Dice que el que no cela no ama, vaya
frase para ocultar una inestabilidad emocional y hacer de la inseguridad un
romanticismo que no es tal. ¿Los celos de pareja, son naturales o aprendidos?.
Si los celos son naturales quiere decir que se viene ontológicamente con ellos,
los defensores de este enfoque se basan presumiblemente en las experiencias
tempranas en donde los niños son egoístas con sus juguetes y con el amor de
papa y papa. Los que pensamos que son aprendidos, opinamos que debido a una
historia de escases de refuerzos a conductas y pensamientos adecuados orientados
a formar creencias positivas y desarrollar autocontrol, en donde se han vivido también un exceso de
experiencias de desencanto, fracasos o decepciones amorosas e infidelidades, ponen
a los celos en la bandeja en donde la
pareja tomara un sorbo día a día.
Sin embargo dado lo nominalista
de la terapia de conducta, lo esencial en la intervención es la pregunta ¿Qué puedo hacer para controlar mis celos? La
terapia de conducta combinada con el control del pensamiento distorsionado,
puede ayudarlo mucho, con técnicas en donde el aquí y el ahora puede ser una
forma positiva de control de los celos.
Los que dicen que el que cela es
por que ama, están considerando un sentimiento explosivo y agresivo como un
rasgo de interés por la pareja, que puede pasar fácilmente a ser el factor más importante para
asesinarla, así que los celos no son cosa de juego.
La pareja que “estalla”, grita y
hasta agrede, cuando ocurre una escena de celos puede parecer muy valiente para
reclamar lo que es “suyo”, pero sin embargo, esos mismos celos indican una desvalorización
del amor propio de quien siente los celos, lo muestra débil, temeroso, y con
miedo de perder a la pareja y todo lo que ella representa, -hablamos de estatus
económico, bienestar emocional etc. -. La persona celosa siente como amenaza la
presencia de un tercero en la relación, que
muy probablemente le quite parte del amor que antaño era “suyo”.
El celoso sufre sus mismos celos,
es un sentimiento muy fuerte y desagradable, implica pensamientos y
comportamientos obsesivos. Tampoco es que desaparecen con la edad. Los adolescentes
y adultos jóvenes pueden sentir celos tan a menudo y fuerte como un adulto mayor, no se trata de
un sentimiento que se vaya con la llegada de la madurez, pero si disminuirán cuando
se aprenda a modificar, controlar y desarrollar nuevas formas de pensar y creer
dentro del contexto en que vive la pareja.
Creencias y pensamientos del tipo
“esto es atroz” “Se está burlando de mi” “ella o él es mío” “Ella debería serme
fiel” “Moriré sin ella” lo único que hacen es empeorar la situación sufriente
del celoso.
En la terapia cognitiva
conductual se toma en cuenta tanto estos pensamientos obsesivos, como la emoción
que estos conllevan, así también como la conducta manifiesta que puede llegar a
la violencia y muerte del infiel.
Así como se ha aprendido por
refuerzo a ser celoso, de la misma forma se puede desaprender a sentir esos
celos que lo matan cada noche. La clave es controlar y modificar el pensamiento
obsesivo a formas adecuadas de pensamiento que llevaran a un cambio positivo en
la emoción. Por ejemplo ante la frase “Esto
es atroz” se podría entrenar un pensamiento incompatible con este como “No es tan
grave, he vivido tanto tiempo sin ella, que puedo seguir como antes”. Otro
ejemplo: como la creencia “Ella es mía”, el entrenamiento estaría dirigido
a modificar la creencia de posesión, a formas del tipo “Ella es un ser humano,
no le pertenece a nadie, estoy equivocado si pretendo que ella sea una cosa o
propiedad de alguien”.
Estas modificaciones en la creencia, llevan a
modificar o bajar los niveles altos de la emoción de la ira y odio. En cuanto dirijamos
nuestra atención y entrenamiento a los pensamientos, nuestras conductas serán menos
emocionales en situaciones en donde incluso la infidelidad no se esperaba. La desensibilización
sistemática puede ser usada como técnica - previo entrenamiento en relajación – que entrene
en la imaginación vivencial de la persona
celosa formas adecuadas de actuar en situaciones como estas.
La evidencia nos indica que la
terapia de conducta combinada con la terapia cognitiva en cuanto a modificación
de pensamientos distorsionados, es efectivo en el control de los celos, más aun
que otras intervenciones de corte psicoanalítico o sistémico.
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