un reforzamiento o recompensa, si no para evitar ser
despedidos y perder nuestro estilo de vida, es decir hemos sido reforzado
negativamente en vez de positivamente. La religión nos amenaza con castigo infernal
si pecamos, entonces nos portamos bien más para no ir al infierno que al cielo
y nosotros castigamos a nuestros hijos cuando no ejercemos violencia contra la
mujer el hogar o algún miembro del entorno familiar.
Como
escribí líneas arriba hemos aprendido a evitar algunos castigos, pero también
hemos aprendido a castigar a nuestros semejantes y por alguna extraña razón eso
que hacemos mal a nuestros vecinos es reforzante para nosotros, ¿cosa genética?
¿naturaleza? dejemos a Hobbes, Maquiavelo
o Rousseau que los trataremos en otro artículo, el asunto es que hemos
aprendido a castigar y a menudo nos gusta las consecuencias que trae eso y no
es genética porque hasta el gusto es aprendido, ergo nos gusta porque lo hemos
aprendido y aceptamos algunas prácticas aversivas culturales como normales.
Ahora
bien. lo que se gana con las
consecuencias reforzantes del castigo da efectos más rápido que las cosas que
perdemos, las cosas que perdemos las podemos diferir para después, lo que
ganamos da efecto más rápido, es más reforzante que las cosas que perdemos, por
ejemplo, si una persona es corrupta y con eso gana dinero, pero a la vez ve la
posibilidad de perder amistades incluso la libertad en un tiempo relativo, es más
probable que siga con la corrupción. En el aprendizaje de valores aplicando el reforzamiento
positivo el principio es al revés las pérdidas son rápidas e inmediatas y las
ganancias diferidas o vienen después, es por eso que no son muy atractivas, es como
una inversión a futuro, ya que debe ser reforzado naturalmente y eso toma su
tiempo, pero es una alternativa a esta sociedad de castigo permanente. Ejemplos:
en el salón de clase el profesor por lo general le da atención al grupo o al
alumno que alboroto, no presta atención cuando están en silencio o estudiando.
En la industria los incentivos laborales hacen más productivos a los trabajadores
y los hacen sentirse bien en sus trabajos. No hay motivo el por qué el gobierno
no incentive el pago de impuesto reforzando otras actividades contingentes, así
evitaremos la informalidad económica y legal, se le quita puntos a los chóferes
que cometen infracciones de tránsito, ¿Y a los que cumplen?
Los gobiernos deben de dejar ese concepto de
poder opresor y castigador, y enseñar a la ciudadanía nuevas formas de
aprendizaje, la modificación de conducta es una herramienta que puede ayudar a
eso.
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