La señora X deseaba que su hijo se lavara a menudo los
dientes por las mañanas así que decidió premiarlo con una ficha cada vez que lo
haga, decidió dárselo antes de salir de casa hacia el colegio, juntando una
cierta cantidad de fichas el niño salía los sábado a su entrenamiento de futbol,
así pasaba los días pero la señora X veía que aun su hijo no se cepillaba los
dientes como era su intención, y que aun debía de hacerle acordar, por el
contrario la señora vio que el niño se ponía
su casaca a menudo aprisa todos los días antes de salir hacia la escuela, es
que era en ese momento en que la señora X le daba la ficha, por eso, esa conducta – de ponerse la casaca aprisa y
salir hacia la escuela - era la que se estaba reforzando y no el limpiarse los
dientes que ocurrían mucho antes de darle la ficha. Al consultarme, le hice la observación
de que la ficha debía ser entregada en el momento o inmediatamente después de
que su hijo se lavara los dientes, al hacer eso noto que la conducta de lavarse
los dientes aumentó.
Ya se ha dicho antes en este blog que los premios a una
conducta cuando se quiere que esta se establezca como habito debe ser reforzada
inmediatamente después o durante la conducta, ya que si es antes o después se estaría
produciendo el reforzamiento a otras conductas.
Para que esta conducta se convierta en un hábito necesitamos
establecer programas para reforzar ya no de manera continua sino utilizando
otros programas con más efectividad.
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