Las técnicas invasivas o
intrusivas son aquellas que producen al cliente malestar extremo, en algunos
casos vulnerando sus derechos civiles, estos serian los menos perjudiciales por
decir lo menos, porque existen algunos que pueden atentar contra su seguridad
física, en general, invaden disruptivamente en sus vidas limitándolas y
produciendo animadversión hacia la terapia, situación que el analista de la
conducta debe evitar. Algunas de estas técnicas como la psicocirugía, la
neurofarmacologia, los tratamiento electro convulsivos (TEC), la
instrumentalización conductual como los electrodos, entre otras, han sido considerados como “lavados de cerebros” que
le han hecho mala fama al tratamiento conductual, felizmente la mayoría han
sido ya superadas por nuevas técnicas, pero aun así, existen algunas que los
padres, terapeutas, maestros o psiquiatras deben conocer y no aplicar.
Si bien algunas de estas técnicas
intrusivas pueden compartir principios conductuales con las técnicas de
modificación de conducta, los psicólogos o analistas conductuales, se basan principalmente en “las leyes del
aprendizaje” aplicados en técnicas éticamente seleccionadas, y no aplican
técnicas físicas de extirpación de órganos o lóbulos cerebrales y nada
parecido, inclusive, si el significado
del término “modificación de conducta” es tan vasto que puede incluir ciertas
prácticas en la psicocirugía o electro convulsión, los psicólogos no pensamos que sean parte de
ellas, y sí que estas prácticas deben ser prohibidas y penalizadas.
La autoridad, al dar las leyes
que respeten los derechos de cualquier persona, no deben de delegar la decisión
a ningún grupo de poder para tales prácticas, ya sean estas psicólogos,
médicos, psiquiatras, neurólogos, directores de centro de reclusión,
hospitales, escuelas, administradores etc., se deben respetar los derechos
incluso de los “enfermos mentales” que están hospitalizados o en tratamiento
ambulatorio. Esto ha dado lugar que el aspecto legal vaya al mismo ritmo que
los tratamientos psicológicos o psiquiátricos. Y los analistas de la conducta,
los padres de familia, y profesores deben saber que técnica deben aplicar y que
técnica no.
Hay una película llamada
“atrapado sin salida” de Milos Forman filmada en la década de los 70
protagonizada por Jack Nicholson, que deja ver que las practicas intrusivas y
perjudiciales se aplicaban en hospitales y centros de reclusión de los EE.UU.,
en ella, el protagonista es un tipo considerado en su momento como un
antisocial, que llega al hospital de la prisión del condado para que le hagan una evaluación
psiquiátrica, como era de esperarse, respeta poco las normas de disciplina, se
queja a menudo y reclama derechos que el hospital conforme a las practicas
medicas tradicionales, no piensa en
otorgarle a los pacientes internados, como por ejemplo: aumentar el horario
para ver la televisión, dejar de tomar sus medicinas a la hora, ir a dormir más
tarde etc. El protagonista ejecuta un contracontrol al control del hospital. En una de las
escenas en donde escapa con varios pacientes en un bus hacia un lugar de
esparcimiento y diversión, y después de ser nuevamente atrapado por los
enfermeros, uno de ellos le reclama “que porque hacia estas cosas” el
protagonista le responde “que me pueden hacer” – creyéndose a salvo, ya que no
estaba en prisión y si en un hospital – sin embargo uno de los enfermeros le
responde “no sabes con quienes te estás metiendo”. Al final el protagonista
después de muchas conductas “indisciplinadas” es sometido a una psicocirugía,
lo convierten poco más que “un vegetal” obviamente le ha sido extirpado parte
del lóbulo frontal para “modificar su conducta antisocial”.
En
otra película, también de esa década titulada “La naranja mecánica” dirigida
por Stanley Kubrick y protagonizada por Malcom McDowell, el
personaje es un pandillero violento y antisocial que ha cometido un asesinato,
ya en prisión, se somete voluntariamente a que le modifican su conducta
violenta con el proyecto llamado en la película
“El
proyecto Ludovico” que es básicamente la
aplicación de un condicionamiento clásico. Se le aplica al protagonista una
inyección (estímulo incondicionado) que da, como respuesta incondicionada unl
malestar estomacal. Luego se presenta la música de Beethoven y escenas de
violencia en donde el protagonista no siente dolor, se une entonces la
inyección (estimulo incondicionado) con las escenas de violencia y la música de
Beethoven que en un momento eran neutras –no ocasionaban dolor – produciéndose
ahora si dolor estomacal. Se retira luego poco a poco la inyección, quedando
solo la música y las escenas de violencia que produce –por la continua
exposición – dolor, quedando este dolor como respuesta condicionada a las
escenas de violencia.
La grafica sería
algo así:
Inyección dolor estomacal
|
Música de Beethoven - escenas de violencia sin
dolor
|
Inyección + música Beethoven - escenas de violencia dolor estomacal
|
Música Beethoven - escenas de violencia
dolor estomacal
|
Por ejemplo
una de las técnicas intrusivas claramente negativas es el castigo físico, la
legislación en la mayor parte de los países del mundo sanciona estas prácticas
eminentemente negativa, sin embargo se sigue aplicando en gran cantidad de
hogares. Otra acción eminentemente negativa es el retener los alimentos como
castigos a los niños que se portan mal, o usar los alimentos como premios a sus
buenas acciones. Incluso el tiempo fuera o el aislamiento, deben hacerse bajo
control del especialista y siempre por poco tiempo. El analista conductual
experimentado sabe que si una práctica negativa no da resultado en cierto
tiempo, se debe terminarla o cambiarla, sabe también que es preferible la implementación
de las técnicas conductuales en lugares o ambientes abiertos antes que
cerrados, y aplicarlo como parte de su rutina o vida diaria como una forma de
aprendizaje, más que aplicarlo en aislamiento.
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