Este artículo es una respuesta al
interés de un lector que se origino por la lectura de un artículo
anterior publicado en el año 2012 sobre “personalidad
sádica” el lector me pide lo siguiente: “Me gustaría,
si puedes, pedir un paralelo en las formas en que una lesión (operación,
caídas) que afecten la zona pre frontal pudiera influir en la inclusión de este
patrón de personalidad”
Toda conducta
tiene una base genética en la cual se apoya, la que ayuda a “enganchar” con el
reforzamiento, en este sentido Theodore Millon al tratar sobre la personalidad sádica nos
dice: “Con bastante probabilidad, una tendencias del comportamiento sádico puede
basarse en parte en umbrales bajos para la activación, las vías reticulares responsables de la activación pueden ser densas
y provocar retrasos de la actividad
inhibidora de la corteza. Esto explicaría unos comportamientos intensos e impulsivos que conducen al
aprendizaje de hábitos sádicos” hasta aquí Millon. El Dr. Néstor Pérez Lache al tratar sobre las tres unidades
funcionales básicas en la determinación de la conciencia que estudio Luria en
la década de los 50 del siglo pasado nos dice que el sistema reticular activador ascendente
(SRRA), tiene como función producir, mantener y regular el tono de activación
cortical cerebral necesario para el normal funcionamiento de esta estructura y
cuyas fuentes de energía, tienen su origen en los estímulos procedentes, del
medio ambiente externo y del interior del sujeto a partir de las aferencias
viscerales de los diferentes sistemas y aparatos del organismo. Por intermedio
de estas conexiones descendentes se condicionaban respuestas motoras; y yo
añado que estas respuestas motoras pueden ser, entre otras, las violentas e
impulsivas.
Por otra parte el lóbulo frontal
mantiene y controla el tono general del córtex, formula intención y tarea
motora, planifica, organiza la acción, y nos ayuda a darnos cuenta del error y
lo corrige y mantiene al control del movimiento planeado. Una lesión en esta
zona perturba la actividad programada y orientada a un fin, intencional y
voluntario.
Ahora bien, una persona con una lesión en el lóbulo
frontal podría tener conductas sorpresivas, violentas, explosivas e irritantes con otras personas, en
esto podrá parecerse a ciertas conducta sádicas, sin embargo el comportamiento sádico es intencional y siempre
tiene la opción y posibilidad de control según el contexto, en oposición a los pacientes frontales que carecerían
de autorregulación, control e intención de
hacerlo.
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