Recientemente
tuve una interesante entrevista con el Dr.
Benito Cervantes Quiroz, Abogado, maestro universitario y conductor del
programa “Prevención Científico Social del Delito” que se emite los sábados por
Onda Digital, además de ideólogo y promotor de la teoría que lleva el nombre de
su programa, un ser humano con una gran sensibilidad social preocupado desde
hace muchos años de la seguridad ciudadana que sufrimos día a día; en esa
entrevista, el Dr. Benito propuso que en
el marco de la lucha contra la violencia familiar, contra la mujer y
feminicidio, se formaran en los municipios, comunidades y barrios, es decir, en
el corazón mismo de la sociedad, grupos de hombres que conversen sobre el tema,
e inviten a sus coetáneos, vecinos y amigos que de una u otra forma hayan
cometido o estén cometiendo violencia familiar para llamarlos a la reflexión y
que el grupo ejerza cierta “presión” en el buen sentido del término hacia el
maltratador para que deje de cometer la conducta violenta. Permítanme
desarrollar desde la psicología del
análisis funcional de la conducta esta brillante idea del Dr. Benito.
Decimos que el grupo ejerce presión sobre la
persona individual ya sea esta niño, adolescente o adulto, porque a pesar que
se habla más que los adolescente son los más propensos a dejarse presionar por
el grupo, es un hecho que los adultos también sienten esa presión y muchas
veces se dejan llevar por el grupo, es lo que llamamos “faltos de carácter” ,
“sin personalidad” y demás adjetivos que damos a esa clase de personas, sin
embargo esos adjetivos poco importan en el análisis funcional de la conducta y
nos centraremos en los principios que rige las relaciones entre grupos e
individuos.
Cuando
hablamos de conducta de grupo, debemos preguntarnos ¿Quién es el que se comporta? Obviamente es la persona que está
dentro del grupo, no es el grupo en sí mismo, si quieren, es el conjunto de las
personas que integran el grupo, por ende los principios del comportamiento del
grupo no existen, si en cambio, los principios del comportamiento de cada
persona y en ella debemos centrarnos.
Ahora
bien una sola persona también puede ejercer un control sobre el grupo o
pretenderlo ejercer, en ese caso el grupo ejercerá el contra control y coaccionara
a la persona a formar parte de la acción del grupo. La persona bajo la presión
del grupo ante conductas “malas” “buenas” “correctas incorrectas” serán
reforzadas si son buenas para el grupo y castigadas si son malas, claro que
esta definición de bueno o malo es subjetivo y a menudo no todos los miembros del grupo lo
sientan así.
La
presión del grupo puede hacer que la persona haga alguna conducta uniéndose a
la del grupo o evite que la persona siga haciendo alguna conducta que perjudique
al grupo, siempre la persona se comportara aun bajo la presión del grupo según su
aprendizaje previo (cualquiera que este sea). Igualmente el grupo puede
provocar en la persona presionada la
emoción llamada “vergüenza” como
consecuencia de la mala conducta, cuando una persona dice que se
“siente avergonzada de sí mismo” es cuando esa persona responde ante sí
misma, el grupo también puede evitar esa sensación a la persona fomentando la
estimulación aversiva y propiciando el autocontrol de la persona como forma de
huida a esa estimulación aversiva.
El
castigo que el grupo de varones ejerza hacia su miembro maltratador puede no
ser tan efectivo, ya sea en la aplicación del castigo en sí o en la aplicación
del reforzamiento negativo –por ejemplo quitarle el habla o la estimulación
social – para que el maltratador se comporte “ bien”, en este caso, el miembro maltratador evitara
al grupo y la conducta de violencia familiar no disminuirá, además el uso de
castigo generara condiciones emotivas negativas que perjudicara el objetivo
principal que es una relación de igualdad y respeto entre mujer y hombre.
Lo
más recomendable y lo que se debe entender como “presión” es que el grupo
social ejerza el reforzamiento positivo a las conductas
de dialogo y respeto de los hombres hacia las mujeres, esto puede funcionar por
ejemplo cuando el grupo de varones elogia, felicita o agradece mediante un
reconocimiento público a cada miembro
del grupo por cada semana sin violencia familiar en casa.
Lo importante es que el sistema del grupo
no se deteriore y deje de reforzar la conducta adecuada del varón.
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