¿Qué lugar ocupa el ser humano
dentro del sistema natural que rige al mundo?, ¿somos una excepción en ese
sistema animal, vegetal y mineral
sometidos a leyes y principios naturales y universales? No somos vegetales, ni minerales,
¿seremos parte del sistema animal? Muchos enfoquen dicen que no, el humanismo,
el cristianismo, el existencialismo son algunas de los enfoques que resaltan la
excepción del ser humano en esos
sistemas, provistos como estamos de una mente y una racionalidad procuramos
elevar nuestra estatus existencial por encima de las otras especies, utilizamos
para ello los conceptos de alma o espíritu,
racionalidad, pensamiento etc., que nos sirven como razón y sustento para
defender la tesis de creernos únicos y la única creación perfecta que existe.
La excepción del ser humano en
estos sistemas procura explicar nuestro origen único y exclusivo, no producto
de la evolución biológica natural, sino, por un lado, como creación divina y en
conexión mística mágico-religiosa con un Dios origen de todo; por otro lado,
producto de un rompimiento óntico que nos hace seres dualistas con cuerpo y
alma,- o en su defecto, como una
evolución de una especie biológicamente superior a las otras que trasciende su
naturaleza,
La biología en estos tres últimos
casos, solo es la base, el sustrato en que se funda la dimensión que trasciende
lo físico, la fenomenología por ejemplo nos dice que el hombre desarrolla y se
funda en su propio yo que lo trasciende en lo físico y lo social. Lo social por
otra parte, se separa de lo natural, pera a su vez es asumida por la cultura,
ese conjunto de simbolismo que ayuda a este rompimiento óntico que separa al
ser de la animalidad.
Gran parte de la filosofía
moderna se basa en estos postulados, las ideas, como inicio de la subjetividad y de la afirmación
racional que funda la decisión de lo que es objetivo y que no, que es verdad y
que no, que es un hecho y que no, que autoafirma la utopía a alcanzar, que da
origen de la concepción del mundo y de las cosas, que se niega en parte a
aceptar postulados biológicos y naturales para la explicación de la conducta
humana es lo que da sustento a esta idea
de la exclusividad del hombre como ser
único que se trasciende así mismo.
La sociedad actual idealista y
humanista – no a la manera de los griegos - se niega a ver al hombre desde la
biología y la ciencia en su relación con lo social y cultural, cuando se trata
de las dimensiones ontológicas que componen el ser, lo natural pasa a segundo plano.
Todo lo que sea externo al hombre no tiene causalidad en las decisiones humanas,
esta, según la fenomenología viene de dentro del individuo, del ser, ese es su
característica principal diferenciadora con el resto de seres existentes. Parte
de las razones para que esto sea aceptado por la sociedad es el carácter
intrínseco de la causalidad, es en lo interno en donde el hombre desarrolla su
“alma” “su yo” “su conciencia” de lo
cognitivo parte y finaliza el análisis de lo correcto, dirigiendo valores y
poniendo limites al conocimiento, rige y dirige la forma y las cosas que se
puede y se debe permitir conocer al ser,
es en lo cognitivo en donde se funda el sistema, el mundo, la vida, de ahí
parte hacia fuera, trascendiéndolo. Hasta ahí una cara de la moneda.
En la otra cara de esa moneda
esta lo biológico y lo natural, el ser humano es parte –no origen ni finalidad –
junto con los demás seres vivientes, de una evolución no programada, comparte
características con otras especies igual como ocurrió en el pasado,
específicamente la especie animal, el animal humano es visto desde la
fenomenología y el existencialismo como un reduccionismo nihilista. Para
algunos compararse con los animales es ofensivo, esa es una de las razones por
las que Darwin y su teoría de la evolución de las especies fue mal visto por la
sociedad inglesa conservadora de su tiempo, más aun, y no pecar de criticismo histórico,
hoy mismo, existe resistencia para aceptarla. Pero es un hecho, el hombre es un
ser biológico y social, quien quiera negar eso estaría fuera de las
investigaciones realizadas desde el ámbito de la biología, la neurología, las
llamadas neurociencias y la psicología en su parte más científica.
Los que niegan estas características
humanas compartidas con seres animales,
alegan y comparan las acciones brutales que realiza el hombre y que lo acerca a
la condición de animal, esa que, precisamente debe superar. Sin embargo y
lamentablemente para nosotros los seres humanos, estas acciones brutales y barbarás
que realizamos, pertenecen solo a la especie humana y no a la animal. Las
guerras, la contaminación ambiental, la transmisión involuntaria de gérmenes y
enfermedades, además de crímenes, perversiones y maldades de todo tipo solo son realizadas por nuestra condición humana.
Pertenecer a la especie animal no
nos rebaja como seres humanos, lo que nos rebaja como tal son nuestras
acciones, el sabernos parte del sistema animal, más que llevarnos a una depresión
nihilista de la vida, nos llevara a comprender mejor nuestra naturaleza o condición humana. ¿Cuáles son esas
condiciones que compartimos con los animales?, la ciencia nos dice que la evolución
en todas sus formas y variables es una característica compartidas ontológicamente
con los demás seres, ¿cuáles son esas variables y condiciones de la evolución? La
herencia, los genotipos los fenotipos, las mutaciones, la variabilidad y la combinación
genética, el aumento y reducción poblacional, la selección sexual etc.,
estudios que están al alcance de todos quienes quieran leerlos, incluso en las
redes sociales.
Debemos entender al hombre dentro
de sus relaciones con las otras especies, no rompiendo la ontología que los
une, el equilibro ambiental de supervivencia, la existencia misma de las
bacterias, insectos y otras especies, guardan el equilibrio de vida que se
necesita aun para persistir en la vida, el ser superior humano, se alcanzara
como no, claro que si, desde las acciones y actividades culturales, pero se mantendrán
con esas relaciones con las otras especies a las cuales estamos unidos.
Creo que la excepción del ser
humano producto de este rompimiento ontico con las demás especies, es una forma,
solo una, de ver al ser humano dentro del mundo, negarlo en su condición biológica
y natural es reducirlo a solo una forma de estudio, minimizando su
potencialidad y su supervivencia, su real aceptación y el desarrollo de formas técnicas
o métodos para la real comprensión y corrección de su conducta.
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