viernes, 21 de febrero de 2014

Como se convierten los estímulos en reforzadores



La historia conductual de una persona es clave para saber si un estimulo será  un reforzador, un estimulo puede ser que no tenga el efecto reforzante que queremos en un programa conductual. Este efecto reforzante se da cuando  su probabilidad de aparición va de la mano con la emisión de la conducta. ¿Por que decimos que la historia conductual, o para ser más exactos, la historia de reforzamiento es clave para saber si un estimulo será reforzante? porque esa experiencia directa y relacional con ese estimulo lo preparara para tener una respuesta negativa o positiva en el tratamiento. Veamos si con un ejemplo se entiende mejor. Claudita de tres años rechaza constantemente la comida, para su mama es un problema porque puede poner en riesgo la salud de la niña, por más que se le alaba y festeja cuando recibe un bocado, no recibe otro después de un lapso largo. Vemos que la alabanza y los aplausos no tienen el efecto reforzador para Claudita en el momento del almuerzo. Se le pregunta a la madre si es la única oportunidad en que la alaban y festejan sus gracias, ella responde que no, que Claudita está acostumbrada a que le festejen cualquier tontería (Sic), que por lo general llama la atención con sus travesuras para ver la sonrisa de la gente. En este caso es fácil ver que la alabanza que se le hace no es reforzante, por lo que se debe de extinguir las alabanzas que se le hace a Claudita cuando hace cualquier travesura, mantener esta extinción por un tiempo, y hacerle festejo solo cuando almuerza, de esta manera la alabanza y el festejo se centrara solo cuando pruebe comida y dará el resultado reforzador que se desea.
Para los jóvenes de más edad funciona igual, Javier es un adolescente de 12 años que se resiste a hacer su tarea de forma adecuada de buen humor y lo hace a menudo con resistencia. Se usa las alabanzas también cuando lo hace, pero la madre no ve que tiene buenos resultados. En este caso muy común que se ve a diario, lo que da resultado es presentarle la alabanza que puede ser “muy bien Javier buen trabajo” en momentos que se hace una actividad reforzante junto a él. Como por ejemplo jugar pelota, en la computadora, en el parque, o alguna otra actividad que se haga en familia. Con el paso del tiempo la alabanza por si sola surtirá el efecto reforzante por si sola. Se le pidió a la madre que le dije “muy bien” cuando jugaban con él en su amplio jardín, cuando juagaba con su hermano y su padre, cuando ganaba un juego en la computadora, y se le suprimiera la alabanza en el momento de hacer su tarea. Al cabo de quince días, Javier respondía con menos mal humor cuando le pedían que haga la tarea y le decían muy bien cuando se sentaba en el escritorio. Al cabo de un mes y medio, el mal humor en el momento de hacer la tarea desapareció aunque si mantenía la resistencia pasiva. En este caso el tiempo le dio el poder reforzante a las alabanzas por que se le  vinculo a una actividad neutra (futbol, juegos). En resumen un estimulo puede tener efecto reforzador, lo importante es introducirlo en la historia de aprendizaje de la persona, en su historia de reforzamiento, sin embargo hay que tener en cuenta la variable tiempo, siempre les digo a los padres o clientes que vienen a consulta que la paciencia es fundamental en el tratamiento conductual, no es una paciencia ascética ni imperturbablemente estoica, es sin embargo una observación que le hace ver al cliente que así como el tiempo se encargo de hacer más fuerte la relación funciona entre la conducta y su consecuencia actual, así mismo hay que esperar el efecto inverso, no con el mismo tiempo, si no justo en el momento del cambio que se dará conforme a la intensidad y continuidad de la técnica,

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