domingo, 27 de mayo de 2012

Pasando el tiempo frente a una taza de café.

La realidad ontológica del hombre nos obliga a hacernos varias preguntas con relación al problema epistemológico que enmarca a las diversas teorías psicológicas y no psicológicas dedicadas a su estudio. Una de esas preguntas seria  ¿Cuál es el método de estudio que utilizaremos para abarcar dimensiones  como emoción o cognición? Es mas, podemos hacer preguntas más primigenias antes de contestar la anterior, como esta: ¿Cuál es el objeto de estudio en relación con ese hombre? Si respondemos que la psicología estudia al hombre, seria una respuesta muy general que no nos diría nada, debido a que hay  otras disciplinas que tiene al hombre como objeto se estudio. ¿Será acaso el alma aristotélica? ¿Sera la mente? Y si es la mente ¿Sera la mente como proceso psíquico sistémico en su relación con el organismo,  como procesos cognitivo o como entidad que abarca el consciente e inconsciente?  ¿Sera ese objeto de estudio la conducta y sus relaciones con el ambiente? En la antigüedad, el objeto de  estudio de la psicología era el alma, entendida por Santo Tomas como “animus” y  por Aristóteles como lo interior sensitivo, ambos proponían el uso de la razón y la voluntad como expresión subordinada al alma, puesto que en última instancias estas capacidades de la razón y la voluntad estaban sujetas a la dimensión espiritual, tema que por lo general impero en la filosofía escolástica por acción tomista-aristotélica. Sin embargo en la actualidad, este objeto de estudio ya ha sido descartado debido a la imposibilidad de enmarcarlo dentro de un método  empíricamente valido, en este sentido la introspección no llego a buen puerto, debido principalmente a que estas experiencias introspectivas caen en la fenomenología que a fin de cuenta esta plagada de idealismo.

Antes de contestar que método de estudio es el indicado para tratar al hombre, se debe de responder primero cual es el objeto de estudio de ese hombre, además de definir, si queremos estudiar al  hombre como una totalidad, es decir como organismo y mente,  o en partes,  como puede ser emocional o cognitivamente; también debemos definir si queremos analizar al hombre dentro de un enfoque sistémico o como ente individual independientemente del ambiente. ¿Podemos hacer un reduccionismo de la multidimencionalidad humana? o en su defecto podemos  - si así se lo enfoca- hacer una inducción de su particularidad. ¿Hemos inducido a lo factorial, la simplicidad del ser humano complicándonos su conocimiento? Parece que algunas teorías psicológicas están basadas en una o en otra propuesta.

La dimencionalidad humana se expresa en las relaciones sociales, en las diferentes facetas de esas relaciones, el hombre es teológico, filosófico, religioso, materialista, social, económico y político, la psicología como ciencia encargada del estudio de la conducta y de la mente del hombre, se proyecta en esas relaciones sociales subordinando el contenido de esas áreas a su acción, en otras ocasiones son estas áreas las que inundan con su contenido filosóficos o teológicos la dinámica psicológica. Es interesante observar y analizar cada una de las relaciones que la psicología tiene con algunas disciplinas o facetas del ámbito social y como se esclarece con la experiencia las influencias que se ejercen mutuamente. Algunas se interponen entre ellas, dependiendo de la fuerza teórica o creencias arraigadas de la persona o su grupo social, influyen de tal manera en su psicología que  superponen sus principios a ella, en algunos casos, la psicología de la persona  no se ve afectada por las otras disciplinas, ya sea porque sus intereses no son los mismos, o el objetivo de estudio es otro. Aun así, siendo la psicología inherente al hombre, las relaciones sociales se verán identificadas con ciertas clases de creencias que las predispondrán a relaciones positivas o negativas según sea el caso y las circunstancias.   

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