jueves, 24 de octubre de 2019

Activación conductual


La terapia de activación conductual forma parte de un conjunto más amplio de terapias conductuales denominadas de tercera generación, se basa principalmente en el principio de que para combatir la depresión no se debe esperar cambiar los pensamiento o emociones, sino que se debe reactivar al paciente fomentando y programando actividades que tengan reforzamientos contingente naturales, las emociones y pensamiento cambiaran conforme las actividades del paciente se desarrollen.

Principios de la terapia de activación conductual

Un principio en que se basa la terapia de activación conductual es del reforzamiento positivo, de hecho, una explicación conductual de la depresión es que esta se mantiene por déficit de reforzamiento positivo, aumentando estas por las conductas observables que el paciente haga la depresión desaparecerá.

Otro principio es la ley de igualación de Hersntein que dice que la tasa de relativa alternativa de respuesta es igual a la tasa de reforzamiento para esa alternativa, traduciendo a un lenguaje más simples esto quiere decir que si los beneficios por presentar depresión son mayores que las perdidas la depresión seguirá presente, en consecuencias haciendo que los beneficios sean menores que las perdidas las posibilidades que la depresión de revierta está presente.

En la fase de evaluación como es habitual los auto registros sirven como línea base, además esta los cuestionarios EROS que mide el reforzamiento ambiental, BADS que identifica dimensiones como rumiaciòn, activación, evitación, trabajo, estudios y en cuál de estas necesita más actividades.

Efectividad

La evidencia empírica Hopko, Lejuez, LepPage (2003) nos dice que en unidades psiquiátricas esta terapia es superior a la terapia psicológica de apoyo, y al tratamiento hospitalario. Se evidencia mejora también con pacientes que tenían comorbilidad con el Eje 1 del DSM-IV con trastorno de angustia y fobias, además con pacientes por estrés post traumático.
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miércoles, 23 de octubre de 2019

Sociedad que castiga.


Como decía Skinner (1979) hay situaciones sociales y culturales en donde nos han castigado en vez de reforzarnos, este aprendizaje punitivo lo que ha hecho es que nos ha enseñado en lo posible a evitarlos, ya forman parte de nuestra dotación genética el evitar ciertos castigos culturales  como el hambre mediante la agricultura y la tecnología para mejorarla, las enfermedades mediante la tecnología e investigación se reduce la tasa de natalidad y aumenta el tiempo de vida en muchos países,  incluso el trabajo excesivo mediante la creación de herramienta y la industria que nos reduce el esfuerzo laboral.

Sin embargo, tenemos otros castigos sociales como el asesinato, terrorismo, los impuestos, gobiernos dictatoriales, que destruye la libertad, la vida, la agresión del otro recibe a menudo reforzamiento social, hemos aprendido a trabajar no para ganar dinero que eso sería un reforzamiento o recompensa, si no para evitar ser despedidos y perder nuestro estilo de vida, es decir hemos sido reforzado negativamente en vez de positivamente. La religión nos amenaza con castigo infernal si pecamos, entonces nos portamos bien más para no ir al infierno que al cielo y nosotros castigamos a nuestros hijos cuando no ejercemos violencia contra la mujer el hogar o algún miembro del entorno familiar.

Como escribí líneas arriba hemos aprendido a evitar algunos castigos, pero también hemos aprendido a castigar a nuestros semejantes y por alguna extraña razón eso que hacemos mal a nuestros vecinos es reforzante para nosotros, ¿cosa genética?  ¿naturaleza? dejemos a Hobbes, Maquiavelo o Rousseau que los trataremos en otro artículo, el asunto es que hemos aprendido a castigar y a menudo nos gusta las consecuencias que trae eso y no es genética porque hasta el gusto es aprendido, ergo nos gusta porque lo hemos aprendido y aceptamos algunas prácticas aversivas culturales como normales.

Ahora bien.  lo que se gana con las consecuencias reforzantes del castigo da efectos más rápido que las cosas que perdemos, las cosas que perdemos las podemos diferir para después, lo que ganamos da efecto más rápido, es más reforzante que las cosas que perdemos, por ejemplo, si una persona es corrupta y con eso gana dinero, pero a la vez ve la posibilidad de perder amistades incluso la libertad en un tiempo relativo, es más probable que siga con la corrupción. En el aprendizaje de valores aplicando el reforzamiento positivo el principio es al revés las pérdidas son rápidas e inmediatas y las ganancias diferidas o vienen después, es por eso que no son muy atractivas, es como una inversión a futuro, ya que debe ser reforzado naturalmente y eso toma su tiempo, pero es una alternativa a esta sociedad de castigo permanente. Ejemplos: en el salón de clase el profesor por lo general le da atención al grupo o al alumno que alboroto, no presta atención cuando están en silencio o estudiando. En la industria los incentivos laborales hacen más productivos a los trabajadores y los hacen sentirse bien en sus trabajos. No hay motivo el por qué el gobierno no incentive el pago de impuesto reforzando otras actividades contingentes, así evitaremos la informalidad económica y legal, se le quita puntos a los chóferes que cometen infracciones de tránsito, ¿Y a los que cumplen?

 Los gobiernos deben de dejar ese concepto de poder opresor y castigador, y enseñar a la ciudadanía nuevas formas de aprendizaje, la modificación de conducta es una herramienta que puede ayudar a eso.

FABLA SALVAJE

  Y para cerrar esta serie de artículos que trató de síndromes psicológicos étnicos o, si se quiere llamar, de psicología comunitaria, lo ...